Órgano consultor del Gobierno Nacional en temas de  Salud y  Educación Médica. Creada por Ley 71/1890, ratificada por Ley 86/1928, Ley 02/1979, Ley 100/1993.

Nuestras redes

SEDE: Cra. 7ª # 69-11. Bogotá, Colombia

VIDEOS
VIDEOS

Órgano consultor del Gobierno Nacional en temas de  Salud y  Educación Médica. Creada por Ley 71/1890, ratificada por Ley 86/1928, Ley 02/1979, Ley 100/1993.

Nuestras redes
VIDEOS

Visitas: 87

Ingresó como Miembro Correspondiente a la Academia Nacional de Medicina el Dr. Diego Gabriel Chaves Gnecco, pediatra del desarrollo y la conducta, profesor de Pediatría en la Facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburgh y director y fundador del programa Salud Para Niños del Hospital Infantil UPMC de Pittsburgh.

En una emotiva introducción, el Dr. Chavez dedicó su trabajo de ingreso a la Academia a su abuelo, Francisco Gnecco Mozo, primer endocrinólogo en Colombia que estudió con el Dr. Gregorio Marañón en España y quien fuera miembro de la Academia de Medicina de Colombia y Premio Manuel Forero en 1936 por su investigación “El trabajo del corazón en Bogotá a 2640 m. sobre el nivel del mar. Introducción al estudio de la tensión arterial media en Colombia”. En julio de 1995, en el mismo auditorio donde hizo su ingreso a la Academia, el Dr. Chaves presentó la biografía de su abuelo para ser aceptado como miembro de la Sociedad de Historia de la Medicina, conferencia que posteriormente se convertiría en el libro “Un latido en la endocrinología colombiana”. Un acto simbólico que sigue el sendero trazado por su abuelo.

El agradecimiento fue extensivo a sus padres, Moisés Cháves Moreno, profesor de química de la Facultad de Medicina de la Pontificia Universidad Javeriana en los años 60, y Beatriz Gnecco de Cháves, médica egresada de la primera promoción grupal de mujeres de la Pontificia Universidad Javeriana en 1967; a su esposa e hijo, quienes a través de su apoyo incondicional le han permitido dedicar tiempo al desarrollo y avance de Salud para niños. También a la comunidad latina del suroeste de Pennsylvania, una población trabajadora e invisible que ha nutrido la misión de Salud para Niños, el programa que encabeza y que hoy celebra 23 años de existencia con resultados tangibles y transformadores.

El programa “Salud”, acrónimo de Students, Residents, Faculties and Latinos United Against Health Disparities, nació con la intención de enfrentar las barreras al acceso a la salud, que son múltiples y persistentes. Entre ellas se destacan el idioma, la falta de seguro médico, el estatus migratorio, las diferencias culturales, el transporte y la carencia de información. A través de estudios y datos, se demuestra que estas barreras generan profundas desigualdades en la salud, especialmente para los niños latinos en Estados Unidos.

Durante la pandemia por COVID-19, estas desigualdades se hicieron aún más evidentes. Los latinos fueron desproporcionadamente afectados, con tres veces mayores tasas de contagio y dos veces más probabilidades de morir por esta causa. El 27% de todos los fallecidos eran latinos; su vulnerabilidad se incrementó debido a factores como la ocupación en trabajos esenciales y que requieren contacto físico (salud, servicios, construcción, alimentos), menor acceso a servicios de salud, menos acceso a atención preventiva, generando mayores riesgos en enfermedades como la diabetes, afecciones cardiovasculares, obesidad y falta de información en español. Salud para Niños se convirtió en un bastión de información y vacunación para la comunidad latina. El equipo sorteó barreras tecnológicas, idiomáticas y burocráticas, llevando vacunas directamente a quienes más las necesitaban. La comunidad respondió con confianza, alcanzando altos niveles de vacunación. Esta experiencia reafirmó el principio fundamental del programa: que el acceso debe ser facilitado y culturalmente apropiado.

La demografía de los latinos en el suroeste de Pennsylvania ha cambiado. No era una región con una alta tasa de inmigración, a diferencia de otras regiones en los Estados Unidos, pero la comunidad latina ha crecido en las últimas tres décadas, pasando de 18.000 a casi 45.000 —15.000 de ellos niños—, y aunque muchos tienen mayor preparación académica que otros inmigrantes, sus ingresos no corresponden a ese nivel educativo. Es una comunidad que sigue siendo percibida como invisible por su dispersión geográfica. A diferencia de otras ciudades con barrios claramente latinos, en Pittsburgh los latinos viven diseminados, lo que hace más difícil su visibilidad y representación.

Salud para Niños fue concebido como la primera clínica pediátrica bilingüe y bicultural del suroeste de Pennsylvania, con el objetivo de derribar estas barreras; reduciendo las desigualdades en salud, combatiendo el aislamiento social, brindando atención de calidad, con el apoyo de organizaciones comunitarias y constituyéndose en una opción medical home real, que se preocupa no solamente por el bienestar de los niños, sino también de sus familias. La clínica brinda servicios de atención pediátrica primaria en la Clínica Birmingham, para pacientes que no tienen seguro, y a través de una unidad móvil que permite aumentar el número de consultorios disponibles. El programa cuenta con el respaldo de un equipo multicultural y multidisciplinario comprometido, además de voluntarios.

Una de las iniciativas que enorgullece al doctor Cháves es la línea telefónica local en español, la primera en la región, que brinda orientación médica las 24 horas. Salud para Niños participa en programas comunitarios como el Programa de Literatura Infantil Temprana, que entrega libros bilingües en cada consulta de control a niños mayores de 6 meses, promoviendo desde la infancia temprana el desarrollo del bilingüismo y el amor por la lectura, también para las familias.

Los resultados del programa son notables: un promedio de 1.850 visitas al año, asistencia en la obtención de seguros de salud para niños nacidos en Estados Unidos, entrenamientos en reanimación cardiopulmonar para la comunidad y revisiones de asientos de seguridad infantil que deben ser acordes a la edad del niño, su peso y estatura, incluso llegando a suministrarlos gratuitamente a familias que no disponen de los recursos para comprarlos. Este programa ha salvado vidas.

Muchos servicios ya existen, pero no están adaptados a las realidades lingüísticas y culturales de las comunidades. Salud para Niños ha demostrado que con voluntad, colaboración y empatía se puede construir un modelo eficaz, muchas veces sin presupuesto formal, utilizando lo que ya está disponible. Su mensaje es claro: la prevención paga.

::::::::

Intervención y ceremonia de ingreso en:

SALUD PARA NIÑOS: 22 AÑOS OFRECIENDO SERVICIOS PEDIÁTRICOS A UNA COMUNIDAD INVISIBLE.

Nota. Victoria Rodríguez G. Comunicaciones Academia Nacional de Medicina

Loading

5 3 votes
Article Rating
Share This