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El doctor Pedro Felipe Ibarra Murcia,  MD, MSc, se posesionó como miembro correspondiente de la la Academia Nacional de Medicina de Colombia. Es Anestesiólogo de la Universidad Javeriana y subespecialista en anestesia traumatológica y cuidados intensivos de la Universidad de Nueva York, con una maestría cum laude en informática biomédica de la Universidad de Bath en Reino Unido. El Dr. Ibarra trabaja actualmente como anestesiólogo en la Clínica Reina Sofía de Bogotá; Es miembro del consejo de la Federación Mundial de Sociedades de Anestesiólogos (WFSA), coordinador del comité de seguridad en la Confederación Latinoamericana de Anestesiología (CLASA), miembro del comité de seguridad de la Sociedad Colombiana de Anestesiología y Reanimación SCARE y director de la postración en anestesia y cuidados perioperatorios de la Fundación Universitaria Unisanitas. El académico Ibarra fue compañero y gran amigo de otro académico, el anestesiógo Alex Jadad, mundialmente conocido,

La conferencia se tituló    Reinicio seguro de la cirugía electiva: una propuesta Latinoaméricana  y puede verse en el video https://www.youtube.com/watch?v=9R7kxZIHJMU

El comentario que sigue  estuvo a cargo del académico Jorge Felipe Ramírez León. La autoría del artículo corresponde a los doctores Pedro F Ibarra y Juan C Duarte.

La pandemia generada por la diseminación del coronavirus SARS‐CoV2 ha impuesto a la especie  humana un reto inmenso como no había sucedido en los últimos ya 100 años, afectando seriamente la calidad de la vida diaria, con grave deterioro del sistema económico mundial, y además de manera  puntual, ha puesto a prueba todos los recursos hasta hoy invertidos para brindar salud a la  población, creando la necesidad de aumentar notablemente la necesidad de camas en las unidades  de cuidado intensivo y en general hospitalarias, causando mortalidad variable en varios grupos  poblacionales vulnerables y también afectando de manera notoria la posibilidad de atención médica  y quirúrgica a grandes grupos de pacientes quienes han tenido que ver aplazada la atención que  requieren para impactar patologías importantes, muchas de ellas graves que demandan atención  prioritaria. Colombia naturalmente no ha estado ajena a la afectación que su sistema de atención  en salud ha sufrido a causa de la pandemia actual, y muy específicamente en la posibilidad de  realizar procedimientos quirúrgicos electivos, lo cual ha puesto en riesgo a un número variable de  pacientes que requieren atención quirúrgica por patologías que comprometen no solamente su  estado funcional sino incluso su vida a corto plazo. 

En muy poco tiempo y de manera global en el planeta se modificaron los esquemas de atención  tradicionales intentando optimizar los recursos y la interacción multidisciplinaria de los varios  habituales participantes en la atención diaria de los pacientes, todo lo cual en la mayoría de los  países del mundo expuso al colapso sanitario. La investigación y las publicaciones respecto al  impacto del coronavirus SARS‐CoV2 y la generación del cuadro clínico denominado COVID19 nombre abreviado, que corresponde a “CO” “corona”, “VI” a “virus” y “D” a “disease”  (“enfermedad”) fue rápidamente exponencial en número y en calidad, y en muy pocos meses se  llegó a acumular una inmensa cantidad de información la cual hizo cambiar en muy pocas semanas  esquemas inicialmente adoptados como verdad absoluta. 

Debido al gran retraso que en su atención sufrieron los pacientes pendientes de procedimientos  quirúrgicos electivos, muchos de ellos de gran complejidad, así como la muy importante afectación  que debieron padecer instituciones de salud que derivan sus ingresos de la atención a ese tipo de  pacientes lo cual las coloco en un alto riesgo financiero comprometiendo su futuro, gran cantidad  de publicaciones científicas se enfocaron en encontrar, promover y concretar, en condiciones muy  bien determinadas en cada país e incluso regiones particulares y variables afectadas por la pandemia, iniciativas para reiniciar así fuera parcialmente la cirugía electiva. 

El campo de acción de la anestesiología se ha expandido de manera muy importante en los últimos  años, y aspectos hoy fundamentales de la práctica diaria han logrado impactar de manera  significativa los desenlaces del paciente quirúrgico. Estos incluyen una minuciosa y bien soportada  evaluación preanestésica con el objeto de establecer la condición clínica tanto física como funcional  preoperatoria, determinando y gestionando de manera dinámica y en algunos casos interdisciplinaria el riesgo perioperatorio de los pacientes propuestos como quirúrgicos, y además 

optimizando sus condiciones clínicas de acuerdo con las diversas comorbilidades medicas que estos  puedan presentar. A lo anterior se ha sumado el diseño e implementación de protocolos eficientes  de manejo intraoperatorio dentro de los cuales el estricto monitoreo de las variables fisiológicas del  paciente, la utilización racional y guiada por objetivos de los líquidos intravenosos necesarios y de  los diversos hemoderivados, el uso seguro de medicamentos, y el cumplimiento riguroso de todas  las medidas de asepsia y antisepsia y de profilaxis antibiótica, han contribuido de manera  significativa a la disminución de la infección de la herida quirúrgica y todas estas responsabilidades  han dado al anestesiólogo un nuevo papel fundamental en la actividad quirúrgica hoy denominado medicina perioperatoria. La pandemia por la COVID 19 planteo nuevos retos y asimismo los  anestesiólogos rápidamente colaboraron activamente en la elaboración de protocolos destinados a  controlar de manera eficiente la posibilidad de diseminación del virus SARS‐CoV2 tanto en los  pacientes quirúrgicos como en todo el personal asistencial. 

Luego de una extensa revisión de la literatura mundial los Doctores Ibarra y Duarte plantean una  estrategia que considerando la disponibilidad, la experticia y las competencias del personal de salud, la optimización de recursos varios y de medicamentos que por momentos se tornan insuficientes,  el suministro de adecuados y completos elementos de protección personal para pacientes y  prestadores de la atención, el reforzamiento de la importancia y estricta adherencia a los protocolos  de seguridad por el paciente ceñidos rigurosamente al programa de mejoramiento continuo en la  calidad de la atención, y de manera muy importante destacando el cumplimento de los esquemas  de uso seguro de medicamentos, permitiera reiniciar la realización de algunos procedimientos  quirúrgicos electivos. 

Igualmente, los autores destacan la importancia de utilizar las pruebas diagnósticas de mayor  sensibilidad con el fin de detectar pacientes positivos para la COVID19, dada la alta tasa de  complicaciones e incluso de mortalidad que un paciente positivo puede sufrir cuando es sometido  a una intervención quirúrgica electiva. 

Todas las medidas que garanticen, con alto grado de certeza la disminución de la contaminación del  paciente, fueron igualmente resaltadas por los autores, haciendo énfasis en el lavado estricto y  frecuente de manos por parte del personal asistencial, el buen manejo de todos los equipos y  elementos de trabajo en la sala de cirugía con el fin de evitar la diseminación de fómites que  pudieran convertirse en fuente de contaminación para otros pacientes y para el personal de salud. 

De manera enfática los autores resaltan todas las precauciones que el personal de salud debe tener  especialmente cuando la vía aérea del paciente es abordada y expuesta, haciendo énfasis en la gran  variabilidad que esta fuente potencial de contaminación representa ya ampliamente publicada en  la literatura mundial, con lo cual la incertidumbre en este aspecto es alta. 

Igualmente, los Doctores Ibarra y Duarte destacan la importancia de los requerimientos mínimos  que la infraestructura de las salas de cirugía debe cumplir respecto a recambios de aire, técnicas eficientes de limpieza de salas de cirugía, de instrumentos y de equipos utilizados, así como la  importancia de la rigurosa conformación y limitación del equipo quirúrgico necesario, dada la alta  posibilidad de contaminación que pacientes positivos o no diagnosticados pueden generar ante la  potencial alta producción de aerosoles fuente fundamental de diseminación del virus. 

Un aspecto adicional que los autores también enfatizan hace referencia al estricto cumplimiento del  protocolo de manejo postoperatorio inmediato, considerando de manera importante el cumplimiento de las medidas de aislamiento físico riguroso entre paciente y paciente, la  disponibilidad de recambios de aire eficientes en el área donde se cumple esta fase de la atención  del paciente quirúrgico. Para este importante periodo los autores proponen una clasificación que  promueve el eficiente y seguro cuidado postoperatorio inmediato, considerando características  clínicas y quirúrgicas del paciente, tipo de anestesia recibida y destino estimado de acuerdo la  evolución de este. 

En resumen, los autores revisan ampliamente la literatura médica publicada sobre el tema  propuesto, y de una manera muy clara y académica plantean una propuesta útil, muy bien  soportada con unos excelentes y dinámicos algoritmos, tanto para la protección del personal de  salud como para la programación quirúrgica y el destino postoperatorio final dependiendo del  riesgo que el paciente presente. Gran publicación. 

JFRL, agosto 19 de 2021

 

 

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