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Alfredo Jacome Roca
Internista-Endocrinólogo, Miembro de Número, Academia Nacional de Medicina de Colombia
Recientemente se dio a conocer un documento de la Santa Sede, en el que -entre otras cosas- se considera que las cirugías de cambio de sexo (que convierten a la persona en un “transgénero”) atentan contra la dignidad humana. Se trata de un tema muy complicado, que toca en particular a la cultura occidental, ya que en el África y en los países musulmanes, cualquier cosa que tenga tufillo de homosexualidad es condenada enérgicamente (en 67 países), hasta el punto de quitarle la vida a una persona homosexual.
Se ha dicho que el Sumo Pontífice dio dos pasos adelante y uno para atrás. Que se trata de un movimiento de política interna, para calmar a la poderosa curia conservadora que en muchos temas es “anti-Francisco”. Todo eso puede ser verdad, pero no debe sorprender pues sigue la línea trazada por siglos por la Iglesia Católica, que se basa en el Génesis 1:27 “Lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó.”, para continuar en el siguiente versículo «¡Reprodúzcanse, multiplíquense, y llenen la tierra!». Este tajante mandato tiene mucha lógica en el momento de la Creación, porque si Adán hubiese sido gay o Eva lesbiana, la humanidad simplemente no existiría.
Los movimientos LGBT creían haber encontrado un aliado en Francisco, pero el Papa de la Cristiandad representa a mil doscientos millones de católicos, cuya manera de pensar no es uniforme. Solo con su acercamiento a los homosexuales, personas con dignidad humana, los obispos africanos manifestaron su descontento. El tema es difícil, otras iglesias cristianas tienen posiciones similares, pero la verdad es que la biología considera que la teoría de género tiene algo de razón en cuanto a que el ser humano (como otros mamíferos), tiene su lado femenino (o masculino según el caso), y que esa tendencia, si llega a ser marcada, lleva a una identificación contraria a su sexo biológico.
No se trata de “pontificar” (ahí sí), pero científicos y bioeticistas han tomado el tema con mucha seriedad, como es su costumbre. Hay casos de casos, los legisladores han establecido reglas. El tema no es nuevo, porque por siglos, emperadores, culturas y grupos han estimulado la presencia de “eunucos”. En la India son aceptados como “tercer sexo”. En Colombia hay alguna legislación al respecto. Las sociedades liberales defienden (y exageran) su apoyo a estas decisiones, convirtiéndose en un asunto político. Creo que hombres y mujeres tenemos algo de homofóbico, racista y machista, como un efecto cultural. La verdad no se muestra como blanco y negro, hay matices. Existen ya subespecialidades entre endocrinólogos y cirujanos plásticos (también pediatras, ginecólogos y urólogos), para tratar este asunto que se nos presenta para definir directamente. Como miembro del primer grupo de especialistas, he tratado diferentes casos de “estados intersexuales” (hermafroditas, pseudohermafroditas, errores en asignación de sexo), este manejo si, aprobado por la Iglesia. Hay hombres gais que toman estrógenos por su cuenta para modificar su apariencia, o buscan tratamiento para su “hirsutismo”, considerando que tienen vello superfluo. El médico debe actuar con absoluto respeto y conocimiento de causa. Me parece que, si al endocrinólogo se le presenta el hecho cumplido de una persona transgénero, lo lógico sería formularle las hormonas correspondientes, para respetar la decisión del paciente, y para evitar un mal mayor como la depresión y el suicidio.
El Académico Alfredo Jácome Roca es MD, FACP. Internista-endocrinólogo, Miembro Honorario de la Asociación Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo. Miembro de número de la Academia Nacional de Medicina y miembro activo de la Sociedad Colombiana de Historia de la Medicina, Bogotá.
Editor Emérito de la Revista Medicina