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En el periódico Alma Mater (n.° 664), órgano informativo de la Universidad de Antioquia, la periodista Ángela María Agudelo revive el tema de la operación cesárea, basada en un artículo aparecido en el Journal of Epidemiology and Community Health (vol. 71) donde se comenta lo que ocurre en Colombia con la práctica de dicha intervención.
En 1999 la incidencia de cesárea fue de 27 % y en 2011 ascendió a 43 %, observándose que ese incremento fue mayor en mujeres adscritas al régimen contributivo, la mayoría de las veces sin estar justificada médicamente. Lo más alarmante es que ese proceder se asoció a nacimientos prematuros y a una más alta mortalidad neonatal. Este fenómeno –el abuso de la operación cesárea– me desvela en razón a que ejercí la obstetricia durante casi cuatro décadas, a que fui catedrático de la materia por más de seis lustros y a que siempre he sido un observador atento del acaecer social. Y este (Rev. Soc. Col. Obst. Gin. vol. 65:2, 2014) asunto de la cesárea tiene implicaciones médico-sociales que no pueden pasar inadvertidas. Si actualizamos las cifras mencionadas, veremos que el problema está adquiriendo visos escandalosos: en 2013, el 46 % de los nacimientos ocurrieron por cesárea, siendo en la costa Caribe donde más se practicó (80 %). En la Clínica de la Mujer, en Bogotá, durante el periodo 2014-2015 hubo 7.479 nacimientos, de los cuales el 69 % fueron por cesárea. De seguro igual sucede en las demás clínicas privadas.
En la Clínica de la Mujer, en Bogotá, durante el periodo 2014-2015 hubo 7.479 nacimientos, de los cuales el 69 % fueron por cesárea. Pero este auge de la operación cesárea no solo se observa en Colombia, sino también en casi todos los países del mundo, a punto tal que se ha constituido en motivo de preocupación para las autoridades sanitarias y para la sociedad. Según la Organización Mundial de la Salud, la tasa racional de cesárea debe ser inferior a 15 %; cuando sobrepasa el 33 %, aumentan los riesgos materno-fetales, obligando a que se revise el asunto por las autoridades respectivas.
Como curtido obstetra, suelo meditar si, en verdad, el nacimiento contra natura (léase cesárea) es el mejor y más adecuado. De ser cierto –me digo–, habría que aceptar que la sabia naturaleza se equivocó al consagrar la vía vaginal y que fue necesario que transcurrieran más de 6 millones de años para que se enmendara tamaño error.
La operación cesárea bien indicada constituye un triunfo del hombre sobre los eventuales desvíos de la naturaleza. Pero tratar de imponerla rutinariamente no deja de ser más que una insólita suplantación. Ha llegado a tal extremo su abuso que hasta la opinión pública en los países que establecen las pautas médicas clama para que se frene el exceso, para que cese esa epidemia. En los EE. UU., Esther Booth Zorn fundó en Nueva York una institución llamada Cesarean Prevention Movement, con capítulos en diferentes estados de la Unión. No obstante estar muy judicializado el ejercicio médico en ese país, la cesárea, considerada por algunos obstetras una defensa contra una eventual demanda, solo es válida cuando hay de por medio una indicación médica formal, y no cuando es producto de complacencia o de impaciencia del obstetra.
Según estudios serios, es una falacia hacer creer que el parto contra natura coloca a la mujer y su hijo al amparo de cualquier complicación. La mortalidad materna es 3,6 mayor (Obstet Gynecol 108:541,2006) y la tasa de mortalidad neonatal es 2,4 superior a la del parto vaginal (Birth 35:1,2008). Razón asiste a la Federación Latinoamericana de Sociedades de Obstetricia y Ginecología cuando recomienda que se racionalice su práctica, teniendo en cuenta los inconvenientes que apareja: más complicaciones materno-fetales, recuperación más larga, mayores complicaciones en embarazos futuros, mayores costos.
FERNANDO SÁNCHEZ TORRES Profesor Emérito de Gineco-Obstetricia, Ex Rector Universidad Nacional Académico Honorario.
Fuente: diario EL TIEMPO, Bogotá. Artículo: La cesárea, una epidemia, Tratar de imponerla rutinariamente no deja de ser una insólita suplantación. Más información sobre uso y abuso de la operación cesárea puede verse en: