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Los factores detonantes no han cambiado: la hipertensión arterial, el cigarrillo, las enfermedades arterioescleróticas y un grupo de desencadenantes que están clasificadas como otras y que incluyen enfermedades inflamatorias o entidades que las desencadenan. El ACV ha tenido una transición epidemiológica y se presenta con mayor incidencia en jóvenes y de curso más grave. En estos pacientes buscamos el contacto o uso con drogas tipo cocaína y anexos.
Por Remberto Burgos de la Espriella
Todo empezó de pronto. Dos meses de síntomas cambiaron al individuo y lo fueron aislando del medio. Tenía cerca de 4 décadas sin verlo y me sorprendió su llegada a la consulta. Acompañado de su esposa y apoyado en el bastón de madera llegó caminando inestable. Tenía 70 años y contaban que estos dos meses fueron un tormento. Empezó con dificultades en la visión, no podía ver del lado derecho y la luz por ese lado se fue apagando. Luego la visión central y esto ahogó la luminosidad de los ojos. La enfermedad siguió progresando y los exámenes médicos no lograban comprender lo que sucedía. Hace 10 días se afectó el lenguaje y desarrolló una afasia nominal. Entendía lo que se hablaba, pero en el momento de definir o precisar el nombre la palabra precisa se fugaba y le obligaba a dar vueltas al tema. Le molestaba no encontrar el término adecuado y en el bastón descargaba su ira. Su estado neurológico lo separó del entorno: ciego y sin poder comunicarse con definición.
Fue estudiado con seriedad y disciplina. Los exámenes solo demostraron una enfermedad vascular progresiva y en las dos resonancias se veía el cerebro como un firmamento azul lleno de nubes. Estas, las lesiones isquémicas de los accidentes vasculares que presentó, y que comprometían las áreas responsables de la visión y del lenguaje. Se veían groseras en un cerebro sano. Las vías que llevaban el oxígeno fueron analizadas y en ellas la panangiografía demostró lesiones estenóticas en ambas vértebras. Los estudios sistémicos dentro de límites normales y el marcapaso que utiliza solo tenía una efectividad del 10% cuando era encendido. Esta fue la presentación del accidente isquémico, múltiple, que lesionó la vida de este enfermo.
El Accidente Cerebro Vascular (ACV) se produce cuando se interrumpe o se reduce el flujo de sangre a una parte del cerebro lo que impide que reciba oxígeno y sus nutrientes. En un tiempo muy corto, las células cerebrales comienzan a morir. Los accidentes cerebrovasculares son la segunda causa de muerte en el mundo y la primera en discapacidad. Hay una tasa de mortalidad del 28 y una prevalencia de 142 por cada 100.000 respectivamente. Se calcula que en USA ocurren 700.000 casos nuevos/año.
Hay factores generales que modifican o condicionan la incidencia del ACV: distribución geográfica, sexo, etnia y mezcla de razas, nivel socioeconómico y contaminación del aire. No olvidar en nuestro país el papel que juega el analfabetismo en la evolución de la enfermedad. Con fines académicos y mejor comprensión se usa la clasificación en isquémicos o hemorrágicos con una incidencia de 80 y 20%. Es un problema mayúsculo en salud pública y un gran dolor de cabeza para las autoridades lograr que las campañas sigan en forma continua. Llegan, están un tiempo corto y tristemente desaparecen.
Los factores detonantes no han cambiado: la hipertensión arterial, el cigarrillo, las enfermedades arterioescleróticas y un grupo de desencadenantes que están clasificadas como otras y que incluyen enfermedades inflamatorias o entidades que las desencadenan. El ACV ha tenido una transición epidemiológica y se presenta con mayor incidencia en jóvenes y de curso más grave. En estos pacientes buscamos el contacto o uso con drogas tipo cocaína y anexos.
El cerebro habla y se expresa de acuerdo con el área que se toque. Arteria como la cerebral media cuando se ocluye produce severas alteraciones en el lenguaje y motora, una pequeña rama la alteración en el habla será selectiva. La cerebral posterior tendrá alteraciones en la visión y el pronóstico por la lesión en tallo cerebral de la estenosis u oclusión de la basilar es muy complejo. Lo importante es reconocer esta enfermedad y saber que es una emergencia médica: se debe consultar de inmediato pues los grandes déficits están precedidos en un 25% por déficit leve (amaurosis fugax) a los cuales no se les presta atención.
El tratamiento inicial debe ser integral y comprometer a toda la familia. Las medidas preventivas y el control de los factores de riesgo es una necesidad por la salud del enfermo. La rehabilitación, tema difícil de tratar en el país, es una tarea muy complicada y que muchos de los enfermos abandonan antes de tiempo. No existen centros de rehabilitación en Colombia cuya misión sea reintegrar a este individuo a la sociedad. Los que hay, muy escasos, usualmente no están disponibles. Esto concluye tristemente la enfermedad de estos pacientes quienes descuidaron los factores de riesgo y terminan encerrados en sus síntomas.
Artículo publicado originalmente en El Heraldo
El doctor Remberto Burgos de la Espriella ha sido Presidente de la Asociación Colombiana de Neurocirugía, Presidente Honorario de la Federación Latinoamericana de Neurocirugía.
Miembro de Número de la Academia Nacional de Medicina de Colombia.