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La Académica María Claudia Ortega López escribió una carta abierta en el diario EL ESPECTADOR de Bogotá. Dice así:
Como un resultado de la actual pandemia por coronavirus COVID19, los médicos y los trabajadores de la salud hemos vuelto a ser considerados por nuestros congéneres, como seres fundamentales de la estructura, desempeño y desarrollo de una sociedad sana y equilibrada en términos físicos y psicosociales.
A principios de los años noventa nace la Ley 100 como una herramienta jurídica al servicio de la ciudadanía en favor de la salud de todos los connacionales. Su espíritu no puede ser más noble;cobertura y atención en salud integral para toda la población, obtenida bien sea por la capacidad de pago de cada individuo laboralmente activo en el régimen contributivo o como beneficiario del régimen subsidiado(SISBEN).En términos generales, hoy todos tenemos atención en salud de alta calidad y de lejos, sobresaliente con respecto a la mayoría de nuestros vecinos de la región.
¡Merecido aplauso; ha sido un esfuerzo inmenso!
Pero contrario al juego; “todos ponen, todos ganan” el personal de salud y los médicos en particular, somos los que “hemos puesto” de manera solidaria, paciente y silenciosa, esperanzados también en ganar. En este contexto, la inversión de nuestros recursos económicos, de nuestras propias familias o a través de onerosos préstamos, sumado al esfuerzo humano de lo que significa invertir hasta más de trece años de nuestras vidas para poder ejercer como supra especialistas, no lo hemos visto compensado en la misma proporción esperada, distinto al aplauso coyuntural ante una grave amenaza. “Cuando el avión se cae, el ateo reza”.
Cómo nos gustaría que nuestros pacientes nos trataran con el mismo cariño y respeto de siempre.