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Foro organizado por la Academia Nacional de Medicina con la coordinación del Académico Juan Manuel Anaya.
La longevidad es un tema de salud pública que el país aún no ha abordado ni en la reforma a la salud, ni en la reforma pensional que se debate actualmente. El perfil epidemiológico y el perfil demográfico del país y el mundo están cambiando a raíz de una mayor expectativa de vida y una menor tasa de nacimientos, señala el presidente de la Academia Dr. Gabriel Carrasquilla Gutiérrez.
Según las proyecciones hechas en la era post covid-19, la población mayor de 60 años crece con mayor velocidad. Para 2070 se espera que los habitantes mayores de 60 años pasen de 11.6% a 26.3% y los mayores de 80 años de 2.0% a 9.7% de acuerdo con Sebastián Ruiz, Director de Censos y Demografía del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE). En oposición a esto, la población más joven entre 0 y 14 años decrecerá pasando de un 18.9% del total de población a 14.8% en el 2050.
Actualmente estamos en una proporción de 3 personas en edad activa (16-64 años) por menos de dos en edad dependiente (0-15 años y mayores de 64 años), pero a futuro la fuerza laboral crecerá más lentamente que la población dependiente produciendo incertidumbre en un mundo con menores tasas de reproducción.
El envejecimiento no tiene un patrón lineal, depende del contexto biológico, social y económico. En Colombia, las condiciones socioeconómicas dispares reflejan este hecho. Un ejemplo de ello es la educación, el 26.2% de los mayores de 85 años reportan no tener ningún grado de escolaridad y el grupo entre 60-64 años tiene una educación promedio de 7.2 años según el informe Misión Colombia envejece, presentado por la Dra. Lina María González Ballesteros de la Fundación Saldarriaga Concha. Dos de cada tres analfabetas del país son personas mayores y se concentran especialmente en zonas rurales. Aunque muestran enorme interés por aprender se topan con barreras como la falta de recursos económicos, los problemas de salud y el desconocimiento de las herramientas digitales.
Permanecer activos es vital. Según se desprende del informe, hay mayor proporción de individuos con al menos una enfermedad crónica entre los jubilados y mayor consumo de servicios ambulatorios y hospitalarios. En Colombia, la tasa de ocupación laboral alcanza su punto máximo entre los 30 y 49 años pero la ocupación de la población mayor se concentra más en áreas rurales que en urbanas. El emprendimiento es la mejor alternativa para esta población, no solamente porque generan sus propios ingresos sino también porque pueden a su vez emplear a aquellas personas que no son incluidas en el mercado laboral por edad.
Como ya se ha mencionado, la población envejece y se espera que entre 2015 y 2050 se triplique este segmento poblacional mayor de 90 años. Existe una paradoja entre los centenarios o casi centenarios, mientras que en el proceso evolutivo de la humanidad han aumentado los casos de cáncer, en este segmento poblacional de mayores de 90 años el cáncer sólo representa un 4% – 6%, porcentaje mucho menor al de población más joven. Adicionalmente, en ellos los rasgos del cáncer tienen un comportamiento divergente e incluso se cree que a partir de los 100 años, o un poco antes, hay un freno de la genómica evolutiva de la enfermedad, sostiene el Dr. Andrés Cardona del Centro de Tratamiento e Investigación sobre Cáncer (CTIC).
En los centenarios, hay factores que incluso tienen un comportamiento antagónico respecto del evolutivo “normal” de la enfermedad y otros factores tienen un comportamiento ambivalente como ocurre con la senescencia inmunológica que se refiere al deterioro gradual del sistema inmune provocado por el avance natural de la edad. En los tumores de los centenarios la carga mutacional decrece de forma progresiva. Los estudios epidemiológicos también han mostrado que en casos como el de cáncer de seno y cáncer de próstata, los pacientes centenarios o casi centenarios responden muy bien a las terapias hormonales y tienen un alto índice de supervivencia.
A nivel mental, parte de lo que se considera un envejecimiento saludable es la salud cerebral que nos permite cumplir un propósito a lo largo de la vida y se construye desde el momento del nacimiento, abarca el bienestar pero también los trastornos y la discapacidad. En el caso de los centenarios, han logrado superar muchas barreras y episodios en su vida marcados por la adversidad (guerras, pandemias, recesiones), algunos han sobrevivido a patologías y otros han escapado a esas patologías afirma la Dra. María del Pilar Otero del Grupo de Psiquiatría y Psicogeriatría de la Fundación Santa Fe.
Si se tiene en cuenta que la edad es un factor de riesgo para desarrollar trastorno neuro cognoscitivo, en centenarios es aún mayor, pero los que no lo padecen tienen un factor de resistencia y resiliencia que juega a su favor. No hay datos exactos de prevalencia de depresión o ansiedad en este grupo etario pero la segunda tasa más alta de suicidio se encuentra en los adultos mayores, especialmente en hombres.
El envejecimiento saludable es más notorio en personas que cumplen estas condiciones: vitalidad, el disfrutar la interacción con otros, el compromiso con lo que se proponen, el control de sus propias vidas, la motivación intelectual, el positivismo, la resiliencia y la inteligencia que les permite pensar, planear y resolver. Así mismo, condiciones de salud como la fatiga, alteraciones visuales y fragilidad se asociaron con niveles más bajos de satisfacción.
A nivel nutricional la restricción calórica favorece la longevidad. El curso de nuestra vida determina, incluso desde el embarazo, cómo será el envejecimiento. A medida que envejecemos la genética juega un papel más relevante en la longevidad, a los 60 años representa el 35%, pero a los 90 años representa el 60%, también influyen los antecedentes de longevidad en la familia según el Dr. José Fernando Gómez del Grupo de Investigaciones en Gerontología y Geriatría de la Universidad de Caldas.
En nutrición, las principales conclusiones a partir de estudios hechos con roedores y gusanos indican que la longevidad está favorecida por la restricción calórica pero sin malnutrición, la restricción de la metionina, la baja ingesta de proteínas animales y la suplementación con espermidina que está presente en el germen de trigo, cereales, legumbres, soja, champiñones en alimentos de origen vegetal y en el queso azul, carne de vaca, carne de cerdo, carne de pollo y pescado en los alimentos de origen animal.
La alta ingesta de granos enteros o cereales integrales, vegetales, frutas, frutos secos, café se asocia con una reducción de las causas de mortalidad cardiovasculares. En el lado opuesto, la alta ingesta de carnes rojas, carnes procesadas se asocia con todas las causas de mortalidad.
La nutrición debe ser personalizada para determinar que es efectivo para cada persona y depende también de las condiciones geográficas. En estudios hechos a centenarios de zonas azules (áreas geográficas limitadas en la que su población tiene una longevidad excepcionalmente alta), hay características tradicionales de productos y preparación. En general hay consumo de productos de estación, preferencia por vegetales de raíz y legumbres, uso de aceites vegetales y un consumo muy limitado de productos lácteos con grasa, carnes rojas y comidas procesadas.
Además de la dieta, independientemente de cuál sea, influyen componentes culturales como participar de la preparación, comer acompañados y no saturarse, llenarse hasta el 80% y permanecer con el estómago vacío por períodos hasta de 10 u 11 horas.
Las presentaciones completas en FORO: LONGEVIDAD Y CENTENARIOS
Nota-resumen. Victoria Rodríguez G. Plataformas digitales Academia Nacional de Medicina