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Por Remberto Burgos
Las dificultades para dormir en Colombia son frecuentes y se han incrementado después de la pandemia. Estudios múltiples han demostrado que cerca del 33% de los colombianos presenta insomnio y el 25% apnea del sueño. El insomnio es lo más frecuente en el grupo de edad entre los 20 y 80 años y según la Asociación de Medicina para el Sueño, 4 de cada 10 tienen esta alteración. La OMS ha clasificado cerca de 80 alteraciones en el dormir y de estos corresponde al insomnio crónico el 10% y al agudo 40%. Aterra pensar que el 59% de los colombianos tiene patología del sueño. El estrés, la ansiedad, el desempleo y los problemas económicos ocasionan el 40% de las alteraciones del sueño. Pero estas dificultades generan también 40% de los problemas, 35% ansiedad y 15% en problemas de atención y memoria. Es un partido de ping-pong: lo que genera insomnio y cómo este responde con aumento de la patología en salud mental. Hay ya asociaciones genéticas entre los rasgos del sueño y el envejecimiento cognitivo en la población latina.
El insomnio es la dificultad para conciliar el sueño o permanecer dormido. Se considera que no dormir tres noches durante una semana en tres meses, y la angustia secundaria son entre otros algunos de los parámetros. Hay causas directas del insomnio agudo: situación perturbadora o trauma, dolor físico, estrés, medicamentos o cambios en los hábitos que altera el ciclo vigilia-sueño. El que dura más de tres meses o crónico tiene estos factores: alteraciones médicas que desencadena dolor, diabetes, apnea del sueño y por supuesto toda una cantidad de medicamentos que alteran el ciclo de descanso del paciente.
El sueño como el apetito y la sed debe ser algo natural. Es el descanso o pausa que necesita el organismo para ajuste de metabolismo, fijar elementos de memoria, desechar lo inocuo y prepararse para el día siguiente. No debe ser forzado, es algo natural que proviene del mismo organismo y que nos relaja. Pasamos 20 años de la vida durmiendo y es la forma como el reloj biológico hace su fisiología y trabajo. Las causas del insomnio son múltiples: alteraciones mentales o psiquiátricas como la ansiedad y la depresión son factores primordiales. El miedo y la tensión psíquica alargan el periodo de no dormir. Las enfermedades de origen orgánico que producen dolor es otro elemento para tener en cuenta. La ingesta de sustancias y entre estas señalamos el alcohol con despertares muy frecuentes. La abstinencia de sedantes o hipnótico es una causa común al abordar este tipo de pacientes.
Al día siguiente el paciente que no ha dormido se encuentra ansioso, con falta de energía, fatiga y mucha dificultad para hacer las actividades cotidianas. Hay marcada tendencia hacia la depresión y especialmente en mujeres (2-1). El crónico tiene muchos elementos desencadenantes, uno de ellos es el temor de sufrir de insomnio esa noche. Una pésima noche, la anticipación a la sensación de no dormir o el pobre rendimiento durante el día son elementos que perpetúan el insomnio. El buen y reparador sueño expresa salud física y mental.
Columna publicada originalmente en EL HERALDO
El Académico Dr. Remberto Burgos de la Espriella es neurocirujano. Ha sido presidente de la Asociación Colombiana de Neurocirugía, presidente Honorario de la Federación Latinoamericana de Neurocirugía y es Miembro de Número de la Academia Nacional de Medicina de Colombia