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La mutilación genital femenina es una violación de los derechos humanos de  mujeres y niñas.

 

Autor: PÍO IVÁN GÓMEZ SÁNCHEZ. MD, MSc. Ginecobstetra, Epidemiólogo.
– Fellow of the American College of Obstetricians and Gynecologists.
– Senior Medical Advisor. Fos Feminista, Nueva York
– Miembro Academia Nacional de Medicina

 

La Mutilación Genital Femenina (MGF) es reconocida internacionalmente como una violación de los derechos humanos de  mujeres y niñas. Refleja una desigualdad entre los sexos muy arraigada, y constituye una forma extrema de discriminación de la mujer. Es practicada casi siempre en menores y constituye una violación de los derechos de la niña. Asimismo, viola los derechos a la salud, la seguridad y la integridad física, el derecho a no ser sometida a torturas y tratos crueles, inhumanos o degradantes, y el derecho a la vida en los casos en que el procedimiento ocasione la muerte. Se estima que anualmente tres millones de niñas sufren MGF que suele realizarse sin anestesia, utilizando tijeras, cuchillas, cucharas calientes  o tapas de latas, que pueden ocasionar infecciones mortales. Más de 200 millones de mujeres y niñas actualmente han sido objeto de la MGF en  30 países de África, Oriente Medio y Asia como Yemen, Iraq, Malasia, Indonesia. Se ha reportado en ciertos grupos étnicos de Sudamérica, menor proporción de Centroamérica  y algunas comunidades inmigrantes de Occidente.

Desde el año 2020, la pandemia de COVID-19 ha afectado de manera importante la salud de mujeres y niñas, engendrando una pandemia en la sombra que obstaculiza el lograr la meta 5.3 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible  relacionada con la eliminación de todas las prácticas nocivas, incluida la mutilación genital femenina.

La mutilación genital femenina se clasifica en cuatro tipos:

Tipo 1 – Clitoridectomía: resección parcial o total del clítoris y en casos muy infrecuentes solo del prepucio clitoridoano (“Shaving”).

Tipo 2 – Excisión: consiste en la resección parcial o total del clítoris y los labios menores  con o sin excisión de los labios mayores .

Tipo 3 – Infibulación: consiste en el estrechamiento de la abertura vaginal, que se sella, procediendo a cortar y recolocar los labios menores o mayores, a veces suturándolos, con o sin clitoridectomía.

Tipo 4 – Todos los demás procedimientos lesivos de los genitales externos con fines no médicos, tales como la perforación, incisión, raspado o cauterización de la zona genital.

Por desinfibulación, se designa a la técnica consistente en practicar un corte para abrir la abertura vaginal sellada de una mujer previamente sometida a infibulación, lo que suele ser necesario para mejorar su estado de salud y bienestar y para hacer posible el coito o facilitar el parto. Las complicaciones inmediatas pueden incluir además del intenso dolor, hemorragia, infección, lesiones de tejidos vecinos (vejiga, recto) e incluso la muerte. Las consecuencias a largo plazo pueden ser: Dispareunia, disfunción sexual,  infección urinaria, dismenorrea, infecciones vaginales, cicatrices queloides, parto distócico, trastornos psicológicos, entre muchas otras. A veces es necesario realizar nuevas intervenciones quirúrgicas, por ejemplo, cuando después de una infibulación (tipo 3) le practican un corte para hacer posible el coito y/o el parto (desinfibulación); en ocasiones esta mujer es sujeta a nueva infibulación, cosa que acrecienta los riesgos tanto inmediatos como a largo plazo.

Un papiro griego fechado en el año 163 antes de nuestra era menciona la operación que se les realizaba a las niñas en Memphis, Egipto, a la edad en la que recibían su dote, lo que respaldaría la idea de que la mutilación genital femenina se originó como una forma de iniciación para las mujeres jóvenes. Aetios en su obra Ginecología y Obstetricia del siglo VI refiere: “Visto como una deformidad y un motivo de vergüenza, el clítoris generaba irritación por el roce continuo contra las ropas, lo que estimulaba el apetito por las relaciones sexuales”. Ante esta situación, los egipcios consideraban adecuado extirparlo antes de que se volviera demasiado grande, especialmente cuando las niñas estaban a punto de contraer matrimonio.

Según la historiadora norteamericana Mary Knight, autora del artículo “¿Corte curativo o Mutilación Ritual? Algunas conjeturas sobre la práctica de la circuncisión masculina y femenina en el Egipto greco romano”, las motivaciones médicas probablemente estaban mezcladas con razones rituales, morales y sociales a favor de la continuación de una práctica que inicialmente ha sido estrechamente efectuada y cuyos motivos originales probablemente fueron olvidados hace mucho tiempo. Mucho tiempo después, concretamente en el siglo XIX, los ginecólogos de Inglaterra y de los Estados Unidos realizaban clitoridectomías para tratar diferentes síntomas psicológicos, como por ejemplo “la masturbación y la ninfomanía”.  El autor Gollaher escribió: “Las cirugías que observamos en la Inglaterra victoriana y en los Estados Unidos se basaban principalmente en una teoría actualmente desestimada llamada neurosis refleja, que sostenía que muchos desórdenes como la depresión y la neurastenia estaban originados por la inflamación genital”. “Es la misma teoría detrás de la medicalización de la circuncisión masculina a fines del siglo XIX”, agregó.

Sólo en los últimos tiempos la mutilación genital femenina ha sido reconocida internacionalmente como una violación a los derechos humanos de las mujeres y las niñas. Suecia fue el primer país de Occidente en prohibir la mutilación genital femenina, seguida en 1985 por el Reino Unido. En los Estados Unidos se hizo ilegal en 1997, el mismo año en que la Organización Mundial de la Salud lanzó una pronunciación conjunta con UNFPA y  UNICEF contra esta práctica. Actualmente, la mutilación genital femenina es considerada un crimen en la gran mayoría de los países.

El 4 de diciembre de 2012 se realizó la cuarta conferencia de la organización intergubernamental sobre el rol de la mujer en los países en desarrollo  en Yakarta, Indonesia, allí el titular de la Organización de Cooperación Islámica  llamó a abolir la mutilación genital femenina: “Esta práctica es un ritual que ha sobrevivido a lo largo de los siglos y que debe ser detenida. El Islam no la respalda”, manifestó su secretario general, Ekmeleddin Ihsanoglu.

En América Latina hay cierta evidencia anecdótica de la práctica en grupos indígenas desde Brasil y Ecuador hasta México, aunque se cree que en la mayoría ha sido erradicada o ha desaparecido. En Colombia existe la etnia  Embera, el segundo pueblo indígena más grande en número de habitantes de Colombia (250.000), pueblo que se extiende más allá de los límites de este país hacia Ecuador en el sur y Panamá en el norte; de hecho, UNFPA está investigando la posible existencia de casos en esos dos países. Se han reportado casos de MGF en el grupo Embera Chamí que  se localiza en los departamentos de Risaralda, Caldas, Antioquia, Valle del Cauca y Quindío en Colombia. Algunos historiadores creen que esta práctica inició en el siglo XVIII, entre las hipótesis se cree que fue implementada por monjas católicas o fue copiada de comunidades de esclavos provenientes de Malí, África. En una entrevista a una mujer Embera Chamí menciona: “Lo hacen dizque con una tijera o con una cuchilla o lo queman con una cuchara, la ponen a calentar en el fuego, en una leña, y lo van machucando para que se vaya chamuscando el clítoris de la niña“.  En agosto de 2017 una niña Embera recién nacida del municipio de Trujillo murió por una infección luego de que se le practicara la ablación genital. Desde hace varios años se ha venido trabajando con los líderes indígenas en programas de educación para informarle a la comunidad sobre los mitos y la realidad de la mutilación genital femenina, sin embargo siguen apareciendo casos aislados ocasionalmente.

Como profesionales de la salud apoyamos el Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación¹, seguiremos investigando sobre el tema en nuestra región y trabajando con diferentes Organismos Internacionales para abolir este flagelo que es una flagrante violación de los derechos humanos de mujeres y niñas.

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[¹] La subcomisión de Derechos Humanos de la ONU adoptó el 6 de febrero como día internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina  en referencia al 6 de febrero de 2003, fecha en la que Stella Obasanjo, primera dama de Nigeria y portavoz de la Campaña contra la Mutilación Genital Femenina, realizó una declaración oficial sobre “Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina” en África durante la conferencia organizada por el Comité Inter-Africano en Prácticas Tradicionales que afectan a la Salud de Mujeres e Infancia

 


Dr. Pío Iván Gómez Sánchez

El Dr. Pio Iván Gómez Sánchez, es médico cirujano, especialista Gineco-Obstetricia y Epidemiología, Magíster en Salud Sexual y Reproductiva. Miembro Correspondiente de la Academia Nacional de Medicina.

Fellow del American Congress of Obstetricians and Gynecologists (ACOG), Fellow en Anticoncepción de la Sociedad Canadiense de Obstetricia y Ginecología, Fellow en Cirugía Laparoscópica avanzada del Instituto de Medicina Reproductiva de Annandale, Virginia(USA).

Senior Medical Advisor  de Fòs Feminista, Nueva York.

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