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Por espacio de muchos años, desde su llegada a Pasto y su inmediata vinculación al Hospital San Pedro en su calidad de especialista en Urología ,formando parte de un equipo de inolvidables colegas, tuve la inmensa fortuna de ser amigo de un hombre noble, querido y admirado por todos quienes lo conocimos, cuya grandeza en la vida estriba en lo que hizo y que al pasar a la eternidad, llamado por Dios, nos deja atribulados, con ese dolor en el alma que invade a Beatriz y a toda su familia , a todos sus amigos, a sus numerosos pacientes y a sus compañeros Académicos porque él fue durante varios años Miembro de la Junta Directiva del Capítulo, cuando me desempeñaba como Presidente, aprovechando todo su talento para la buena marcha de la Institución.
Ante mis inquietudes intelectuales, aún enfermo, siempre tuvo la gentileza de llamarme por teléfono o antes, visitándome en mi casa, para expresarme con nobleza sus generosas palabras de aliento y a raíz de la publicación de mi último libro sobre la vida del Padre Jaime Alvarez, me expresaba su identificación con los prologuistas de la obra, demostrando así la grandeza de su alma. Cuando lo visitamos en su lecho con el Académico Dr.Leonardo Matta hace un par de meses, con gran lucidez recordábamos esa lejana época, desgraciadamente ya desaparecida, cuando cuando servíamos al Hospital con sentido verdaderamente humano hacia nuestro enfermos. Gustavo fue una persona de excelsas virtudes ciudadanas, deja una cicatriz de luz sobre la faz de esta región con su labor de amor y de saber, con su carisma, con su sonrisa, con su señorío. Señalo su saber, porque sus compañeros de la especialidad, un día lo exaltaron a dignidad de ser el Presidente de la Sociedad Colombiana de Urología y en el campo administrativo, al frente de cargos directivos en el antiguo Seguro Social, marcó su selló honesto cargado de eficiencia y buenas relaciones humanas, a tal punto que con mucha gracia y cariño, el personal lo calificaba como el Emperador del Potrerillo referente a la sede que tuvo la Institución en esa zona de la ciudad.- En su hogar, humedecido por un velo de lágrimas, deja un surco labrado de amor de bondad, de placidez, de eterna presencia y cuya huella es imborrable. Se juzga en la vida a los hombres por sus ideas, su obra, su conducta. Yo diría que lo mas admirable de un hombre bueno de labor profunda es su conducta diamantina.
La rectitud de la conducta de Gustavo fue su blasón de hombre. Él acaba de desaparecer físicamente, víctima de crueles dolencias que se sucedieron en los últimos años que soportó con resignación cristiana y mucho amor por la vida, pero su alma, su obra y sobre todo su recuerdo, como hombre, como amigo, perdurará para siempre en cuanto tuvimos la fortuna de compartir con él su goce de vivir y su eficaz afán de cumplir con su deber con verdadero sentido de la ética y profesionalismo médico. Un clásico escritor médico español ya fallecido, Félix Martí Ibañez, hacía referencia a los cinco deberes éticos que deben guiar la vida del médico acorde con su conciencia moral: deberes hacia vuestros maestros, hacia la sociedad, hacia vuestros pacientes, hacia vuestros colegas y hacia vosotros mismos. Tales preceptos los cumplió con creces nuestro querido Gustavo. Con este enorme bagaje intelectual y moral, fue para nosotros, los Miembros de la Academia Nacional de Medicina, Capítulo de Nariño, un altísimo honor haber sido sus compañeros. En la calma suprema del sepulcro yace la personalidad irrepetible de Gustavo Camargo Vega. Dios Dios en su infinita bondad lo tendrá a su lado en lugar preferido. Su memoria para nosotros es una lección En su hogar, él fue un hombre incomparable y dignísimo para Betty, Francisco, Gustavo, Constanza junto con sus queridos yernos y demás familiares, nuestras condolencias de veras sentidas. Que Dios les prodigue resignación cristiana para soportar tan dura separación.
Pasto, agosto 01 de 2016
PALABRAS DEL DR.JAIME ERASO LOPEZ ANTE EL FERETRO DEL DR.GUSTAVO CAMARGO VEGA EN LA PARROQUIA DE LA SAGRADA FAMILIA DE PALERMO EL DIA 30 DE AGOSTO DE 2016
