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El tratamiento inadecuado de la basura electrónica puede ocasionar graves impactos al medio ambiente y poner en riesgo la salud humana, advirtió el académico Hernán Urbina Joiro en sesión de la Academia Nacional de Medicina de Colombia realizada el  26 de febrero de 2015. Urbina hizo la presentación del libro “Basura Electrónica: cuando el progreso enferma al futuro”, editado por la Fundación Humanidad Ahora. Se trata de la primera revisión extensa que se hace de la evidencia disponible sobre el impacto de la basura electrónica en el medio ambiente y la salud humana. Esta basura (chatarra) electrónica, desechos electrónicos o basura tecnológica (en inglés: e-waste o WEEE) es conocida por el concepto RAEE (Residuos de aparatos eléctricos y electrónicos).

De acuerdo a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) un desecho electrónico es todo dispositivo alimentado por la energía eléctrica cuya vida útil haya culminado. La convención de Basilea por su parte define la chatarra electrónica como todo equipo o componente electrónico incapaz de cumplir la tarea para la que originariamente fueron inventados y producidos.

Problemas ambientales asociados

Existen diversos daños para la salud y para el medio ambiente generado por varios de los elementos contaminantes presentes en los desechos electrónicos, en especial el mercurio, que produce daños al cerebro y el sistema nervioso; el plomo, que potencia el deterioro intelectual, ya que tiene efectos perjudiciales en el cerebro y todo el sistema circulatorio. Además, el cadmio, que produce fallas en la reproducción y posibilidad incluso de infertilidad, entre otras cosas; y el cromo, que produce problemas en los riñones y los huesos. El plástico PVC es también muy utilizado. Un celular móvil, por ejemplo, contiene entre 500 a 1000 compuestos diferentes.

Estas sustancias peligrosas generan contaminación y exponen a los trabajadores en la fabricación de estos productos; también la colocación de este tipo de residuos en la basura, o al alcance de las manos de recicladores informales que los queman y trituran (para luego vender barato los elementos reutilizables que quedan), es poner en riesgo la salud de las personas y del ambiente, debido a que contienen componentes peligrosos como el plomo en tubos de rayos catódicos y las soldaduras, arsénico en los tubos de rayos catódicos más antiguos, trióxido de antimonio, retardantes de fuego, etc.

Mientras el celular, el monitor y el televisor estén en su casa, no generan riesgos de contaminación. Pero cuando se mezclan con el resto de la basura y se rompen, esos metales tóxicos se desprenden y pueden resultar mortales. Aunque la vida útil de estos equipos se estima en diez años, al cabo de unos tres o cuatro ya han quedado obsoletos debido a los requerimientos de los nuevos programas y las nuevas versiones de los sistemas operativos. Adquirir un nuevo equipo informático es tan barato que abandonamos o almacenamos un ordenador cuando todavía no ha llegado al final de su vida útil, para comprar otro nuevo, desconociendo el enorme costo ecológico que comporta tanto la producción como el vertido de ordenadores.

Los residuos electrónicos de los equipos informáticos generan una serie de problemas específicos. Por ejemplo, son tóxicos. Cuando estos compuestos son fundidos liberan toxinas al aire, tierra y agua. Otro problema es que suelen llevarse a los países del tercer mundo porque es rentable. Allí se convierten en receptores de esta contaminación.

Vertederos tecnológicos

Al día de hoy se sabe de la existencia de grandes vertederos donde los países occidentales vierten sus RAEE. El mayor vertedero del mundo de ese tipo se encuentra en China, concretamente en la ciudad de Guiyu, información que el propio gobierno chino ha confirmado Se calcula que en esa ciudad trabajan 150.000 personas para tratar la basura que llega, principalmente, de EE. UU., Canadá, Japón y Corea del Sur. En Guiyu se tratan los desechos electrónicos como si estuviéramos en el siglo XIX. Ahora no se puede encontrar agua potable en 50 kilómetros a la redonda. El 80% de sus habitantes trabajan en esa industria y presentan constantes problemas de salud. Los niños son los más perjudicados y el 80% de ellos tienen algún nivel de contaminación con plomo. En China, además de Guiyu, los principales basureros electrónicos se encuentran en Longtan y Tali, también en Cantón, en Taizhou (provincia de Zhejiang) y en la vecina Hunan.

La ONU estima que el 80% de la basura tecnológica generada en todo el mundo se exporta a países tercermundistas donde no existe ninguna regulación. Hoy  se habla cada vez más de otro gigantesco punto para verter RAEE localizado en Ghana, África y también en la India.

Posibles soluciones

  • Reducir la generación de desechos electrónicos.
  • Donar o vender los equipos electrónicos que todavía funcionen
  • Donar equipos rotos o viejos a organizaciones que los reparan y reutilizan con fines sociales.
  • Reciclar los componentes que no puedan repararse. Hay empresas que acopian y reciclan estos aparatos sin costo para los dueños de los equipos en desuso.
  • Promover la reducción de sustancias peligrosas que se usan en ciertos productos electrónicos que se venden en cada país
  • La responsabilidad extendida del productor en la cual luego de su uso por los consumidores el propio productor se lleva el producto, esto los impulsa a mejorar los diseños para que sean más sencillos de reciclar y reutilizar

En algunos países se multa a la gente que no se comporta responsablemente luego de consumir. Incluso algunos productos tienen un impuesto destinado a resolver la exposición final de esos materiales. Las propias empresas deberían contar con un sistema de reciclaje de sus propios productos, así todo el planeta se beneficiaría.

El Gobierno chino ha reconocido que el 70% de la basura electrónica de todo el mundo se vierte en China, que ha pasado a ser el mayor vertedero del mundo para los desechos electrónicos, según la Administración Nacional de Protección Ambiental. Cada año el planeta genera entre 20 y 50 millones de toneladas según el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), y contiene más de 700 elementos como plomo, cadmio y litio, la mitad de ellos nocivos para la salud y el entorno ecológico.

EEUU, los países europeos o Japón tienen capacidad para tratar sus desechos pero debido a su legislación y al alto costo que implica prefieren enviarlos al tercer mundo. Los “importadores” chinos, no sólo no pagan sino que reciben dinero por esos materiales, que suelen pasar al mercado de segunda mano sin haber recibido el tratamiento despojarlos de su toxicidad.

En la sesión de la Academia a la que nos referimos, estuvieron presentes varios expertos pertenecientes al Ministerio de los TIC en Colombia, el Gerente de Ecocomputo, el embajador Carlos Rodado Noriega, los ex ministros María Teresa de Saade y José Félix Patiño, y otros académicos. Muchos de estos expertos tomaron la palabra para narrar sus experiencias, sus puntos de vista, y las medidas que en Colombia se están tomando para corregir el problema.

El conferencista, Hernán Urbina Joiro, es un internista-reumatólogo, pero también escritor y periodista colombiano, cuya obra literaria ha sido premiada y distinguida con distintas condecoraciones nacionales. Es miembro de número de la Academia Nacional de Medicina, de su homóloga de Cartagena, y de varias sociedades científicas nacionales y del exterior. Se le considera, además, uno de los mejores compositores e investigadores del vallenato contemporáneo.

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