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Por Alfredo Jácome Roca.

 

El descubrimiento de la insulina ha sido mi tema de interés desde hace 3 décadas, cuando leí el libro de Bliss (1) sobre el tema, obra muy completa de periodismo investigativo. Por lo general los artículos sobre asuntos históricos tienden a ser muy narrativos, enfocados más en la cronología que en el análisis. Últimamente han aparecido artículos que defienden lo hecho por Paulesco, Zuelzer o Scott (2).

El artículo titulado “La diabetes mellitus, Banting y el descubrimiento de la insulina: un paradigma de serendipia bibliográfica del médico humanista, profesor Orlando Mejía Rivera, se enfoca en un tema novedoso (3).

Se refiere a la noche del 30 de octubre de 1920 cuando Banting, profesor sin vocación, pero necesitado de un ingreso, estaba preparando una clase sobre fisiología del páncreas. Había encontrado una copia de la tesis de Paul Langerhans, también el trabajo de Minkowski y Von Merig sobre diabetes y pancreatectomía total en perros y encontró un nuevo artículo, el de Barron (4). Lee los tres como si fueran recientes y los conecta, cosa que no habían hecho otros.  El proyecto de Banting se genera por serendipia bibliográfica (una serendipia es un descubrimiento o un hallazgo afortunado, valioso e inesperado que se produce de manera accidental, casual, o cuando se está buscando una cosa distinta). Hubo intentos fallidos de varios para encontrar el factor hipoglicemiante, pero para 1920 esta era una teoría olvidada, recurriendo a otros mecanismos para explicar la diabetes. Como Banting poco sabía del tema, encontró interesante esta hipótesis.

El artículo del profesor Orlando Mejía Rivera, trae este resumen estructurado.

Contexto: La serendipia científica es un paradigma para muchos investigadores, pero el caso de Banting y el descubrimiento de la insulina para el tratamiento de la diabetes mellitus resulta en un caso fundamental de análisis y es un claro ejemplo para comprender en qué consiste la serendipia bibliográfica y cómo esta deriva en un descubrimiento que trata con éxito una enfermedad por años conocida sin lograr encontrar una cura previa. También fue serendipia lo de Minkowski, quien hizo una pancreatectomía total en un perro para demostrar que el páncreas no era necesario para la supervivencia, generándose un perro con polidipsia y poliuria, lo que lo indujo a investigar.

Contenidos: es necesario comprender los antecedentes de la enfermedad, cómo se construye y recopila la información, que termina en un punto, estableciéndose como una teoría que lleva al esfuerzo de muchos investigadores a no conseguir una terapia efectiva para la diabetes mellitus. Luego están los apartados que explican la vida y los procesos de descubrimiento de Frederich Banting, a partir de la serendipia investigativa hasta conseguir un procedimiento claro y exitoso para el tratamiento de dicha enfermedad.

Contribuciones: esta revisión histórica busca hacer visible la importancia de las serendipias dentro del proceso investigativo-científico, y pone de manifiesto el caso de Banting para apelar a nuevas maneras de ver los procesos con enfermedades complejas y así inspirar a nuevos médicos a explorar esta manera de acercamiento para la resolución o la búsqueda de terapéuticas para ciertas patologías.

La decisión sobre quién descubrió la insulina fue de la Comisión del Nobel de Medicina, después de la visita que uno de ellos realizó a las instalaciones de Toronto. Sigue siendo una decisión polémica un siglo después, ya que los otros investigadores citados (Zuelzer, Paulesco, Scott) igualmente inyectaron un extracto pancreático con alto grado de impureza pero que también redujo los niveles de glicemia. Y esto lo hicieron antes que los canadienses. No hay duda de que el emprendedor fue Banting y de que el fisiólogo Best le ayudó en la investigación, pero sin la repetición de los defectuosos experimentos ordenada y guiada por McLeod, sin las técnicas de purificación que aportó Collip y sin la entrada en escena de la casa americana Lilly para la fabricación industrial, el hecho no habría pasado de ser anecdótico. Hay bastantes argumentos a favor de los otros científicos, pero aparte de las discusiones académicas de los historiadores, el recuerdo continuará ligado a los que ganaron el Premio Nóbel (Frederick Grant Banting y John James Richard Macleod).

Banting, en su serendipia bibliográfica, leyó los distintos textos y estableció entre ellos una asociación que no estaba presente en los textos aislados, de allí que pueda concebir el experimento perfecto sin cometer los errores de tantos investigadores experimentados y con gran dominio teórico del metabolismo del páncreas. La diferencia radicó en que los limitados conocimientos de Banting fueron conectados por él en un nuevo contexto de significación y sentido epistemológico. Además, Banting leyó por vez primera, es decir, como si fuesen nuevos unos datos que al ser muy conocidos por los investigadores dejaron de tener interés y fueron considerados viejos e históricos. La serendipia bibliográfica presupone un lector para quien ningún dato es histórico, entendida su historicidad como un dato que ya no puede aportar al conocimiento nuevo. Banting leyó   todos   los   textos   como   datos   presentes, actuales, vivos para la reflexión y no como datos fósiles, muertos, que es lo común en la mayoría de los investigadores que piensan que lo escrito en el pasado ha dejado de tener importancia real para la ciencia del presente y del futuro. En los siguientes meses, el joven Banting reafirmó su convicción de que debía llevar a la práctica su experimento.

Las serendipias bibliográficas realizadas por Banting fueron las que condujeron al descubrimiento exitoso de la insulina, que además cambió toda la orientación fisiopatológica en la diabetes mellitus y contribuyó, más adelante, a otros descubrimientos de hormonas corporales.

Esta serendipia es de predominio inconsciente, pues la idea del experimento clave le surgió luego de dormir, aunque se acostó sobrexcitado con las posibilidades creativas de lo leído; pero más que un hecho aislado, lo que surge con Banting es un típico patrón de “lector serendípico” que lee desde su presente toda la información del pasado y la actualiza por medio del asombro y la curiosidad. Además, su método es hojear y realizar preguntas creativas sobre lo leído, es decir, buscarle un sentido a lo que lee, que no se encuentra explícito en el texto.

Cuantas veces hacemos una búsqueda bibliográfica con un propósito, encontrando otro que nos atrae más. La lista de descubrimientos o inventos científicos que se logran por serendipia es larga, no solo en medicina sino en otras de la ciencia.

 

 Bibliografía

  1. Bliss M. The discovery of insulin. Chicago: The University of Chicago Press; 1982.
  2. Jácome-Roca A. El descubrimiento de la insulina. Rev. Col Endocrino. Diab. Metab. 2020; 20: 133-138 View of El descubrimiento de la insulina | Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes & Metabolismo (revistaendocrino.org)insulona
  3. Mejía Rivera O. La diabetes mellitus, Banting y el descubrimiento de la insulina: un paradigma de serendipia bibliográfica. Rev Colomb. Endocrinol. Diab. Metab. 2020; 8 (3): 357-368.
  4. Barron M. The relation of the islets of Langerhans to Diabetes with special reference to cases of pancreatic lithiasis.Surg Gynec Obstet. 1920;31:437-48

dr. Alfredo Jacome

El Dr. Alfredo Jácome Roca es Internista-Endocrinólogo. Miembro de Número de la Academia Nacional de Medicina, Fellow del American College of Physicians y Miembro Honorario de la Asociación Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo.

Editor Emérito de la Revista MEDICINA.

 

Ver artículo completo en:  (99+) Diabetes mellitus, Banting and the discovery of insulin: a paradigm of bibliographical serendipity | Orlando Mejía Rivera – Academia.edu

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