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La Cátedra de Humanismo Médico del 28 de septiembre, tuvo la presencia del Académico Dr. Álvaro Rodríguez Gama con la presentación de su charla sobre “El lenguaje de la ciencia”.

 

El Dr. Álvaro Rodríguez Gama es médico cirujano de la Universidad Nacional de Colombia, médico Psiquiatra de la misma universidad, profesor titular de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia y director académico de posgrado Médico-Quirúrgico. Medalla al mérito universitario de la UNAL y premio Nacional de Ciencias de la Salud. Autor del Diccionario Académico de la Medicina, diccionario virtual con más de 16.000 términos de 39 especialidades médicas.

 

El lenguaje de la ciencia es uno de los aspectos fundamentales de la comunicación moderna.

Importancia del lenguaje. Las facultades mentales del ser humano lo distinguen del resto de las especies, especialmente la inteligencia y el lenguaje. Se han catalogado cerca de 7.120.000 especies animales, y el ser humano ha logrado “conquistar” y “someter” a muchas de ellas a través de la inteligencia y también el lenguaje. No se sabe con exactitud cuando surge el lenguaje, algunos antropólogos creen posible de acuerdo a hallazgos fósiles que pudo darse hace cerca de 500.000 años, dadas las condiciones morfológicas mínimas requeridas para producir sonidos guturales. También aparecen otras primeras formas de comunicación como la pintura rupestre que se aprecia en lugares como las cuevas de Altamira en España y el parque natural de Chiribiquete en Colombia, y la arcilla como elemento básico para imprimir mensajes.

En el siglo V a. de C., ya existían algunas formas de papel, usando el tallo del papiro -que se machacaba y extendía-, se hacían láminas donde se registraban mensajes. Otro hito que no puede dejar de mencionarse es la imprenta de Gutenberg que dio pie a la posibilidad de difusión de todo el conocimiento humano que hasta entonces era restringido a las personas de la nobleza, el clero y uno que otro filósofo y científico.  A partir de allí el mundo cambió y de un registro de cerca de 2.000 títulos distintos en la época de Cervantes y Shakespeare pasamos a la era de la sistematización, la aparición de Big Data, la Inteligencia artificial y las grandes plataformas de comunicación electrónica. Se calcula que actualmente hay cerca de 148 millones de títulos diferentes, estamos en el siglo de la información, el siglo de la comunicación.

 

Lenguas del mundo

Son producto de una gran diáspora. Se calcula en miles los migrantes que salieron desde el centro de África buscando mejores condiciones climáticas para la agricultura y la ganadería que permitiera su supervivencia. Abriéndose paso por el mundo pasaron por el Estrecho de Bering y empezaron su colonización, en la medida que no había mucha interacción entre los grupos humanos, cada uno fue desarrollando su sistema de comunicación. Se calculan entre 5.000 a 7.000 las lenguas del mundo, pero sólo un porcentaje muy pequeño cuenta con más de 100.000 hablantes. Entre las lenguas más habladas en el mundo como lenguas nativas están el Chino Mandarín, Español, Inglés, Hindi y Árabe, con diferentes escrituras y trazos lo que dificulta la comunicación entre grupos poblacionales. Estas lenguas han acompañado el crecimiento de los países y la difusión de sus propias culturas. ¿Pero hasta dónde podemos los seres humanos de manera individual manejar palabras, glosarios o entender dialectos? Un niño de 2 años maneja frases de 3 palabras, uno de 4 maneja 1.500 palabras, y entre los 4 y los 6 años avanza tanto que llega a entender 15 mil palabras -se considera que es la época adecuada para introducirlo a otros idiomas. Los adultos manejan 40.000 palabras, pero no en un sentido realmente activo, activamente puede usar cerca de 20.000 palabras y el resto son palabras que conocen e identifican, pero no forman parte de su comunicación cotidiana.

 

El lenguaje de la ciencia

Se busca que sea unívoco (que siempre tenga el mismo significado o la misma interpretación), que sea universal, con pocos sinónimos, pocos adjetivos. Es un lenguaje que restringe mucho la emocionalidad y eso permite una comunicación exacta casi que impersonal, igual que en el método científico, lo que se busca es que las personas no caigan en apreciaciones subjetivas. Justamente, el progreso ha ocasionado un crecimiento descomunal del conocimiento científico y su lenguaje, millones de datos suministrados por revistas, libros, enciclopedias, videos, redes sociales que impiden procesar la información mesuradamente. Para hacer un comparativo, en 1665 sólo existían dos revistas científicas Journals des Savants y Philosophical Transactions, ahora se calcula que se escribe un artículo nuevo cada minuto, pero no todos los artículos son buenos o relevantes. Otro ejemplo se da en la Química, durante 2000 años la humanidad solo supo de tierra, agua, aire y fuego, en los últimos 500 años se consolidaron los 118 elementos de la tabla periódica, muchos de ellos bautizados en honor a científicos renombrados, y en las últimas décadas aparecieron las sustancias químicas compuestas y lo que tenemos hasta hoy son 135 millones de compuestos químicos que deben manejarse a través de una catalogación numérica dada su complejidad e imposiblidad de nombrarlas.

Igual ocurre en la Astrofísica, la capacidad cada vez más grande de los telescopios para escudriñar el universo trae una marea de descubrimientos nuevos cada día, estrellas, constelaciones, planetas, cuyos nombres responden a los caprichos de sus descubridores, incluso, una misma galaxia puede tener 20 nombres diferentes porque 20 grupos de astrónomos o astrónomos individualmente, le han puesto su nombre. Y este nombre puede ser números, un carácter alfanumérico, una palabra, un nombre propio, etc.

Desde el punto de vista lingüístico, en la formación médica son importantes los afijos (prefijos y sufijos). Cuando una persona sabe que hiper se refiere a exceso o superioridad, se le aclaran más de 300 términos médicos o que itis en sufijo es inflamación, allí tiene pistas del lenguaje de la medicina. Las siglas y abreviaturas también han sido útiles para aligerar la comunicación, pero cuando son muchas lo que hacen es generar caos. Cada una de las 145 especialidades y subespecialidades reconocidas hasta hoy por el American Board de USA tiene su propio lenguaje, cada grupo profundiza en un área, bautiza sus descubrimientos, enfermedades y procedimientos con términos o epónimos cuyo origen es muchas veces desconocido por los mismos especialistas.

El inglés se ha vuelto el vehículo de la comunicación científica pero la traducción no puede ser literal y muchas veces las abreviaturas entre idiomas complican aún más la traducción y en español hay más de 250.000 palabras en ciencias de la salud.  Es bueno saber de dónde surgen las palabras y en que época, lo que permite conocer la historia de la medicina y los aspectos epidemiológicos. Las bases de datos han facilitado extraordinariamente la comunicación, en pocos segundos el investigador tiene a su disposición cientos de artículos relacionados, las mejores universidades tienen magníficas bases de datos.

Hay muchos diccionarios médicos, útiles pero insuficientes. Ahora mismo surge el debate del lenguaje inclusivo o incluyente que implícitamente sugiere que hay situaciones excluyentes, otro debate surge en torno al lenguaje médico que puede tener una carga de estigmatización cuando se usa a modo de insulto fuera del contexto clínico. Términos como leproso, retardado, impotente, histérica, cretino, tullido, demente, incluso han sido modificados para evitar la estigmatización. El retardo metal se conoce ahora como trastorno cognitivo. Los diagnósticos no se hacen para agredir a nadie pero que por diversos motivos terminen siendo discriminadores, es algo que a veces resulta inevitable.

El lenguaje científico es complejo, dinámico, cambiante, extenso y difícil, por esto es importante el trabajo de los periodistas científicos y aquellos divulgadores científicos que tienen la capacidad de comunicar bien, de acercar la ciencia a la gente.

 

La Comunicación terapéutica

En la comunicación terapéutica hay aciertos, errores y dilemas éticos. Este tipo de comunicación debe ser humana, amable y útil. Como aproximarse al paciente e incluso dar malas noticias en medicina, la mayor parte de los seres humanos no quieren saber acerca de la muerte a pesar de su realidad y contundencia. También el médico espera del paciente su colaboración, que respete al sistema de salud, que cumpla con las indicaciones médicas, -las adherencias a los tratamientos son supremamente bajas- y que sea sincero en su comunicación, que no se guarde información.

También tienen expectativas los enfermos, los pacientes quieren que su médico sea honesto, compasivo cuidadoso, esperanzador e informativo. Quieren que se les entregue la información personalmente, en un lugar privado, a su ritmo, con tiempo para la discusión, y si ellos desean, con una persona de apoyo presente.

Además, la entrega del diagnóstico y pronóstico de una enfermedad es una decisión que debe ser tomada en conjunto, entre el médico tratante-familia, y debe ser una decisión informada, la cual debe ser a su vez, registrada en la ficha clínica de cada paciente.

Siempre hay que ofrecer alternativas terapéuticas y esperanza de mejoría. Es muy importante la enseñanza del lenguaje médico, su conocimiento facilita el ejercicio profesional de los egresados. También debe haber una confluencia de saberes, los científicos no saben de lingüística y los lingüistas no saben de Ciencia, pero se pueden compartir conocimientos, expectativas e incluso dificultades y se puede hablar de la necesidad de que el lenguaje científico sea un poco más comprensible.

 

La cátedra completa puede verse en: El lenguaje de la ciencia

 

Dr. Alvaro-Rodriguez-Gama

El Dr. Álvaro Rodríguez Gama es Miembro de Número de la Academia Nacional de Medicina, Miembro de Número Bibliotecario de la Academia de la Lengua, Miembro Extranjero de la Real Academia de la Lengua Española, secretario ejecutivo de la Asociación Latinoamericana de Academias Nacionales de Medicina de España y Portugal.

Resumen de la Cátedra, Victoria Rodríguez G., responsable de plataformas digitales en la ANM.

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