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El pasado 21 de noviembre en la Universidad del Sinú, el presidente de la Academia Dr. Gabriel Carrasquilla, hizo la presentación del libro-homenaje con el que la Sociedad Colombiana de Gastroenterología honró la trayectoria del Académico Dr. Álvaro Bustos González, decano de la Facultad de Ciencias de la Salud de la universidad. A continuación las palabras de agradecimiento del Dr. Bustos a la presentación.
Por Álvaro Bustos González*
Doctor Gabriel Carrasquilla Gutiérrez, presidente de la Academia Nacional de Medicina:
Hace cinco meses, cuando nos reunimos en este recinto con el Colegio Máximo de las Academias de Colombia, me correspondió referirme al Ser Académico, una noción de límites imprecisables, para lo cual recurrí a dos pintores alemanes, uno neoclásico, Johann Zoffany, y otro romántico, Caspar David Friedrich, con el propósito de recordar que la vida de los investigadores y, en general, de quienes tienen responsabilidades docentes, debe oscilar entre el rigor de la ciencia, cuyas verdades no son absolutas, y la cultura universal, esa feliz amalgama de saberes humanísticos, musicales, pictóricos y literarios que nos hace la vida menos triste, o menos banal.
Hoy el motivo es otro: la presentación en sociedad del libro-homenaje que me hiciera la Sociedad Colombiana de Gastroenterología por iniciativa de los doctores William Otero, Rafael Muñoz y José Luis Buelvas, que recoge mis columnas periodísticas de los últimos cuatro años y algunas crónicas y ensayos desperdigados en el tiempo, y que la Universidad del Sinú tuvo la gentileza de imprimir en una edición de lujo.
Dicen los neurocientíficos que la corteza prefrontal se mieliniza completamente a los 72 años, lo que quiere decir que a esta edad el hombre está biológicamente alejado de pequeñas vanaglorias, que sus juicios son más justos y equilibrados, y que sus pensamientos no se forjan en la mezquindad ni en la jactancia. Esa edad, a diferencia de las antiguas civilizaciones que tenían en alta estima a los “ancianos de la tribu”, hoy está sometida a la sospecha de la incapacidad, porque solo parecen tener valor la juventud y el ánimo rebelde y disruptivo, empaquetados en las nuevas y avanzadas tecnologías, y en todo aquello que parezca novedoso y sorprendente.
Hace más de 100 años, sin embargo, el padre de la clínica moderna, el doctor William Osler, aconsejaba desde su atalaya del Hospital Johns Hopkins, que los médicos fuéramos imperturbables, entendido esto como compostura y presencia de ánimo en toda circunstancia, sin deslumbramientos innecesarios: requería la calma frente a la borrasca de la novedad. Algo de eso van a encontrar ustedes reflejado en este libro de recopilaciones, que entrelíneas está impregnado por un aforismo de Séneca: “Imita al promontorio, el cual, aunque lo baten continuamente las ondas mansas, no solo se yergue inalterable, sino que a su alrededor se calman y sosiegan también las ondas furiosas”.
Muchas gracias.
El Académico Dr. Álvaro Bustos González es especialista en Pediatría. Decano de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad del Sinú y pertenece al Capítulo de Córdoba de la Academia Nacional de Medicina.
Artículo publicado originalmente en El Meridiano
