Visitas: 65
La revista Semana narró cómo a bordo de una ambulancia improvisada, Roberto Liévano Perdomo se convirtió en un héroe en el caos del 9 de abril de 1948. El viernes 9 de abril de 1948, Roberto Liévano tenía 20 años y estudiaba Medicina. Ese día, la ciudad “tranquila y acogedora” que recuerda se transformó. A la 1 y 30 de la tarde, tras asistir a una cátedra en el Hospital San Juan de Dios, se bajó de un tranvía y se topó con obreros borrachos que gritaban: “¡Mataron a Gaitán!”. Así entendió que el Bogotazo había comenzado. Al día siguiente, junto a un pariente, montó una ambulancia improvisada, fijó en la tapa del motor una sábana con una cruz roja cosida y empezó a ayudar “entre incendios, saqueos y disparos”. Atendió a militares heridos y también se unió a un grupo de voluntarias con las que recogió heridos entre los muertos del centro. Donde llegaba encontraba dolor, pero también los aplausos de la gente. Liévano, que vive hoy en Neiva y es presidente honorario de la Cruz Roja Colombiana (CRC), es el único voluntario del Bogotazo del que aún se tiene noticia.
La labor de personas como él le sirvió a la CRC para impulsar la ley que permitió la creación del Socorro Nacional en 1949. Desde entonces, la organización tiene el mandato de atender calamidades públicas y asistir a poblaciones vulnerables o afectadas. Roberto Liévano Perdomo es egresado de la Universidad Nacional, co-fundador y Médico Jefe de la Oficina del Instituto Seguro Social del Huila en Neiva y Fundador y Presidente de la Cruz Roja Colombiana – Seccional Huila. Además, es miembro de las juntas directivas nacionales del Instituto Colombiano de los Seguros Sociales, del Instituto Nacional de Cancerología y de la Cruz Roja Colombiana. Ocupó la Dirección del Hospital General de Neiva, fue concejal y Presidente del Concejo Municipal de Neiva, Viceministro de Salud, Ministro de Salud, Ministro Plenipotenciario ante el Primer Congreso Mundial de Salud en Alma-Ata (República de Kazakstán), Senador de la Republica, Miembro del Parlamento Andino en representación del Honorable Senado de la Republica, Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de Colombia ante la República de Bolivia y Cónsul en Neiva de la Escuela Naval de Cadetes José Prudencio Padilla de Cartagena.