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Ingreso a la Academia Nacional de Medicina del Dr. Manuel Ignacio Camacho Montoya como Miembro Correspondiente.
El Dr. Camacho presentó su libro “Hacia el Sistema de Salud ideal, un viaje por la seguridad social en salud y el camino recorrido en Colombia”.
La premisa que motivó al Dr. Camacho a profundizar en el tema fue preguntarse ¿Qué hace que un Sistema de Salud funcione, se quede en una sociedad y la sociedad lo adopte? La mayoría de cambios en los Sistemas de Salud en el mundo han respondido a momentos históricos. Ocurrió por ejemplo en Alemania hacia 1880, cuando los socialdemócratas se imponían a los conservadores, habían caído las monarquías europeas pero Guillermo II se mantenía poderoso y la revolución industrial se encontraba en un gran momento de desarrollo que permitió crear sistemas de seguro atados a los empleos (salud, pensiones y riesgos profesionales). En los años siguientes el modelo fue copiado por buena parte del mundo, incluída Colombia ya a mediados del siglo XX.
En 1911, en Inglaterra se propone un modelo similar al Alemán pero con coberturas muy bajas. A mediados del siglo, un gobierno laborista vence a Churchill e implementa nuevas reformas con un servicio de salud total, curativo y preventivo para todo residente en las Islas Británicas, con hospitales a cargo del Gobierno y especialistas con salario, soportado con impuestos, pero se siguió conservando la práctica privada en consultorio.
El mundo gira en torno a dos modelos y sus mezclas. Un sistema público financiado con impuestos de asistencia o un sistema de aseguramiento público-privado mixto.
Históricamente en Colombia, fueron las comunidades religiosas las encargadas de construir y manejar los hospitales entre 1500 y 1886 en lo que se conoció como el período laico religioso.
Posteriormente, el estado reconoce su responsabilidad en la regulación de la Salud Pública, controlando las condiciones de salud en mercados y puertos, construyendo acueductos y alcantarillados en lo que se conoce como el período higienista, entre 1886 y 1930 aproximadamente.
La epidemia de gripa de 1918 y sus consecuencias, -aproximadamente el 8% de la población falleció en Bogotá-, obligó a establecer un profundo debate sobre cuál debería ser el papel del estado frente a la salud. Aunque en 1930 se ratificó un convenio de Seguridad Social y seguro de enfermedad con la OIT, sólo hasta 1946 se creó el Ministerio de Salud, evolución de la Junta Central de Higiene. En 1945 se abrió la Caja Nacional de Previsión y en 1949 el Instituto Colombiano de Seguros Sociales.
En la segunda mitad del siglo XX, viene el verdadero desarrollo de la Seguridad Social en Colombia. En 1960 nace el Fondo Nacional Hospitalario y el Sistema Nacional de Salud en 1975 que congregaba a organismos, instituciones, agencias y entidades encargadas de procurar la salud de la comunidad.
Pero en Colombia existe una dualidad, la Ley 60 de 1993 descentralizó los recursos imitando de alguna manera el sistema inglés, pero al mismo tiempo se creó la Ley 100 que profundizó el Sistema de Aseguramiento y catalogó a la salud como un servicio público esencial. La Ley Estatutaria de 2015, le retornó el estatus de derecho y consagró a la salud como un derecho fundamental.
Los dos sistemas han funcionado pero también presentan problemas. En general, los Sistemas de aseguramiento son más costosos y pueden privilegiar el lucro, mientras que los sistemas de asistencia social se pueden politizar y generan problemas de servicios.
El foco en el debate a la reforma debería estar en las prioridades que no han sido abordadas, como la Salud Mental, el consumo de sustancias, las tasas de suicidio, el envejecimiento de la población, -más si se estima que para 2060 el 25% de la población tendrá más de 60 años-, y el poco acceso a la salud en muchas zonas del país, especialmente en municipios.
Más allá de debatir quién debería manejar el dinero, es importante saber cuáles son las fuentes de financiamiento para la salud que viene. A nivel mundial, el aumento del gasto en salud crece por diferentes causas; la innovación tecnológica, el gasto farmacéutico, la corrupción, el envejecimiento poblacional y el cambio en el consumo de las personas.
El objetivo de los Sistemas de Salud deben ser las personas y deben estar en constante movimiento y reforma para enfrentar los retos económicos, demográficos y de demanda; nutrirse del pasado y construir sobre lo existente con innovación, pues no existe el modelo ideal.
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El Dr. Miguel Ignacio Camacho es médico de la Universidad Javeriana y magíster en Salud. Profesor de Cátedra de la Universidad Externado y la Universidad Javeriana.
Nota de la Sesión. Victoria Rodríguez G., Comunicaciones Academia Nacional de Medicina