Visitas: 10
El presidente de la Academia de Medicina de Cartagena, DARÍO MORÓN DÍAZ, escribió este artículo en el diario EL UNIVERSAL.
La pandemia con el COVID-19, de manera similar a como ocurre en todas las guerras mundiales puede originar un estado de ansiedad colectiva que finalmente genera las enfermedades denominadas psicosomáticas: úlceras gástricas, crisis hipertensivas, arritmias, infartos cardiacos, amén de estrés.
Sin embargo, es destacable que en distintos países, hubo reacciones positivas. De esa guisa, los médicos, especialmente los epidemiólogos, han recolectado elementos fundamentales para prevenir los contagios del nuevo coronavirus y actualizan el tratamiento siguiendo las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de científicos de todo el mundo.
No obstante, de manera obsesiva hay una franja de profesionales, economistas, columnistas e inclusive agremiaciones médicas que elaboran propuestas que ocasionan una sobresaturación que afecta a los ciudadanos cultos o incultos y obviamente predisponen a que estén expuestos al miedo o al pánico (*). Sin embargo, a pesar de ese balance claro oscuro ante esta tragedia es pertinente resaltar que existe el prodigio de la resiliencia. Que consiste en la capacidad de poder recuperarse de situaciones traumáticas extremas. (**). “La resiliencia es la confluencia dinámica de factores que promueven la adaptación positiva a pesar de la exposición a experiencias adversas”. Se considera que es un componente de la adecuada adaptación psicosocial asociada con la salud mental.
Observemos así mismo que la resiliencia se percibe más como respuesta a fenómenos físico-materiales: terremotos, tsunami, catástrofes naturales; pero también es posible adaptarla al fenómeno invisible de la pandemia. Por ello es menester que, se debe alertar a toda la humanidad psicológicamente a enfrentar y no entregarse a la gravedad de la pandemia. Hay que estimular su resiliencia.
En el ámbito social la resiliencia no solo hace referencia al perfil de las personas afectadas por situaciones adversas, sino a las estrategias sociopolíticas de potenciación de la resiliencia y al grado de esta en la comunidad, como grupo social, en relación con su carácter protector o potenciador de la adversidad y a los recursos que dispone para su manejo.
En ese orden de ideas debemos evitar la obsesión de fomentar los miedos y pánicos y por el contrario fortalecer la capacidad de respuesta mental y psicológica de los seres humanos a comprometerse mentalmente con la resiliencia.
(*) Morón Dario-El Universal 18 de abril de 2020. “MIEDO Y PÁNICO”
(**) M. Rutter. Implicaciones de la Resiliencia conceptos científicos para compréndelo. Ann N Y Acad Sci, 1094- 2006.
**Exdirector de El Universal. Académico de Medicina e Historia.