Órgano consultor del Gobierno Nacional en temas de  Salud y  Educación Médica. Creada por Ley 71/1890, ratificada por Ley 86/1928, Ley 02/1979, Ley 100/1993.

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Conferencia del académico Dr. Javier Aranceta Bartrina, doctor en nutrición del Instituto de Ciencias de la Alimentación Universidad de Perugia, Italia, doctor en periodismo de la Universidad del País Vasco. Presidente de la Real Academia de Medicina del País Vasco.

Para el presidente de la Real Academia de Medicina del País Vasco, la idea de la inmortalidad ha fascinado siempre a la humanidad. Sin embargo, vivir para siempre podría convertirse en una maldición más que en un don. Por eso, la ciencia actual no busca prolongar indefinidamente la vida, sino mejorar su calidad. La Organización Mundial de la Salud declaró la década de 2021-2030 como la del “envejecimiento saludable”; no es cuántos años se vive, sino cómo se hace.

En este camino hacia un envejecimiento digno, la microbiota intestinal ocupa un lugar central. En nuestro intestino habitan más de dos kilos de microorganismos que, si están en equilibrio, fortalecen el sistema inmunitario y producen sustancias beneficiosas -los llamados posbióticos- que influyen incluso en el cerebro. Mantener esa armonía mediante la alimentación, el ejercicio y la estabilidad emocional es una de las claves para envejecer bien.

El envejecimiento, no obstante, también depende de procesos biológicos modulables. La inflamación crónica, la disfunción mitocondrial, los cambios hormonales (con pérdida de testosterona, estrógeno y hormona de crecimiento, mientras aumenta el cortisol), los fallos en la absorción de nutrientes y la senescencia celular aceleran el envejecimiento. Las células senescentes que envejecen atacan a otras y se comportan como manzanas podridas que contaminan a las demás. Combatir estos procesos implica cuidar la dieta, reducir el estrés y fomentar la actividad física.

La microbiota envejecida pierde variedad, y esa pérdida está asociada con enfermedades inflamatorias y cognitivas. Estudios en personas centenarias muestran un aumento de bacterias beneficiosas como las bífidobacterias o las oscillospiras. De ahí la importancia de incluir en la dieta alimentos fermentados, tanto lácteos como vegetales. En cambio, un exceso de carnes rojas o carnes procesadas como los embutidos genera compuestos tóxicos que favorecen el cáncer y las enfermedades cardíacas, demostrando que la alimentación puede ser nuestra aliada o nuestra enemiga.

Entre las estrategias más efectivas para ralentizar el envejecimiento se encuentra la dieta mediterránea, abundante en vegetales, cereales integrales, aceite de oliva, frutos secos, nueces y pescado. Investigaciones recientes han combinado este modelo con la dieta DASH para crear la dieta MIND, que incorpora frutos rojos y nueces, potenciando la salud cerebral y la longevidad. Los probióticos y prebióticos que aporten bifidobacterias -del yogur al kéfir, pasando por los pepinillos, la cebolla o la remolacha fermentada- completan el conjunto alimentario indispensable para favorecer la microbiota.

Es beneficioso también incorporar en la alimentación ciertos compuestos naturales conocidos como antioxidantes que actúan como escudos biológicos: la vitamina D, con su metabolito más potente: el 1,25 epoxi vitamina D -también conocida como calcitriol-, el resveratrol del vino tinto y las uvas, la curcumina de la cúrcuma (mejor absorbida con pimienta negra). Plantas aromáticas como albahaca, orégano, tomillo, romero, clavo, hinojo, eneldo, eucalipto o los polifenoles del aceite de oliva virgen extra de primera presión en frío, rico en oleocantal y oleuropeína que destruye las células senescentes, son auténticos tesoros antienvejecimiento. El Dr. Aranceta sugiere una preparación con este tipo de aceite, una maceración de orégano y romero y un botón de clavo de olor como la mejor medicina antiedad.

Otros aliados naturales son los frutos rojos (arándanos, frambuesas, sandía, fresas), el pepino, el té verde y las hierbas aromáticas. Todos contienen antioxidantes y activadores de las sirtuinas, proteínas asociadas con la longevidad. La hidratación es clave para mejorar la función cognitiva, mantener la elasticidad de la piel, facilitar la digestión y eliminar toxinas. 

La restricción calórica, practicada con sensatez, también muestra beneficios: al reducir las calorías sin perder nutrientes, el cuerpo activa la autofagia, eliminando células deterioradas y reparando tejidos. Lo que los abuelos llamaban “ayunar un día” podría ser una sabia costumbre.

El estilo de vida completa el cuadro: ejercicio regular que estimula el klotho, una proteína producida principalmente en los riñones que se asocia con la longevidad y el envejecimiento saludable. Una mente activa, sueño reparador y relaciones sociales positivas. Dormir al menos siete horas, leer, resolver crucigramas o reír con amigos son actos que protegen tanto como un medicamento. La melatonina, por su parte, puede ayudar a regular el sueño y también tiene efectos antienvejecimiento. Y en lo cotidiano, beber suficiente agua, alimentación saludable, preferir el café natural de primera filtración sin azúcar ni leche, forman parte de cuidar el cuerpo y el espíritu.

El futuro se centra también en la biotecnología: el trasplante de microbiota fecal (TMF) y la reprogramación celular podrían rejuvenecer el organismo. Reintroducir en el intestino la microbiota de personas sanas o jóvenes y revertir el envejecimiento de las células son ya líneas de investigación reales. Así como el uso de algunas técnicas como la plasmaféresis, con resultados todavía modestos, la oxigenoterapia hiperbárica o la crioterapia, que ya tienen un buen número de aplicaciones terapéuticas. 

El Dr. Aranceta concluye su presentación con un sabio y antiguo aforismo del siglo VIII  para una terapia antienvejecimiento: “Vida honesta y arreglada, usar de pocos remedios y poner todos los medios de no alterarse por nada. La comida moderada, ejercicio y diversión. No tener nunca aprensión, salir al campo algún rato, poco encierro, mucho trato y continua ocupación”. Francisco Gregorio de Sales, “La salud y la higiene dogmática”.

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Intervención completa en: SESIÓN CONJUNTA DE ACADEMIAS

Resumen. Victoria Rodríguez G. Comunicaciones Academia Nacional de Medicina

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