El académico Juan Manuel Anaya Cabrera nos ha enviado TRES comentarios acerca del «Lancet-gate», como lo han llamado algunos es un evento excepcional. Ver https://www.spectator.com.au/2020/06/lancet-gate/
PRIMERO. No solo le ocurrió a Lancet sino al NEJM. Lo que hicieron Merha y colaboradores es de un descaro y gravedad inmensa. Gran responsabilidad recae sobre ellos. Pero también hay responsabilidad de los revisores de sus artículos. Son los revisores quienes tienen la responsabilidad de juzgar y aconsejar a los editores sobre la publicación de un artículo. Pero también son responsables los lectores, quienes tenemos la responsabilidad de legitimar y refutar (K Popper). Bastaba leer los artículos para sospechar la falta de integridad de los datos, las astucias estadísticas y la falta de ética.
SEGUNDO. Estos autores utilizaron un registro multinacional (“Surgisphere”) para llevar a cabo los análisis. Ese mismo registro les había previamente permitido a los mismos autores publicar que “la enfermedad cardiovascular subyacente se asocia con un mayor riesgo de muerte intrahospitalaria en pacientes COVID-19”, sin mencionar en este análisis, de los mismos datos, la HCQ [NEJM]. Estas dos publicaciones (NEJM y Lancet] son fragmentadas (publicaciones «salami»); es decir, el estudio observacional se partió en porciones que se publicaron como artículos independientes en diferentes revistas, y deben ser leídas con cuidado. En palabras de los autores, el estudio publicado en Lancet debe ser interpretado con cautela. Esto mismo fue lo que escribieron los autores al final de su artículo en Lancet: «Debido al diseño del estudio observacional, no se puede excluir la posibilidad de factores de confusión no medidos. (…) Una relación de causa y efecto entre la HCQ y la supervivencia no debe inferirse. Se requieren ensayos clínicos aleatorizados antes de poder llegar a alguna conclusión. Tampoco se estableció si la asociación de mayor riesgo de muerte en el hospital estuvo directamente relacionada con el riesgo cardiovascular, ni tampoco realizamos un análisis de dosis-respuesta del fármaco con los riesgos observados».
TERCERO. El evento será discutido en clases de bioética. Un mal ejemplo. Le he dado una lectura y contexto con una historia reciente en Colombia. Lo que Mabel Torres hizo con el ganoderma y el abuso de los pacientes con Cáncer y vaya uno a saber con quien más, ha debido merecer una comisión de verificación (que solicité infructuosamente). Nunca pasó nada. Muchos nos pronunciamos pero a nadie (o casi) le importó.
FINAL: La ciencia continua. Esto ha sido excepcional. Seguirá siendo una coincidencia, y una salvación. Recordemos que no se hace sola (ver imagen a continuación). Exige una cadena de valor ético en la que todos somos responsables.
La corrupción de la ciencia con fines políticos o financieros es un signo de los tiempos. Rebeca Weiss.
Y luego nos llega la siguiente publicación: https://www.recoverytrial.net/news/statement-from-the-chief-investigators-of-the-randomised-evaluation-of-covid-19-therapy-recovery-trial-on-hydroxychloroquine-5-june-2020-no-clinical-benefit-from-use-of-hydroxychloroquine-in-hospitalised-patients-with-covid-19
Se trata de resultados del Estudio Recovery. No se contradijo la hipótesis nula y, por supuesto, se respeta el rigor, la prudencia y la paciencia necesarias del método científico (atentos, no obstante a la publicación). «Aunque es decepcionante que la HCQ haya demostrado ser ineficaz, nos permite centrar la atención y la investigación en medicamentos más prometedores». De los efectos secundarios no se habla… Qué bueno que nos indicaran el resultado de los otros tratamientos, incluyendo el de plasma de convalecientes.