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Catedra de Humanismo Médico a cargo del Dr. Luis Javier Giraldo Munera. Médico egresado de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, especialista en Cirugía General de la misma universidad. Profesor, cirujano y amante de la pintura.
El Dr. Giraldo se reconoce como un no experto en arte, pero si un apasionado por la pintura, que ha disfrutado a lo largo de su vida y cultivado en sus visitas a los diferentes museos del mundo. En su trabajo como docente, y los últimos años en la Fundación Universitaria San Martín, ha impulsado un núcleo temático denominado “Evaluación crítica”, que busca el desarrollo del pensamiento crítico en los estudiantes, uno de los contenidos trabajados allí es la historia de la Medicina. ¿Quiénes han sido los grandes personajes en la historia de la medicina y cómo fue su evolución? Una forma de abordar el tema de forma didáctica, es hacerlo desde la pintura. Muchos artistas han dejado plasmadas en sus obras consciente o inconscientemente diferentes enfermedades.
La charla se orientó desde varias vertientes. Un abordaje cronológico, las diferentes corrientes pictóricas y el análisis de diferentes enfermedades a través de su diagnóstico. La mirada del Dr. Giraldo empieza con la pintura de Giovanni Lanfranco “San Lucas cura al niño hidropónico” de 1625.
San Lucas sentado ante un caballete con la imagen de la Virgen María, un libro de Hipócrates, una mujer y un niño de 2-3 años aproximadamente, totalmente desnudo y con una coloración oscura, cianótica en su rostro. El niño tiene un abdomen prominente, posiblemente no a causa de la desnutrición sino de una gran falla cardíaca. El santo mira al cielo tal vez pidiendo ayuda divina para curar este caso.
Las ciencias de la salud han sido objeto de la pintura, y su representación plástica ha variado en diferentes formas y contenidos de acuerdo a diferentes condicionantes, pero el hecho científico permanece invariable.
La figura del profesional médico siempre ha estado presente en diferentes épocas. Desde la pintura rupestre, las comunidades aborígenes, sus curanderos y chamanes, pasando por Grecia y Roma cuando se “institucionalizó” la profesión médica. La representación de las diferentes enfermedades, su entorno, y hasta el sufrimiento de los enfermos ha quedado plasmado.
En la Edad Media el médico estaba desligado de la cirugía y de la anatomía como prácticas y fundamentaba sus conocimientos en las enseñanzas de Galeno e Hipócrates, además también estaban los personajes que habían adquirido sus conocimientos atendiendo a los más humildes o en monasterios. Era común que los barberos ejercieran algunas funciones propias de la medicina como las sangrías y la extracción de dientes.
Lecciones de Anatomía
La lección de anatomía del Dr. Willem van der Meer, surge en el Renacimiento, cuando aparecen las primeras imágenes de médicos famosos como Andreas Vesalius, pionero con su obra De humani corporis fabrica. En el siglo XVII, se empiezan a hacer representaciones de médicos que practicaban necropsias, y en este caso, el cuerpo se encuentra colocado diagonalmente y ocupa el centro del cuadro, solamente puede verse la mitad superior de su cuerpo, el rostro a medio cubrir con un paño, alrededor todos los asistentes con el médico al centro. Las necropsias eran actos públicos y en cierto momento daban prestigio a quienes asistían por el impacto social. Otra obra similar, pero con variaciones es La lección de Anatomía del Dr. Tulp de Rembrandt, en ella se observa al doctor Nicolás Tulp en medio de la disección de un cadáver que aparentemente pertenecía a un convicto colgado horas antes, Tulp parece explicar la fisiología del antebrazo y el movimiento de la mano. Los acompañantes eran doctores, pero también algunos de los patrones de la ciudad, que pagaban comisiones para ser incluidos en la pintura. En la parte inferior de la pintura el libro De humani corporis fabrica.
Una lección clínica en la Salpêtrière (1887) de Pierre Andre Brouillet, es uno de los cuadros más icónicos de una lección clínica. Retrata al Dr. Jean-Martin Charcot, padre de la Neurología moderna delante de sus alumnos, en su tradicional sesión clínica de los martes, atendiendo a una paciente que había sido catalogada como enferma de histeria. Varios de sus alumnos, retratados en la pintura se convirtieron en reconocidos neurólogos, entre ellos el Dr. Babinsky, el Dr. Parineaud y el Dr. Gilles de la Tourette.
El cuadro “La visita al hospital” de Luis Jiménez Aranda, tiene una visión más “realista” de una escena. Un grupo de estudiantes de Medicina, observan al profesor mientras examina a la paciente, una joven que luce cansada y débil, en un estado de semiinconsciencia por lo que debe ser sostenida por uno de los estudiantes.
Los pacientes lucen gorra y camisón blanco, hay un ayudante a los pies de la enferma que sostiene unas hojas en la mano, probablemente parte de la historia clínica, en la cabecera la ficha de la paciente. Ya hay muestras de cierta asepsia en los espacios, que puede verse en la vestimenta de los pacientes, el delantal blanco que luce el ayudante, (precursor de la bata blanca). Otro de los hechos excepcionales en la pintura es la presencia de una mujer entre el grupo. En esa época no era permitido el estudio a la mujer, a menos que fueran “apadrinadas” por un médico, así que podrían ser los inicios de las mujeres estudiando medicina.
La enfermedad ha sido representada como fragilidad humana, sufrimiento e incluso penitencia o castigo desde el punto de vista religioso. También han existido representaciones de la convalecencia, con rostros de aspecto lánguido, flores marchitas, medicamentos en la habitación, una visión un poco sombría de lo que representaban las enfermedades en la época, especialmente en los siglos XVIII y XIX. Muchos de esos cuadros representan tragedias personales de los autores o de quienes encargaban la obra, que habían perdido seres queridos. Por otra parte, también podían ser homenajes a los médicos que lucharon para salvar la vida de los enfermos o incluso entregar su propia vida en la labor. Este fue el caso de Xavier Bichat, un joven médico figura de la medicina francesa de la Ilustración, que murió en 1802 a la edad de 32 años, víctima de la Tuberculosis que probablemente adquirió durante su ejercicio médico. Realizó innumerables autopsias a lo largo de su vida.
Las representaciones han sido hechas por siglos e incluso milenios. Una pintura mural recuperada en Pompeya que se presume del siglo I, recrea un pasaje de La Eneida donde Eneas herido por la punta de una flecha, recibe la visita de su madre Venus y es atendido por Japix, quien reconoce una intervención divina en su sanación. Y esa misma escena es reproducida en otros cuadros a lo largo de la historia.
Así como los dioses, los santos también han hecho parte de la historia del arte y la medicina. Milagro de San Cosme y San Damián, un óleo sobre tabla de 1510, muestra lo que parecería la representación de un milagro. El trasplante de la pierna de un hombre etíope de raza negra recién fallecido a un sacristán blanco que sufría de gangrena. Rafael Sanzio, más conocido como Rafael, en sus obras también mostraba hechos médicos mezclados con religión, como en La visitación de la Virgen, donde se observa a la Virgen con un embarazo avanzado y a su prima Isabel con un abultamiento en el cuello conocido como bocio. O en la Transfiguración de Jesucrito, dividida en 2 segmentos, arriba Cristo transfigurado flotando entre nubes suavemente iluminadas entre los profetas Moisés y Elías, abajo 3 de sus apóstoles, Pedro, Santiago y Juan intentando sin éxito liberar a un niño “poseído” posiblemente con un ataque de epilepsia.
Durante muchos años se pensó que la migraña, la histeria, la cefalea y la misma epilepsia eran producto de la llamada “piedra de la locura”, una creencia medieval donde se creía que todo provenía de una obstrucción, por la acumulación de piedras en el interior de la cabeza. Creencia aprovechada por charlatanes que realizaban procedimientos como trepanaciones también registradas en muchas pinturas.
Dolencias
El cuerpo femenino siempre ha sido fuente de inspiración para los artistas. Desde las esculturas de Afrodita y la Venus de Milo, pasando por las figuras de Boticelli y Rubens, pero también en esas representaciones se pueden observar algunas irregularidades. Una de “las 3 gracias” de Rubens presenta una alteración en su pecho izquierdo, una tumoración que se extiende hasta el hueco axilar, y una retracción del pezón. Algo similar ocurre con la pintura de Bethsabe de Rembrandt, una tumoración que se extiende hasta la axila con evidentes ondulaciones en el seno.
Otro tipo de condición comúnmente representada, son las enfermedades de la piel. Narices bulbosas con telangiectasias malares que hacen pensar en rinofimas, manos rojas y piel seca que se asemeja a una dermatitis de contacto o eczema, y condiciones aún más severas como deformaciones faciales o corporales.
Las pestes y pandemias han sido fuente casi inagotable del arte, y las enfermedades infecciosas han tenido su cuota de simbolismo. La lucha entre el bien y el mal, ángeles contra demonios, y el triunfo de la muerte sobre la vida.
Los bufones fueron personajes reconocidos en las cortes, y justamente las enfermedades congénitas que padecían los hacían objeto de bromas y burlas. También despertaban curiosidad, cabezas grandes, extremidades cortas, pero no solamente esos casos se daban entre la población con menores recursos.
Carlos II de España pareció recibir todas las taras hereditarias de su familia. Se cree que posiblemente tuvo el síndrome de Klinefelter (una afección genética que se produce cuando un niño nace con una copia adicional del cromosoma X), no presentaba todos los elementos característicos porque no tenía ginecomastia, ni tenía estructura alta, pero fue una persona estéril y se consideraba que tenía un déficit intelectual.
Otro miembro de la realeza, la reina María Tudor parecía tener hipotiroidismo, le diagnosticaron “estrangulamiento del útero” con síntomas que incluían, la irregularidad en sus períodos menstruales, infertilidad, pesadez, hinchazón del abdomen y depresión. Se le adjudicaron embarazos imaginarios.
Otro personaje histórico que se presume con una enfermedad endocrina es el gigante Filisteo de nombre Goliat, con un adenoma hipofisario y una compresión del quiasma óptico. Son muchas las obras y variadas las interpretaciones, incluso ya existen muchos libros que hablan del arte y la Medicina, de diversos autores dignos de ser leídos.
La presentación completa de la cátedra con todos los cuadros y las interpretaciones del Dr. Luis Javier Giraldo en: La enfermedad y el arte en la historia
El Dr. Giraldo Múnera ha sido profesor, Decano de la Facultad de Medicina y Rector encargado de la Universidad de Antioquia.
Miembro de la Comisión de evaluadora del ICFES para las facultades de Medicina.
Resumen de la Cátedra. Victoria Rodríguez G., responsable de plataformas digitales en la ANM.