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La deficiencia de vitamina D (VD) es una pandemia mundial que afecta a más de un tercio de la población mundial. La población de América Latina y el Caribe supera los 620 millones de habitantes con diversos orígenes étnicos y diferentes latitudes y altitudes, lo que dificulta las comparaciones y generalizaciones.

En esta región, la prevalencia de los individuos con niveles insuficientes de VD (<30 ng / mL) fluctúa entre el 40,2% y el 96,8% con edades medias observadas entre 58 y 79 años. Una revisión sistemática informó que en Latinoamérica y el Caribe la prevalencia de la deficiencia de VD (20 ng / L) entre individuos sanos de todas las edades, osciló entre 20–40%. Sin embargo, el alcance de su magnitud es desconocido.

La Sociedad Iberoamericana de Osteoporosis y Metabolismo Mineral (SIBOMM) buscó establecer un consenso de expertos sobre las recomendaciones para la suplementación con VD (vitamina D) en América Latina mediante la metodología Delphi.

Desde principios de este siglo, la vitamina D (VD) se ha incluido en lo que se ha llamado el complejo hormonal VD. De hecho, no es realmente una vitamina porque cumple con todos los criterios: ser nombrada hormona, circulando por el torrente sanguíneo y actuando a través de receptores específicos.

Solo el 10% del contenido de VD en nuestro cuerpo se ingiere a través de la dieta, el resto se obtiene a través de su síntesis en la piel, como consecuencia de la acción de los rayos ultravioleta B (UVB).

A pesar de esto, hay varios factores en muchos de nuestros países de América que dificultan la síntesis de VD, como la
existencia de filtros solares (por ejemplo,  la capa de ozono y nubes, contaminación, cristales, incidencia oblicua de los rayos solares en función de la latitud, color oscuro de la piel, factores de protección solar, etc.). Todos esto hace necesario recurrir a suplementos orales de VD para mantener niveles en la sangre adecuados.

La posología profiláctica de la VD en la población general debe individualizarse según la edad, raza, peso corporal, exposición solar del individuo, altitud y hábitos dietéticos y de ejercicio, sin descartar enfermedades crónicas existentes.

PUEDE VER/DESCARGAR EL ESTUDIO: Suplementación con vitamina D

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AUTORES

Santiago Palacios (Director del Instituto Palacios, Madrid, España) , Sonia Cerdas (Universidad de Costa Rica, San José, Costa Rica) , Ramiro Da Silva (Hospital Santo Tomás, Ciudad de Panamá, Panamá) , Alejandro Paradas (Hospital Universitario Maternidad La Altagracia, Santo Domingo, República Dominicana) , Jorge Vargas (Clínica Abreu, Santo Domingo, República Dominicana) , Desireé Mostajo (Centro Médico Perinat, Santa Cruz, Bolivia) , Konstantinos Tserotas (Director Tserotas Clinic, Ciudad de Panamá, Panamá) , Luis Danckers (Clínica Centenario Peruano Japonés, Lima, Perú) , Mario Moreno (Hospital Luis Vernaza, Guayaquil, Ecuador) , María Navas (Centro Médico Navas, San José, Costa Rica) , Roberto Muñoz-Louis (Hospital Docente Padre Billini – Grupo REICA, Santo Domingo, República Dominicana) , Tatiana Maida (Facultad de Medicina, Universidad Autónoma Gabriel Rene Moreno, Santa Cruz, Bolivia) , Oscar Rosero (Instituto de Osteoporosis de los Llanos – Osteollanos, Villavicencio, Colombia) , Camilo Rueda (Clínica Universidad de la Sabana, Bogotá, Colombia) , David Vásquez (Facultad de Medicina de la Pontificia, Universidad Javeriana de Bogotá, Colombia) , Luciano Melo (Faculdade de Medicina de ABC, Sao Paulo, Brasil) , Santiago Córdoba (Jefe del Departamento de Ginecología, Hospital Metropolitano de Quito, Ecuador) , Luis Rasec-Morales (Hospital María Auxiliadora, Lima, Perú) & Nilson Roberto de Melo (Faculdade de Medicina, de Universidade de Sao Paulo, Brasil).

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