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Entre los trastornos psiquiátricos relacionados con una alteración del eje límbico-hipotálamo-hipofisiarioadrenal –que llamaremos el eje HPA/HHA- está la depresión mayor (la enfermedad más estudiada), además del síndrome de estrés postraumático, los ataques de pánico, la fibromialgia y el síndrome de fatiga crónica. La atrofia del hipocampo se observa en personas con estrés crónico severo (como en los sobrevivientes del holocausto), la que también se ha informado en los pacientes con estrés postraumático, esquizofrenia, depresión severa y enfermedad de Cushing, en la que existen altos niveles de cortisol en sangre. El sistema psiconeuroinmunoendocrino tiene estratos anatómicos y fisiológicos que forman subsistemas neurológicos, endocrinos e inmunitarios. La percepción amenazante que inicia la respuesta del estrés se realiza en la amígdala y en la circunvolución del cíngulo, con su modulación cognitiva la corteza. El estrés agudo conduce al individuo a un estado de adaptación. En la depresión, hay sobrecarga alostática por un estrés repetido.
Se produce un trastorno crónico del eje HPA que implica al hipotálamo (hipersecreción de CRH) y al sistema límbico (insuficiencia en receptores de glucocorticoides, con hiper-expresión del CRH). La hiperproducción de ACTH genera aumento del tamaño de las suprarrenales y de la adenohipófisis, y disminución del volumen del Hipocampo por falta del mencionado Factor Neurotrófico derivado del Cerebro, generado por CREB. En la depresión melancólica existe un sistema hiperactivo de CRH central, lo que estimula el eje HPA. La depresión atípica tiene CRH y eje HPA hipo activos, pero en el estrés postraumático se observa un sistema CRH central hiperactivo, con hipo actividad del eje HPA.
La biología de la depresión se apoya en varias hipótesis, como la deficiencia de monoaminas (serotonina, norepinefrina y dopamina o 5HT, NE, DA), la hipótesis del estrés (CRH, cortisol, “lucha o huída”), acción de otras hormonas (catecolaminas,T3,T4, E2, progesterona, DHEA), citoquinas (conexión sistema inmunitario-cerebro), función opioide endógena alterada, disfunción de estructuras y circuitos cerebrales específicos, neurotransmisión glutamaérgica alterada, neurotransmisión gabaérgica reducida, ritmos circadianos anormales y un desequilibrio entre monoaminas y acetilcolina. La deficiencia en la neuro-transmisión de mono-aminas, es la teoría más común en la génesis de la depresión. Un aumento de la actividad enzimática de la MAO-A disminuye la disponibilidad sináptica de 5HT y NE, al igual que su re-captación por medio de los transportadores. En la neurona post-sináptica, las monoaminas se ligan a dos proteínas G de membrana, y por segundos mensajeros AMPc, IP3 y DAG, y proteínas quinasas C y A, generan CREB (elemento fijador de la respuesta al AMPc) en el núcleo, el que a su vez produce neuropéptidos como la neurotrofina o “Factor neurotrófico derivado del cerebro “. Este proceso está reducido en depresión.
Laura María Bejarano-Alos. Estudiante de Medicina. Dirección programa de Medicina. Facultad de Ciencias de la Salud. Universidad Santiago de Cali. Seccional Palmira (V).E-mail: laura.bejarano00@usc.edu.co , lbejaranoalos@gmail.com Teléfonos: +57 (03-2) 2674517 – (+57) 3003502168.
Ver Participación del sistema inmune y endocrino en el trastorno de depresión mayor (TDM)