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Reconstrucción realizada por la policía de Cuba del rostro de Enriqueta Favez. (Foto: Cortesía de Julio César González Pagés)

 

En el día Internacional de la mujer repasamos la historia de Enriqueta Favez, considerada la posible primera mujer médica de América.

Se dice que Enriqueta Favez nació en una familia de la burguesía de Lausana, Suiza, en torno a 1791. Se casó con un soldado francés a la edad de 15 años (c. 1806). Tres años más tarde, tanto su marido como su hija murieron.

Favez permaneció en París y entró a estudiar medicina en la Sorbona, tomando la vestimenta y la identidad de un oficial del ejército, su difunto marido. Después de la graduación, trabajó como cirujana del ejército francés durante las Guerras Napoleónicas, hasta que fue capturada por las tropas de Wellington en España. Todo esto bajo la apariencia de un hombre. Se cree que con pantalones y traje militar, Enriqueta siguió a su marido a la guerra y luego, cuando éste murió en la batalla, ella tomó su posición en la línea de combate.

Después de la guerra, Favez fue a Cuba en 1819, procedente de la colonia francesa de Guadalupe, para comenzar una nueva vida bajo el nombre de Enrique Favez. En 1823 ya era un renombrado cirujano, se había casado por la iglesia con una lugareña, llamada Juana de León, y llevaba una vida de reconocimiento por su profesión, hasta que en 1824, una denuncia de su esposa llevó a un grupo de médicos cubanos a investigar el origen de los rumores que ya corrían por la isla. Enriqueta se vió obligada a tomar un examen médico al que primero se negó, después confesó al grupo de médicos su verdadera identidad para evitar el examen, pero a pesar de sus súplicas el examen fue realizado.

En el informe del proceso judicial, que aún se conserva en el Archivo Nacional de Cuba, todavía pueden leerse los resultados de aquella inspección. La persona examinada “se hallaba dotada de todas las partes pudendas propias del sexo femenino”, por lo que era “real y perfectamente mujer“. El doctor Enrique era en realidad, Enriqueta Favez.

 

Favez fue condenada a una pena de prisión en La Habana. A la edad de 33, fue puesta en libertad y fue a vivir con familiares en Nueva Orleans, EE. UU., que pronto hicieron que ingresara en un convento para proteger el nombre de la familia.

Como hermana Magdalena, siguió prestando asistencia médica a los pobres, y más tarde se convirtió en  una misionera en México. Murió en Nueva Orleans a la edad de 65 años. El historiador Julio César González Pagés, logró localizar su tumba en Nueva Orleans antes de que fuera destruida por el huracán Katrina.

“Cuando viaja a América ocurre un proceso muy interesante, porque se convierte en la primer mujer en ejercer la medicina no solo en Cuba, sino también en América Latina“, asegura González Pagés.

 

Otro elemento destacable de esta mujer en su profesión es que era cirujana. Cuando hace el examen para revalidar su título ante el Protomedicato de La Habana se convierte, además, en uno de los tres únicos médicos cirujanos en el área del Caribe en esa época”, añade el historiador.

Cuando el buque con destino a Nueva Orleans zarpó de La Habana a mediados de 1824, Enriqueta Favez dejó atrás las costas de Cuba. Nadie fue a despedirla al puerto.

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