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Académico Alfredo Jácome Roca.

El “síndrome de adaptación general” como respuesta al estrés descrito por Selye en 1936, ha sido estudiado desde entonces para comprender mecanismos y sistemas involucrados.

En las situaciones de estrés –agudo como crónico- se activan los sistemas endocrino, nervioso autónomo e inmunológico para responder a una amenaza real o imaginaria, generando cambios neuropsicológicos, cardiovasculares y metabólicos. Dicha respuesta al estrés comienza en el sistema límbico con la liberación de la hormona hipotalámica CRH, que estimula la producción de ACTH y de cortisol, mientras que el sistema neurovegetativo libera epinefrina. En el estrés crónico, el sistema
permanece activo con niveles altos o bajos de cortisol en sangre, lo que podría llevar a depresión, ataques de pánico, estrés postraumático, ataques de asma, hipertiroidismo, trastornos menstruales o exacerbación de una artritis reumatoide y muchas otras patologías. La región promotora del gen transportador de la serotonina modera la influencia de los eventos estresantes de la vida en la depresión en los humanos.

En 1936, Hans Selye descubrió que las ratas sometidas a ejercicio extenuante presentaban elevaciones del ACTH, de la epinefrina (E) y norepinefrina (NE), que además presentaban atrofia del sistema linfático y desarrollaban úlceras gástricas superficiales. Gracias a estos experimentos, postuló la teoría del estrés o “Síndrome General de Adaptación” (SGA), el que definió como la “respuesta no específica del organismo a cualquier demanda exterior”, cuyo ejemplo es la conducta de “lucha o huída”. El individuo debe adaptarse a situaciones estresantes físicas (como quemaduras, infecciones, cirugías, hemorragia, traumas, parto) o relacionadas con el entorno (psicosociales, tragedias naturales, accidentes). Considero que el SGA tiene tres etapas:

1) Alarma, en la que las hormonas son segregadas para restaurar la homeostasis, para luchar o huir.
2) Resistencia, con adaptación sostenida y óptima.
3) Fase de Agotamiento, por persistencia del factor estresante, en el que la falla en la adaptación lleva a diversas enfermedades y a la muerte.

Durante años, la teoría fue considerada atractiva, pero mirada con escepticismo. Aún en épocas de Selye, se le dio mucho manejo mediático, lo que hace que en la actualidad cualquier persona esté familiarizada con el término. Entre tanto, gran cantidad de información se ha venido obteniendo de la intensa investigación realizada acerca del fenómeno, que hoy en día tiene importancia para todas las especialidades médicas, para salubristas, sociólogos y políticos.

 

Interacción entre inmunidad, hormonas y manifestaciones psiquiátricas

Los campos principalmente involucrados en el sistema del estrés son el hormonal, el neuropsiquiátrico y el inmunológico, lo que es motivo de esta revisión. La interacción entre inmunidad, hormonas y manifestaciones psiquiátricas es compleja y está en proceso de aclararse.

Denominada psiconeuroinmuno-endocrinología, es una disciplina que aglutina investigadores de numerosas especialidades médicas y básicas. El cerebro y la periferia se retroalimentan vía el sistema neurovegetativo y los sistemas endocrino e inmune, que a su vez interactúan entre sí. Desde hace bastante tiempo sabemos que algunas endocrinopatías tienen relación con enfermedades psiquiátricas y autoinmunes. Entre estas encontramos a la enfermedad -y síndrome de Cushing, al síndrome psiquiátrico inducido por esteroides, manifestaciones psiquiátricas de los esteroides anabólicos, la depresión observada con la administración de agonistas de la GnRH, la enfermedad de Addison, el hipo y el hipertiroidismo, o la depresión asociada a trastornos de las hormonas gonadales.

Hans Selye en ColombiaTambién sabemos que las enfermedades autoinmunes se interrelacionan con alteraciones hormonales y psiquiátricas, que la
depresión y otros cuadros, se asocian con enfermedades autoinmunes y endocrinas; y que los sistemas reguladores neural, endocrino e inmune interactúan entre sí. Pareciera que los genes que se involucran en los procesos de adaptación y supervivencia fueran los adecuados para el hombre primitivo, mas no para el moderno, en quien daría lugar a enfermedades del desarrollo como la obesidad y la hipertensión, entre otras.

Entre los trastornos psiquiátricos relacionados con una alteración del eje límbico – hipotálamo- hipófisis-suprarrenales– que llamaremos el eje HPA- está la depresión mayor (la enfermedad más estudiada), además del síndrome de estrés postraumático, los ataques de pánico, la fibromialgia y el síndrome de fatiga crónica. La atrofia del hipocampo se observa en personas con estrés crónico severo (como en los sobrevivientes del holocausto), la que también se ha informado en los pacientes con estrés postraumático, esquizofrenia, depresión severa y enfermedad de Cushing, en la que existen altos niveles de cortisol en sangre. El sistema psiconeuroinmunoendocrino tiene estratos anatómicos y fisiológicos que forman subsistemas neurológicos, endocrinos e inmunitarios.

Por supuesto que en las personas “estresadas” hay mayor presencia de enfermedades reumatológicas como la artritis reumatoidea, mientras que otras colagenosis como el lupus eritematoso sistémico o la esclerodermia, se asocian con frecuencia a depresión. Esta última manifestación afectiva está también relacionada con enfermedades endocrinas autoinmunes, particularmente el hipotiroidismo subclínico asociado con la tiroiditis crónica de Hashimoto, la depresión (y tiroiditis) posparto, la enfermedad de Graves, la de Addison y el síndrome de Cushing, en donde el factor más importante es el hipercortisolismo. Hay que anotar –como ya lo había esbozado Selye- que el estrés crónico genera enfermedades de gran morbi-mortalidad como el síndrome metabólico, la hipertensión arterial, diversos tipos de cáncer que se encuentran influenciados por el estrés y depresión, el suicidio, enfermedades autoinmunes y cardiovasculares diversas. Diversas hormonas –particularmente neuropéptidos- monoaminas que actúan como neurotransmisores u hormonas, y citoquinas proinflamatorias y antiinflamatorias, se encuentran involucradas en el proceso.

Es usual que el adulto con estrés y depresión tenga antecedentes traumáticos en la niñez. Entre ellos podemos anotar la violencia intrafamiliar, el abuso físico y sexual, las carencias afectivas y nutricionales, la separación de los padres, la falta de educación y de oportunidades, el embarazo adolescente, el inicio sexual y toxicomanías tempranas, lo que lleva a un círculo vicioso en la descendencia del adulto con estrés.


dr. Alfredo Jacome

El Dr. Alfrédo Jacome Roca es Internista-Endocrinólogo. Miembro de Número de la Academia Nacional de Medicina, Fellow del American College of Physicians y Miembro Honorario de la Asociación Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo.

Editor Emérito de la Revista MEDICINA.

 

Tomado de Jácome Roca, A. 2010. Artículo completo en ESTRÉS Y ENFERMEDAD. Enfoque psiconeuroinmunoendocrino. Medicina. 32, 3 (sep. 2010), 223–236.

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