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Artículo basado en la conferencia de la embajadora de Países Bajos, Reina Buijs, en el Día Panamericano del Médico.
La embajadora de los Países Bajos en Colombia, Reina Buijs, con formación en nutrición humana y maestría en salud pública, explicó que su experiencia profesional la ha llevado a trabajar de cerca con comunidades, para entender sus necesidades en salud. Por ello aceptó compartir una visión general del sistema de salud neerlandés, resaltando que, aunque hace años no trabaja directamente en el sector, identifica similitudes y diferencias importantes con el modelo colombiano.
Conoció de cerca el sistema colombiano desde la década de los noventa, cuando trabajó en Ecuador y la Ley 100 sirvió como referente en debates regionales sobre aseguramiento en salud público-privado. Los Países Bajos cuentan con 18 millones de habitantes en un territorio pequeño y altamente urbanizado, lo que influye en la forma en que se organiza la accesibilidad. Cerca del 17% de la población trabaja en el sector salud y la inversión anual en salud alcanza casi 88 billones de euros. La población mayor de 65 años representa el 20%, 5% mayores de 80 años, con una creciente prevalencia de cáncer y enfermedades del sistema circulatorio. Para el 2040, a estas condiciones se unirán las enfermedades mentales, incluida demencia, que afectará a uno de cada 5 neerlandeses.
Tienen una de las tasas más bajas de mortalidad evitable en Europa, lo que refleja alta accesibilidad y atención oportuna. Esto se sustenta en un sistema público-privado fuertemente regulado por el Estado. Aunque los aseguradores y proveedores son privados, operan sin fines de lucro y bajo reglas estrictas. Cada ciudadano debe afiliarse obligatoriamente a un asegurador, con libertad de cambiar cada año. El asegurador está obligado a aceptar a cualquier persona sin conocer su estado de salud y debe ofrecer un paquete básico igual para todos, definido por el gobierno, que además regula las tarifas, los reembolsos y controla los gastos de las aseguradoras.
El sistema permite agregar servicios no incluidos en el paquete básico y el ciudadano se hace responsable de su pago, pero también recibe un reembolso si lo pagado excede el costo del servicio. Adicionalmente, deben cubrir un copago anual (para este año 385 euros), como una forma de promover el uso consciente de los servicios, pues esa suma se va descontando de acuerdo con los servicios solicitados, aunque la atención del médico familiar no se descuenta de ese monto.
La cultura del país se apoya en la solidaridad. Ante una enfermedad simple como una gripa, el autocuidado, la familia, la pareja o los vecinos son la primera red de apoyo para paliar la dolencia. Para problemas mayores, la atención primaria es el eje del modelo: el médico familiar es la puerta de entrada al sistema y resuelve alrededor del 94% de los problemas de salud, consumiendo solo el 6% del presupuesto. Esto reduce costos, evita congestión y garantiza continuidad del cuidado. Para servicios especializados se requiere remisión del médico familiar, lo que permite ordenar el flujo de pacientes y asegurar la pertinencia.
El sistema neerlandés se sostiene sobre tres principios: acceso universal, solidaridad financiera y calidad en la atención. Su gobernanza se articula en cinco leyes: salud pública, aseguramiento, juventud, apoyo social y cuidado a largo plazo. Cada una define responsabilidades y fuentes de financiamiento. La Ley de Salud Pública protege a las personas de los riesgos, implementa acciones de promoción y prevención, favorece una respuesta rápida y, en general, da manejo a las crisis de salud. Comparten responsabilidad y financiamiento el gobierno central y el municipal.
La Ley de Aseguramiento determina cómo deben funcionar las aseguradoras, sus deberes, alcances y qué debe incluir el paquete básico de servicios, de acuerdo con instancias técnicas independientes. Ese paquete básico (prima nominal) puede estar entre 120 euros y 150 euros al mes y cubre los servicios esenciales.
En los Países Bajos, el gobierno cubre completamente los costos de salud de los menores de 18 años, quienes no pagan prima nominal ni gastos de bolsillo. Las personas de bajos ingresos sí deben pagar, pero reciben un subsidio que se les reembolsa a través del sistema tributario. Esta estructura evita que los aseguradores conozcan el nivel de ingresos de cada individuo y garantiza igualdad en la calidad del servicio, un principio considerado efectivo.
Además del seguro general, existe una Ley de Apoyo Social destinada a personas con discapacidad física, mental o psicológica, así como a adultos mayores. Su objetivo es promover la autonomía y permitir que las personas permanezcan en casa. Bajo esta ley, las familias pueden recibir apoyo para adaptar la vivienda o acceder a servicios como fisioterapia. La ejecución depende de los gobiernos municipales, que evalúan necesidades y financian directamente a los proveedores o, en algunos casos, entregan un presupuesto a las familias para gestionar su propio cuidado. La política actual busca evitar la institucionalización innecesaria y promover que las personas mayores y con discapacidad vivan en entornos familiares. El apoyo puede variar según el nivel de ingresos y constituye uno de los pilares para construir una sociedad más inclusiva.
Existe también una Ley de Juventud, que complementa la cobertura general gratuita para los menores. Atiende necesidades adicionales como retrasos en el desarrollo, problemas de comportamiento o apoyos educativos especiales. Su financiamiento también es municipal y se ofrece la opción de que las familias administren directamente un presupuesto para contratar servicios según sus preferencias.
La Ley de Cuidado Crónico cubre a personas en condiciones de dependencia severa, que requieren supervisión o cuidado profesional continuo, ya sea en casa o en instituciones. Por ejemplo, demencia avanzada, discapacidades graves o cuidados paliativos al final de la vida. La valoración de cada caso se realiza mediante un centro especializado, y la atención se organiza desde los municipios, favoreciendo la permanencia en el hogar cuando es posible y evitando gastos clínicos innecesarios en situaciones donde la prioridad es el bienestar.
En términos financieros, el sector salud consume el 28% del presupuesto estatal. Los costos del sistema se cubren de la siguiente manera: Cada ciudadano asegurado debe cubrir la prima nominal anual (paquete básico), que es una tarifa estándar. Luego, dependiendo de sus ingresos, debe pagar un aporte a la Ley de Aseguramiento y a la Ley Cuidado Crónico que permiten subsidiar a aquellos con menores ingresos. Además, el copago anual, impuestos y subsidios.
Desde el punto de vista de los proveedores, las tarifas de servicios son fijadas anualmente por una autoridad independiente, la Autoridad de Servicios de Salud, y los aseguradores compran servicios a proveedores seleccionados, regulando costos y calidad. En caso de que la aseguradora pueda demostrar que sus ingresos no corresponden con la demanda de sus afiliados, por ejemplo, por tener una mayoría de afiliados mayores, el gobierno debe subsidiar al asegurador para equilibrar la carga. La atención primaria, dada por el médico familiar, opera bajo esquemas de pago predefinidos y por tiempo. El paciente debe ser claro al momento de la consulta para estimar la complejidad y el tiempo requerido para el diagnóstico, lo que evita sobrecostos y promueve eficiencia. Lo mismo ocurre con los hospitales y los procedimientos; deben ser efectivos en el diagnóstico y tratamiento a seguir.
El Sistema de Salud colombiano actual promueve también el aseguramiento universal con regulación estatal, pero la inequidad y las diferencias territoriales en Colombia son mucho mayores a las dadas en Países Bajos. La corrupción y la gestión ineficiente de recursos han minado la confianza entre los diferentes actores. No hay una diferencia marcada entre aseguradores y prestadores, lo que convierte a la salud en un negocio, a diferencia de Países Bajos, donde prima el bienestar y la sentencia “sin ánimo de lucro” está bien definida.
El envejecimiento poblacional es global y afectará a todos los países, ricos y pobres. Por eso, la prevención, el estilo de vida, la tecnología y el uso de la inteligencia artificial serán temas recurrentes cuando la discusión se dirija a la salud. En Países Bajos, las estrategias se proyectan ya hacia el futuro. En Colombia, continuamos en el proceso de establecer un mejor sistema de salud básico para todos.
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Intervención completa de la embajadora en:
DÍA PANAMERICANO DEL MÉDICO – SISTEMA DE SALUD EN PAÍSES BAJOS
Artículo. Victoria Rodríguez G. Comunicaciones Academia Nacional de Medicina
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