Visitas: 219
En los últimos años ha aumentado el número de mujeres que deciden alumbrar en el agua, una opción que, según diversos estudios, resulta eficaz para reducir el dolor y acortar el tiempo de dilatación. Sin embargo, los expertos mantienen la cautela y alertan de los posibles riesgos para los neonatos.
Aunque en España no se cuenta con un registro, en los últimos años ha crecido el número de mujeres que se deciden alumbrar en el agua como una práctica alternativa al parto tradicional. La creciente demanda de las gestantes por un parto lo más fisiológico posible a través de la disminución de las técnicas intervencionistas ha propiciado el auge de la hidroterapia. Una opción para las futuras madres que, como señalan diversos estudios, resulta un método eficaz para disminuir el dolor y acortar el tiempo de dilatación.
De acuerdo con los resultados de una revisión publicada en BMJ en 2021 que incluyó 36 estudios, el parto en el agua proporciona beneficios claros para las madres sanas, con menos intervenciones y complicaciones durante y después del parto, así como mayores niveles de satisfacción para la mujer.
“Parir en el agua, como otra medida de analgesia natural, puede relajar mucho y eso siempre va a ayudar durante el parto”, comenta a SINC la ginecóloga y obstetra Miriam Al Adib, autora de diversos libros.
Según recogen los datos del trabajo de BMJ Open, en comparación con la atención estándar, la hidroterapia redujo significativamente el uso de epidurales, opioides inyectados y episiotomías.
El estudio mostró que la primera fase del parto en el agua, independientemente de si dan a luz dentro o fuera de la piscina, “tiene claros beneficios para las mujeres en las unidades obstétricas, donde se llevan a cabo la mayoría de los partos y donde las intervenciones de atención médica y las complicaciones son más frecuentes”.
La evidencia referida a la disminución de la percepción del dolor y el uso de medidas farmacológicas gracias a la hidroterapia utilizada durante la fase de dilatación se refuerzan con otra revisión bibliográfica realizada en el 2021 y cuyo objetivo era describir la eficacia del uso de la anterior técnica en relación con la percepción de molestia durante el alumbramiento.
No obstante, la investigación también señala que no existen todavía certezas sobre el beneficio de este método en la fase expulsiva, lo que pone en entredicho la seguridad y la eficacia de la inmersión en agua para los neonatos, como concluyen la Sociedad de Sociedad Española de Neonatología (SENEO) y la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO).
Posibles infecciones y otras complicaciones en recién nacidos
Si bien un número considerable de estudios concluye que el uso de hidroterapia disminuye el dolor durante el trabajo de parto y el expulsivo en aquellas mujeres que lo realizan en un medio acuático, ni la seguridad de la inmersión en agua en la esta segunda fase para las madres ni la de los neonatos han sido establecidas.
“Todavía faltan muchos estudios para poder determinar la seguridad de esta práctica y los posibles peligros que conlleva para el bebé. La documentación con la que contamos utiliza un tamaño muestral pequeño para poder hacer comparaciones con el parto convencional”, comenta a SINC José Ramón Fernández, pediatra neonatólogo en el Hospital Santa Lucía de Cartagena.
Por su parte, Elena Casado, médica anestesióloga en el Hospital Universitario Francesc de Borja de Gandía, indica a SINC que “etá demostrado que, durante el periodo de dilatación del parto, debido a la relajación muscular por la suspensión en agua tibia, alivia el dolor de las contracciones de las embarazadas. De lo que no hay evidencias es de que es bueno o mala para el bebé, incluso cuando hay condiciones antisépticas”, afirma.
“Que no haya un cambio de medio y de temperatura, de la placenta a la bañera, podría ser menos traumático para el bebé. El problema es qué algunos estudios reportan más riesgo de infección perinatal”, aclara a SINC Francesc Bonet, médico general en Fundació Hospital de Puigcerdà.
En la publicación de BMJ Open, por ejemplo, se concluyó que, a pesar de que la tasa aún era baja, hubo más casos de rotura del cordón umbilical entre los nacimientos en el agua, siendo estos 4,3/1000 en comparación a los 1,3/1000 con atención estándar.
Este peligro durante los nacimientos en el agua también ha sido señalado por otro estudio que realizaron en el 2021 investigadores de la Universidad Estatal de Oregón. No obstante, la investigación, publicada en el British Journal of Obstetrics and Gynecology, también concluía que esta práctica alternativa conllevaba un menor riesgo en varios resultados maternos y neonatales, incluida la hemorragia posparto y la hospitalización poco después del parto sin que aumentaran las muertes neonatales.
Otros de los riesgos que los expertos señalan en el parto acuático es efecto perjudicial que puede tener la materia fecal de la madre para el bebé, así como otros patógenos. De acuerdo con un estudio prospectivo que analizó los gérmenes en tinas de alumbramiento y comparó las tasas de infección de los niños nacidos en el agua con las de alumbrados de forma convencional, no se reportaron infecciones neonatales más frecuentes en la primera modalidad. No obstante, sí se advirtió que el agua estaba contaminada principalmente por E. coli, colibacilli y ligeramente por Staphylococcus aureus.
“Aunque son muy pocos, hay casos de partos en el agua donde los niños han desarrollado infecciones y neumonías por aspiración de gérmenes que tienden a proliferar mejor en un medio acuoso, como la legionela, por ejemplo”, advierte Fernández, poniendo como ejemplo el caso que reportó en el 2014 el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), cuando un recién nacido de seis días falleció tras un parto en el agua debido a una sepsis por esta bacteria.
“Cuando la madre tiene una infección es más fácil que se la trasmita al bebé en el agua, como un herpes simple”, apunta el especialista del Hospital Santa Lucía de Cartagena. No obstante, como agrega, “se tratan de casos ya antiguos, donde quizás las medidas higiénicas no eran las mejores”.
Como establece el último estudio más importante realizado sobre riesgos de enfermedades infecciosas en recién nacidos expuestos a prácticas perinatales alternativas publicado en la Revista de la Academia de Pediatría de Estados Unidos, las posibles infecciones neonatales asociadas con el parto en el agua son raras pero graves.
¿Qué dice el consenso científico sobre el parto en el agua?
Mientras que la Organización Mundial de la Salud (OMS) todavía no se pronunciado respecto a esta práctica cada vez más demandada por las futuras madres, la Asociación de Matronas, recientemente publicó una guía sobre la atención del parto en casa donde se determinaba que, ante la escasa evidencia de calidad vinculado al parto en el agua, se recomendaba “informar a las mujeres que no hay pruebas suficientes de alta calidad para apoyar o desalentar el parto en el agua”.
La Academia de Pediatría Americana (AAP) y el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos (ACOG) también han reportado casos de neumonías porque los neonatos aspiraron gérmenes que había en el agua.
“Seguramente esto sucedió porque no había las mejores condiciones de asepsia o por la propia defecación de la madre al parir”, apunta Casado. “Y estas complicaciones pasan hasta en un entorno controlado de hospital”, manifiesta la especialista refiriéndose al freebirth. Así se llama la práctica a través la cual las mujeres dan a luz intencionalmente sin la presencia de profesionales de la salud en países donde hay instalaciones médicas disponibles para ayudarlas. “Parir en la naturaleza sin ningún tipo de control de las infecciones ni ayuda de una matrona que supervise es de locos”, opina la anestesióloga.
Videos virales en redes sociales
Esta forma de alumbrar provocó mucha polémica el pasado verano, cuando se hicieron virales en redes sociales vídeos de mujeres que daban a luz a su bebés en playas. “No contar con asistencia profesional durante un parto entraña muchos peligros, tanto para la madre como los recién nacidos”, coincide Fernández. “Pero no podemos confundir una extravagancia, como ese caso, donde no hubo ningún tipo de asistencia y control médico, que un parto en agua monitorizado, como lo son la mayoría que así se hacen”, asegura Al Adib.
Para Fernández, “el problema es que no contamos con registros. Muchos de los partos en el agua se dan en el domicilio, aunque cada vez hay más hospitales que cuentan con una bañera”, asegura.
Ante la falta de datos necesarios para sacar conclusiones determinantes sobre los beneficios y riesgos relativos durante la etapa de expulsión, la recomendación de las asociaciones científicas y mayoría de expertos es que, si bien la primera fase del parto pueda tener lugar en el agua, la expulsión sea fuera de ella.
Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons