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La Alianza centenarios es un proyecto patrocinado por varias entidades (COOSALUD, CIISA-Centro de Investigación e Innovación en Salud, la Universidad EIA, la Universidad de la Costa, la Clínica de la Costa, Soluciones Moleculares) y coordinado por el Académico Juan-Manuel Anaya. Los centenarios son el fenotipo extremo de la longevidad y se constituyen en un grupo poblacional muy interesante para estudiar desde el punto de vista demográfico, clínico y biológico. La intención del proyecto es crear también un biorepositorio para el análisis y descubrimiento de biomarcadores de longevidad.
La información obtenida es conocimiento que se transfiere a la comunidad científica y a los pacientes, la integración de datos se hace con ayuda de la inteligencia artificial. El estudio a centenarios se hace mediante evaluación de variables personales y familiares, a través de un cuestionario semi-estructurado aplicado por investigadores de la Alianza y que analiza aspectos demográficos, clínicos, nutricionales, funcionales, estilos de vida, análisis bioquímicos, entre otras variables. El proyecto no se centra solamente en los centenarios y sus familias sino también en sus cuidadores (en su mayoría mujeres), que dedican un promedio 42 horas a la semana al cuidado y adicionalmente hacen labores del hogar.
La longevidad es un concepto integral, afirma la Dra. Sandra Casteblanco, del Centro de Memoria y Cognición Intellectus, y la Alianza Centenarios. Consiste básicamente en tener la capacidad de mantenerse vivo y funcional durante la mayor cantidad de años posibles y aborda factores individuales, sociales, ambientales y genéticos.
La longevidad ha sido vista históricamente como un problema por las enfermedades que acarrea y los gastos que conlleva, pero la importancia de la longevidad debería radicar en la posibilidad de aprovechar al máximo el tiempo adicional de vida, fomentando la salud, el bienestar y la contribución a la sociedad. Los avances tecnológicos, el control de patologías crónicas y los desarrollos científicos han aumentado la esperanza de vida y aún más en países desarrollados.
Para la OMS esta es la década del envejecimiento y propone 4 áreas de acción para trabajar: cambiar la forma de pensar y actuar hacia el envejecimiento, asegurar que las comunidades fomenten las capacidades de las personas mayores, ofrecer atención integral centrada en la persona y brindar acceso a la atención a largo plazo.
Cómo vivamos será determinante para saber cómo envejeceremos porque el envejecimiento no comienza a una edad madura, es un proceso fisiológico que se desarrolla desde el momento del nacimiento.
El cómo envejecemos depende de muchos factores que se congregan en los que podemos denominar la forma de vida. El modo, que incluye la educación, estructura familiar y ocupación, el estilo con los hábitos y la sociabilidad, las condiciones de medio ambiente y posibilidades de acceder a la salud y el nivel económico que incluye ingresos, calidad de vida y estrato socioeconómico. Entre mayor satisfacción de vida, mayor posibilidad de ser longevo, además de las condiciones inmunológicas, mentales y genéticas.
Las oportunidades deberían centrarse en aprovechar las condiciones. La tecnología se ha puesto a prueba con las teleconsultas pero también debería ser una oportunidad para vencer el aislamiento y la soledad que acompañan a algunos ancianos. En el ámbito económico, las oportunidades laborales y la productividad deben replantearse como ocurre en otros países con la economía plateada, que ofrece alternativas en aspectos como la formación o el empleo para que los mayores permanezcan activos en una sociedad cada vez más digital.
Estamos precodificados para ser longevos o no? El Dr. Juan Esteban Gallo, profesor de la Universidad EIA y participante de la Alianza Centenarios explica que la longevidad es un factor de respuesta a diversos estímulos (nutrición, medio ambiente, forma de vida, etc.).
Se han estudiado los mecanismos de longevidad molecular al punto de identificar más de 1400 genes sobreexpresados (con una gran cantidad de copias) en centenarios como el gen BCL-XL. Al inducir esta sobreexpresión del gen en individuos que no la tenían como un grupo de septuagenarios lograron incrementar la producción de linfocitos y reducir la senescencia (proceso de envejecimiento celular).
Decenas de estudios de centenarios se han realizado mediante diversas técnicas moleculares con un objetivo similar, encontrar la clave de la longevidad y se espera que las tecnologías de secuenciación permitan los mejores resultados. Una de las conclusiones determinó que los centenarios y sus hijos tienen más copias de DNA mitocondrial que los individuos de control.
La Revista Medicina acaba de publicar una edición especial dedicada a longevidad y centenarios que profundiza en todos los aspectos analizados en el foro y otros más que merecen ser analizados.
La edición especial de Revista Medicina Longevidad y Centenarios
El foro completo Longevidad y centenarios en FORO: LONGEVIDAD Y CENTENARIOS
Nota-resumen. Victoria Rodríguez, responsable plataformas digitales Academia Nacional de Medicina