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Artículo basado en la presentación del libro El arte de reducir y remodelar el cono mamario con cicatriz en J de la académica Dra. Manuela Berrocal Revueltas, cirujana de la Universidad de Cartagena, especialista en cirugía plástica, reconstructiva y estética de la Universidad Complutense de Madrid. Presidenta de la Academia de Medicina de Cartagena.
La Dra. Berrocal evocó su relación con la Academia desde 2006, cuando fue recibida como fiscal de la Academia de Medicina de Cartagena, y la posterior presentación de su primer libro en 2013, Las cuatro estaciones de las mamas, obra que se convirtió en referencia para los programas de posgrado en 22 países de Latinoamérica. Su trabajo como cirujana, más allá de una práctica quirúrgica habitual, es arte que remodela cuerpos, pero también vidas. Ha tratado casos complejos y con sensibilidad extrema ha devuelto la belleza en mamas deformadas por acción de la naturaleza.
Su obra más reciente fue presentada en el Congreso Iberoamericano de Residentes. El manejo actualizado de la hipertrofia mamaria y la gigantomastia es un tema que aborda no solo desde la perspectiva quirúrgica, sino también desde la comprensión histórica y simbólica de las mamas, las cuales han tenido significados múltiples a lo largo de la humanidad. Desde las Venus del Paleolítico, símbolo de fertilidad y perpetuación de la especie, pasando por la concepción cristiana que las elevó a órganos sagrados transmisores de virtudes, hasta su uso como iconos de poder, sexualidad, libertad o protesta en la cultura contemporánea, las mamas han sido órganos cargados de simbolismo.
El primer tratado sobre cirugía mamaria data del periodo bizantino en el siglo VII, escrito por Paulus Aegineta para amputación de las mamas. Sin embargo, fue hasta el siglo XX cuando comenzaron a surgir abordajes más conservadores orientados a preservar sensibilidad y función. A partir de la década del 50, reconocidos autores realizaron publicaciones sobre el tema, con una técnica que se hizo popular especialmente en Europa. La técnica en “T” invertida, deja una cicatriz en forma de ancla rodeando el pezón; desciende desde el borde inferior de la areola hasta el surco submamario, formando una línea horizontal que recorre el pliegue natural del seno. A partir de la década de 1980, surgen las publicaciones que demuestran la seguridad e importancia del manejo de los colgajos con cicatrices reducidas, conocidas como técnica vertical, periareolar, en L o en J.
Estos avances estuvieron limitados durante décadas por la escasa participación de mujeres en la cirugía, lo que influyó en la manera como se priorizaron técnicas centradas en resecciones amplias y cicatrices extensas sin considerar el impacto emocional y funcional para la paciente.
Las alteraciones del desarrollo mamario, están reguladas por complejas interacciones hormonales y factores genéticos. La hipertrofia mamaria es una condición crónica, benigna, dada por el crecimiento excesivo y progresivo del tejido mamario en una o ambas mamas, y es socialmente incapacitante, pues afecta profundamente la calidad de vida con dolores intensos en espalda, región lumbar y dificultad para hacer ejercicio. La gigantomastia es una condición menos común pero devastadora, especialmente en adolescentes, pues requiere tratamientos quirúrgicos urgentes debido a su crecimiento súbito e incontrolado que puede alcanzar hasta el 3% del índice de masa corporal.
Las prácticas quirúrgicas tradicionales, valoraban el resultado funcional como “altamente satisfactorio” si se lograba extraer la mayor cantidad de tejido y piel, pero dejando cicatrices extensas, injertos de pezón, pérdidas de sensibilidad y deformidades severas. Se preguntaba entonces la Dra. Berrocal: “¿Para quién eran satisfactorios estos resultados?”. ¿Es posible reducir grandes volúmenes de tejido mamario con cicatrices mínimas? La respuesta es sí. En ese contexto destacó el surgimiento del BREAST-Q, herramienta desarrollada desde 2009 por dos brillantes cirujanas, Andrea J. Pusic y Ann F. Klassen, junto a un psicometrista y experto en medición de resultados británico, Stefan J. Cano. Juntos revolucionaron la evaluación científica al centrarse en la percepción de la paciente y no en la del cirujano. Esta herramienta, permitió medir el bienestar físico, psicosocial y sexual, así como la satisfacción con los resultados y con la atención recibida, redefiniendo lo que significa un buen resultado quirúrgico. A partir de estas consideraciones, la Dra. Berrocal profundizó en el desarrollo de su método basado en el concepto artístico del cono truncado, cuyo objetivo es lograr mamas armónicas con cicatrices mínimas, pensadas para una población mestiza, incluso en casos de hipertrofias severas y gigantomastias.
El libro presentado contiene ocho unidades que abarcan desde la historia y la embriología de la mama hasta los fundamentos anatómicos y técnicas quirúrgicas, con ilustraciones realizadas por un estudiante de Bellas Artes y separatas del escultor cartagenero Eduardo Carmona. Incluye además los diez mandamientos del método, complicaciones frecuentes, soluciones y resultados a largo plazo, así como aplicaciones adicionales de la técnica para mamoplastias secundarias. Los principios estéticos —forma, tamaño y cicatriz— se integran al conocimiento anatómico, permitiendo una planificación quirúrgica precisa que se fundamenta en el triángulo que marca la distancia correcta entre esternón-areola y areola-areola. La Dra. Berrocal trabaja ampliando la base del pedículo (“tira” de tejido mamario (piel, grasa y glándula) que se deja unida al pezón y la areola, asegurando que siga recibiendo sangre y nervios después de la cirugía), para mejorar la forma y proyección, respetando además la función y sensibilidad. Su método ha ganado reconocimiento en congresos mundiales.

Los casos clínicos presentados por la Dra. Berrocal ilustran la transformación de pacientes con gigantomastias severas, desde adolescentes hasta mujeres adultas, en procesos que restituyen simetría, sensibilidad, autoestima y calidad de vida.
La Dra. Berrocal quiso recordar a su maestra, la Dra. Mme Lejour, quien sostenía que “las cicatrices son algunas veces importantes para el cirujano, pero SIEMPRE son muy importantes para las pacientes”. Su misión es seguir impulsando el cambio de los viejos paradigmas quirúrgicos y promover una visión más amplia de la cirugía mamaria.
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Intervención completa de la Dra. Berrocal en: Manejo actualizado de la hipertrofia mamaria y gigantomastia
Artículo. Victoria Rodríguez G. Comunicaciones Academia Nacional de Medicina
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