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Conferencia del Académico Dr. Antonio Bascones Martínez, Doctor en Medicina y Estomatología, experto en enfermedades periodontales y su impacto en la salud general. Catedrático emérito, académico, investigador y docente. Presidente de la Real Academia de Doctores de España.
A pesar de los avances en los métodos de diagnóstico precoz, el cáncer sigue cobrando más vidas de las que debería, señaló el Dr. Bascones en la sesión conjunta de Academias que se llevó a cabo el pasado 23 de octubre. Aunque se han logrado progresos, la mayoría de los casos aún se detectan en fases avanzadas -estadios tres y cuatro-, cuando las posibilidades de curación disminuyen drásticamente.
Detectar un cáncer oral no requiere tecnología sofisticada, subrayó el experto en enfermedades periodontales: basta con una adecuada exploración, una completa historia clínica del paciente y una biopsia. En países desarrollados, entre el 80 y el 90% de los pacientes son diagnosticados en fases tardías. El objetivo ideal sería invertir esas cifras, cuando el tratamiento puede salvar vidas.
Entre las principales causas, el tabaco y el alcohol encabezan la lista de culpables. Su abuso, junto con una higiene deficiente, conforman una tríada perfecta para el desarrollo del cáncer bucal. En 2004, una persona moría cada hora por cáncer oral o faríngeo; hoy, las cifras son aún mayores. La mayoría de estos tumores son carcinomas de células escamosas que afectan especialmente a los bordes laterales de la lengua, el suelo de la boca y los labios.
El perfil del paciente ha cambiado con los años. Antes predominaban los hombres en una proporción de seis a uno respecto a las mujeres; hoy, esa brecha se ha reducido a dos o tres por cada mujer afectada. La edad media ronda los cincuenta años, y el pronóstico depende del tamaño tumoral, la presencia de ganglios afectados y el grado histológico. La supervivencia a cinco años rara vez supera el 50%, salvo en casos de cáncer labial, que suelen ser menos agresivos.
La prevención es el arma más poderosa. Abandonar el tabaco, moderar el consumo de alcohol, practicar ejercicio físico regular, mantener una dieta equilibrada, una adecuada hidratación y una higiene bucal rigurosa son hábitos que salvan vidas. La dieta mediterránea, en donde predomina el consumo de frutas, verduras, cereales y pescado blanco, se erige como el modelo ideal.
Afortunadamente, la publicidad en torno al consumo de tabaco ha disminuido de forma notable en la sociedad, pero sigue siendo un asesino silencioso que mata a por lo menos un millón de europeos al año y ocho millones en el mundo, por causa directa o indirecta, debido a enfermedades asociadas.
El diagnóstico clínico temprano depende de la observación cuidadosa de lesiones aparentemente inofensivas. Úlceras que no cicatrizan en 15 días, nódulos, alteraciones en el habla o dificultad para mover la lengua deben despertar sospechas. Una simple biopsia puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Las lesiones benignas y malignas pueden parecer similares, pero el examen histológico es quien revela la verdad.
Es esencial distinguir entre úlceras benignas: delimitadas, de bordes regulares, fondo liso, blandas al tacto y no adheridas a planos profundos, y malignas: mal delimitadas, con bordes irregulares, fondo sucio, endurecidas a la palpación y adheridas a planos profundos.
Cualquier lesión persistente debe ser evaluada. La leucoplasia, por ejemplo, una mancha o placa blanca, generalmente en las encías, el interior de las mejillas o la lengua, que no se puede desprender al rasparla, puede transformarse en cáncer si no se detecta a tiempo. La biopsia, realizada correctamente en zonas sospechosas, es la herramienta definitiva para confirmar el diagnóstico.
El cáncer bucal se enlaza con otro enemigo silencioso: la diabetes. Existe una relación bidireccional entre ambas, mediada por la inflamación y la microbiota oral. Las bacterias que viajan desde la boca pueden llegar al corazón, al páncreas o a las articulaciones, generando enfermedades sistémicas. De hecho, la periodontitis se considera hoy la sexta complicación de la diabetes, agravando el control metabólico y aumentando el riesgo de infección.
Recalcó el Dr. Bascones que la salud oral no puede desvincularse de la salud general. La diabetes aumenta el riesgo de infecciones bucales como la enfermedad de las encías y caries, mientras que una deficiente salud oral puede empeorar el control de la diabetes. Tratar simultáneamente la diabetes y la enfermedad periodontal rompe el círculo vicioso que las une.
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Intervención completa en: SESIÓN CONJUNTA DE ACADEMIAS
Resumen. Victoria Rodríguez G. Comunicaciones Academia Nacional de Medicina
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