Visitas: 18
En días pasados, el analista digital del periódico El Tiempo Diego Santos, escribió una columna acerca de la desinformación habitual en plataformas digitales, gracias a la ausencia de médicos, científicos y profesionales que analicen temas relacionados con la salud.
Existen algunos profesionales de la salud que han llevado su experticia a las redes sociales con mucho éxito, como es el caso de Idrees Muhgal, un joven médico británico de 27 años, con un posgrado en investigación nutricional, que tiene una cuenta en la red social TikTok con cerca de un millón de seguidores, o Mustafa Dhahir, un farmaceuta australiano que ganó notoriedad durante la pandemia por sus videos que refutaban los mitos alrededor de la vacuna contra el coronavirus. En Colombia, Óscar Rosero, un endocrinólogo colombiano con dos especializaciones, también hace parte de este grupo cada vez más creciente que buscan combatir el nivel de desinformación que se ha apoderado de redes en un campo tan importante como la salud.
Pero, así como existen profesionales calificados, hay un porcentaje mayor de personas sin ningún tipo de preparación que de forma irresponsable y aprovechando los pocos o nulos filtros de las redes sociales y actuando como “influenciadores”, suministran información falsa o engañosa sobre temas que creen dominar.
Dice el analista Diego Santos. “A finales de junio, la periodista Rina Raphael, publicó en el New York Times un extenso reportaje sobre cómo un grupo de médicos está haciéndole frente en TikTok a todos los mitos que están publicando creadores de contenido sin sustento alguno. Y TikTok es apenas una de las redes donde se mueven como pez en el agua los divulgadores de esa desinformación. En Instagram, Twitter, Facebook, YouTube, WhatsApp, y otras, también campan a sus anchas.
Médicos, científicos, académicos y otros profesionales del sector, consideran que las redes son una cloaca inaportante en la que no se debe perder ni un minuto. Ya suficiente presión y exigencias tiene la profesión como para estar viendo contenido vacío y de poca relevancia. En parte pueden tener razón, pero en el fondo se están equivocando”.
El atractivo de las redes sociales es que justamente brinda la oportunidad a cualquiera para expresarse o dar a conocer sus puntos de vista acerca de cualquier tema, pero esto ha hecho que la ignorancia o el desconocimiento hayan “colonizado” estos espacios, minimizando opiniones con más peso que se pierden en un mar de desinformación.
Continúa el analista diciendo: “Cada día que pasa sin que un médico siente su espacio en redes, es un día más en el que seguirá multiplicándose la desinformación… Nunca habrá suficientes profesionales de la salud que contrarresten el número de impostores, pero ninguno de esos impostores llegará a tener el millón de seguidores de un doctor Mughal o los casi 400 mil del doctor Rosero”.
Evidentemente el mundo ha cambiado y corresponde a los profesionales de la salud entenderlo, informarse y entrar a jugar su papel en estas nuevas formas de interacción. Las nuevas generaciones acuden más a internet para consultar temas de salud que a los servicios médicos, con el riesgo de encontrar información errada o directamente estafadores. La misión es no dejar un trabajo tan importante en manos de cualquiera.
El artículo de Diego Santos, puede leerse en: Médicos, científicos y profesionales de la salud deben estar en redes
Nota preparada por Victoria Rodríguez G., responsable de plataformas digitales en ANM