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Dr. José Felix Patiño Restrepo. Foto El Tiempo
Por el Académico Dr. Jaime Eraso López. Capítulo de Nariño
Pasado un año del fallecimiento de un excelso médico -en febrero de 2020- en Bogotá, a los 93 años, el Maestro José Félix Patiño Restrepo, me incita a destacar su luminosa trayectoria, sumándome a otras plumas ponderadas, por haber tenido la fortuna de conocerlo y ser su amigo durante varios años, desempeñándose como presidente de la Academia Nacional de Medicina en la capital de la República.
A lo largo de la historia tanto de la Medicina como de la cultura en general, especialmente de la música operática, nadie se ha rendido con tan apasionante devoción a ambas disciplinas como lo hizo este humanista integral, cuyo padre, el famoso Profesor Luis Patiño Camargo, de Boyacá, está muy ligado a la historia médica del Departamento de Nariño, quien junto con otro insigne Maestro Hernando Groot, lograron descubrir la bacteria causante de la epidemia de Bartonelosis a lo largo del río Guáitara, que mató a 8.000 personas, permaneciendo dos meses en Pasto en 1.939.
Para empezar, sabemos que cursó los primeros años de Medicina en la Universidad Nacional, continuando en la Universidad de Yale en Estados Unidos, donde se tituló con tesis laureada y premiada y luego nada menos que docente de dicha Facultad, continuando con su especialidad de Cirugía General y Cardiovascular. Ya en Bogotá, fue Jefe de Cirugía en la Samaritana y en la Fundación Santa Fe, siendo uno de sus fundadores, reconocido como un brillante cirujano. También fue presidente de la Sociedad Colombiana de Cirugía y del Colegio Internacional de Cirugía y de la International Society of Surgery. Un Congreso Mundial de Cirugía en Toronto le eligió como su presidente.
Durante varias décadas, como experto en educación médica, ejerció la docencia que complementó con la publicación de un tratado de 500 páginas sobre cirugía general, otro sobre Humanismo y cientos de artículos científicos destacados en revistas nacionales y extranjeras, incluso con temas sobre la Informática relacionada con la Medicina.
Otra faceta digna de destacar al servicio de la nación fue su desempeño como Ministro de Salud en 1965, cuando implantó el consumo de los medicamentos genéricos con precios cómodos y de buena calidad, un paso transcendental en la economía de los hogares y que, felizmente aún subsiste.
De otra parte, fue Rector de la Universidad Nacional, logrando una reforma y avances en la infraestructura de la entidad educativa. Se le distinguió como Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional y Profesor Emérito. Tantos honores recibidos y notables servicios al país le hicieron merecedor a la Gran Cruz de la Orden de Boyacá y a la Cruz de Esculapio de la Federación Médica Colombiana, así como de otros múltiples reconocimientos nacionales e internacionales.
Con ocasión de mi ascenso a Miembro de Número de la Academia Nacional de Medicina, el Dr. Patiño en su calidad de presidente de la entidad, me hizo entrega del diploma correspondiente con palabras elocuentes; mi señora Raquel colocó en mi pecho la medalla de oro de la Academia ante un auditorio distinguido, acto solemne sucedido en julio del año 2001. Estas palabras y fotos figuran en las páginas y en la tapa de mi libro sobre la Historia de la Medicina en Pasto.
Una personalidad como la de él, un humanista y verdadero hombre de ciencia fue un enamorado de los libros, del enciclopedismo cultural que le permitió poseer una visión panorámica del saber humano a través del tiempo y del espacio. En las estanterías no podían faltar obras de los gigantes de la Medicina, obras filosóficas, históricas y científicas, libros monumentales y hasta incunables, de difícil alcance, conjunto de una inmensa biblioteca de más de 11.000 volúmenes que donó a la Universidad Nacional en el año 2015.
Esa figura internacional de España, médico y escritor, Don Gregorio Marañón, decía en alguno de sus libros que en la vida sólo hay tres placeres puros e imperecederos y todos procedentes de cosas inanimadas, los libros, la música y la faz de la naturaleza. Justamente de la música operática fue un permanente cultor, su máximo deleite fue escuchar en vivo o grabado a la famosa soprano griega María Callas, la divina, prima donna assoluta, la voz de oro del siglo que lo indujo a publicar un libro de 315 páginas de su vida y obra, con una segunda edición en el 2001, dedicado a Blanca Osorio, su esposa y sus hijas, Mariana, Lucía -fallecida en un accidente- Maria Isabel y María Olga, según anota en la primera página y luego, por gustos afines, me hizo el inmenso honor de obsequiarme un ejemplar que con su puño y letra dice: “Para el ilustre Académico y amigo Jaime Eraso, muy cordialmente, J.F. Patiño. Bogotá, julio 17 de 2008”. Es un libro elaborado a pulso lento, durante varios años, con citas de la infinidad de discos y CD y desde luego, con su presencia frecuente en diferentes teatros famosos de Estados Unidos y Europa. La Callas, esposa breve del multimillonario Onassis falleció en 1977 a los 54 años de edad.
Sin duda alguna, el Maestro Patiño deja un legado insuperable para las nuevas generaciones de médicos que debemos considerarlo como la encarnación de la Medicina.
Pasto, febrero 2021
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El Dr. Eraso López es graduado por la Universidad Estatal de Chile. Ha dedicado su trabajo profesional como internista cardiólogo de Nariño. Reconocido como Médico Internista Emérito en el 2012