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Académico Remberto Burgos.
La epidemia de la sobredosis es la nueva pandemia que tenemos en salud. En 2022 fallecieron 109.000 personas y entre estos más de 1.100 adolescentes. Las intoxicaciones son la tercera causa de muerte y ha aumentado 7.5 veces desde 2015. Los opioides sintéticos ocupan el primer lugar y entre estos el fentanilo encabeza la lista, se calcula que 70.000 personas fallecieron por esta causa. El año pasado se incautaron más de 50 millones de pastillas recetadas falsas y 4.500 kilos de fentanilo. Los datos confirman que es una verdadera tragedia.
Fabricado por primera vez por Paul Janssen en 1959 e introducido para uso médico en 1968. Es un opioide agonista y utilizado como un analgésico endovenoso. El fentanilo en sus diversas formas (tabletas, parches, inyecciones, etc.,) se utiliza como anestésico, alivia los dolores agudos provocados por una cirugía o una condición de salud oscura que genere dolores enraizados. Es un derivado sintético del opio y relacionado con la fenilpiperidina y su síntesis, en 4 etapas, finalizando su reacción con anhidro propiónico. Produce analgesia a través de tres receptores estereo-específicos pre y post sinápticos que se encuentran en el sistema nervioso central. Su respuesta depende del receptor al cual se une, su afinidad por él y si el opioide es agonista o antagonista.
Interactúa con los receptores de opioides que se encuentran en las áreas del cerebro que manejan el dolor y las emociones, llega muy rápido y se absorbe fácil lo que muestra sus efectos inmediatos. Libera dopamina, anula el dolor y el usuario siente “un subidón”. Dicen los expertos que esta sensación no se repite y por esta razón se incrementa la dosis buscándola. Llega al tallo cerebral y busca los receptores, los llena y bloquea el control de la respiración. Los usuarios pueden dejar de respirar sin perder la conciencia y este quizá es el mensaje que los padres deben saber sobre la causa de muerte tóxica de estos muchachos. Investigaciones como la de Harvard afirman que antes de perder otras funciones ya el centro respiratorio ha fallado, “dejan de respirar antes que se den cuenta”.
La OMS define el fentanilo como “tercer peldaño” de la escalera farmacológica y después de los antiinflamatorios no esteroides. Se utiliza como analgésico para el dolor agudo y crónico, siempre bajo la receta médica y con estricto control. Su forma de administración variada: parche transdérmico, comprimidos sublingual o para chupar, soluciones como pulverizador nasal. En caso de dolor agudo disruptivo se puede utilizar la solución nasal absorbido a graves de la mucosa y pasa al torrente circulatorio.
Interesante como se describen los efectos adversos de los opiáceos y sobre todo según la frecuencia:
1-10 pacientes: somnolencia, mareos, dolor de cabeza, estreñimiento, sudoración y fiebre
1-100 pacientes: sequedad bucal, nerviosismo, sudoración, falta de apetito
1-1000 pacientes: euforia, pérdida de memoria, insomnio, alucinaciones
1-10.000 pacientes: bradicardia, retención de agua, sensación de frío
Muy raros: anafilaxia, astenia, ansiedad, disfunción sexual
Interactúan con algunos medicamentos y en el embarazo se describe placenta previa, aborto, parto prematuro y hemorragias post parto. En el recién nacido hay riesgo de muerte súbita y síndrome de abstinencia.
Diptongo: los rigurosos turnos no han borrado la imagen: mirada vidriosa, ojos tristes incrédulos y el corazón palpitando a media, de esta adicta al fentanilo en urgencias. Su hijo de 15 días había muerto hacía unas horas.
El Académico Dr. Remberto Burgos de la Espriella es neurocirujano. Ha sido presidente de la Asociación Colombiana de Neurocirugía, presidente Honorario de la Federación Latinoamericana de Neurocirugía y es Miembro de Número de la Academia Nacional de Medicina de Colombia
Columna original de El Heraldo