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Entre los riesgos de morir por el virus causante de la actual pandemia está la edad avanzada. Los mayores de 65, y aún más los mayores de 80. Se supone además que los adultos mayores presentan varias comorbilidades como diabetes, hipertensión, dislipidemia, enfermedad renal, obesidad, cáncer e inmunosupresores. Por eso llama la atención cuando esporádicamente se informa que alguna persona realmente vieja sobrevive a la infección, que incluso puede ser leve. En el portal INFOBAE (con material del diario francés Var Matin, de la AFP y de la EFE), leemos que  la monja francesa Lucile Randon, conocida como la Hermana André y considerada la persona más longeva viva en Europa, se recuperó del coronavirus a dos días de cumplir 117 años de vida,.Nacida en la comuna de Alès el 11 de febrero de 1904, dio positivo de COVID-19 el pasado 16 de enero y fue puesta en estricta cuarentena en el cuarto que ocupa en la residencia de ancianos de Sainte Catherine Labouré, situada en Toulon, en el sur de Francia. “Ni siquiera me di cuenta de que estaba infectada”,,dijo la monjita.. Estuvo asintomática durante semanas y dio negativo hace unos días. Fue uno de los 81 residentes de Sainte Catherine Labouré que contrajeron la enfermedad de COVID-19. No tenía miedo por ella pero si por los otros ancianos.la residencia,También le preocupaba si sus horarios de acostarse o de comer iban a cambiar por estar infectada”.Es la segunda persona viva verificada más anciana del mundo, por detrás de la japonesa Kane Tanaka, de 118 años.

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