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A los militares que combaten a la guerrilla y las bandas criminales y de narcotraficantes en la selva no solo les toca cuidarse de ataques de estos, sino de las emboscadas que les tienden los bichos transmisores de enfermedades como el dengue, chikunguña, fiebre amarilla o leishmaniasis, entre otras.
Es por ello que solo el año pasado el Hospital Militar atendió 240 mil consultas externas, 13 mil cirugías, 78 mil urgencias, entre ellas las de los soldados, suboficiales y oficiales heridos en combate, al tiempo que 95 mil pacientes fueron sometidos a imágenes diagnósticas y se llevaron a cabo 850 mil pruebas de laboratorio. También fueron despachadas 760 mil fórmulas y las salas de cirugía tuvieron una ocupación del 92 por ciento.Los 53 servicios especializados y supraespecializados al servicio de la Fuerza Pública y sus familiares, atienden a más de 700 mil usuarios.
Según el médico cirujano Ricardo Uribe Moreno, las tropas en sus operaciones ofensivas contra los grupos armados al margen de la ley, afrontan graves enfermedades que adquieren en el Amazonas, los Llanos Orientales, en las selvas del Chocó y en el Guaviare, entre otras regiones del territorio nacional. “Todos los casos son diferentes”, acotó.
Explicó que los uniformados se enfrentan a la leishmaniasis, dengue, paludismo, mal de chagas, fiebre amarilla, hepatitis, chikunguña y leptospirosis. El Coordinador General de las Unidades de Cuidado Crítico afirmó que no es fácil la vida de las tropas en sus operaciones en el “corazón de la selva” en busca de la retaguardia estratégica de las Farc y del Eln y demás grupos al margen de la ley, donde se ocultan en un esfuerzo para burlar la acción de las autoridades y donde funcionan sus hospitales, centros de entrenamiento y escuelas de formación.
Señaló que en cada región la morbilidad de las enfermedades es diferente y la intervención médica debe ser inmediata, pues de lo contrario el desarrollo de las operaciones se vería entorpecido, precisamente, por las enfermedades adquiridas.
El funcionario del Hospital Militar explicó que las tropas se exponen a contraer varios tipos de leishmaniasis y su sintomatología es variable y puede ir desde cuadros benignos hasta más severos, claro está, dependiendo de la cepa infectante y el medio ambiente.
El médico Uribe dijo que se describen cinco formas clínicas de presentación: leishmaniasis cutánea clásica, la leishmaniasis mucocutánea o espundia, la leishmaniasis cutánea difusa, la leishmaniasis visceral y la leishmaniasis atípica cutánea.
Precisó que la leishmaniasis cutánea clásica, se registra especialmente en regiones montañosas con abundante vegetación y humedad. Afecta especialmente la cara y las extremidades; la leishmaniasis mucocutánea o espundia que aparece meses o años después de que una persona haya sufrido la forma cutánea clásica y los parásitos invaden las mucosas de la región nasal y faríngea, y la leishmaniasis cutánea difusa, la más rara.
La leishmaniasis visceral afecta al perro doméstico, que si no es tratado en forma oportuna, su tasa de mortalidad es muy alta, y la leishmaniasis atípica cutánea, de acuerdo con los estudios científicos, es una variante de la leishmaniasis cutánea clásica. Afecta especialmente a los niños y a los adolescentes.

Otros males

Dijo el médico Uribe que también las tropas en desarrollo de su trabajo se contagian con el virus del dengue que es transmitido por el mosquito Aedes Aegypti, especialmente en las regiones tropicales y subtropicales.
En cuanto al paludismo que afrontan las tropas, explicó, es causado por un parásito denominado Plasmodium y se transmite a través de la picadura de mosquitos infectados y los parásitos se multiplican en el hígado y después infectan los glóbulos rojos. El uniformado o el paciente debe ser tratado en forma oportuna, porque puede poner en peligro su vida en poco tiempo.
Otra enfermedad que cobija a los uniformados en sus operaciones de profundidad en las selvas, es la enfermedad o mal de chagas que es provocada por el Tripanosoma cruzi, un parásito emparentado con el tripanosoma africano que causa la llamada enfermedad del sueño.
Acotó que la enfermedad es propagada por la picadura de los redúvidos o chupasangre y es uno de los mayores problemas de salubridad no solo en Colombia sino en América.
Explicó que otra enfermedad que afrontan las tropas es la leptospirosis. Es una enfermedad febril producida por la Leptospira interrogans, bacteria del orden Spirochaetales, de la familia Leptospiraceae y afecta a humanos y un amplio rango de animales: mamíferos, aves, anfibios y reptiles.
Señaló que las infecciones humanas aparecen por contacto directo con orina o tejidos de animales infectados, o bien de forma indirecta, por contacto con agua o tierra contaminadas.
El médico cirujano indicó que desde el 2007 a la fecha se han registrado 834 casos de malaria, 819 de dengue, 344 casos de tuberculosis, 207 de leishmaniasis, 46 de leptosporosis, 81 de chagas, 13 de cikinguña y tres casos de fiebre amarilla.
Por el servicio. Entre tanto, el director del Hospital Militar Central, general Luis Eduardo Pérez, dijo que gracias al desarrollo de infraestructura, tecnológico y a la investigación científica, solo se registran siete casos de servicios insatisfechos y la idea es que la atención no tenga ningún contratiempo.
Explicó que en el centro de atención castrense, que también atiende a particulares, es pionero en casos especiales que se registran en las tropas durante sus operaciones ofensivas contra las Farc, el Eln, el terrorismo y otros grupos generadores de violencia, “pues aquí hemos tenido que crear o inventar técnicas quirúrgicas para salvar la vida de un militar”. Afirmó que por fortuna el año pasado se redujo el número de heridos en combate frente a otros años.
De acuerdo con fuentes del Comando General de las Fuerzas Militares y del Observatorio de la Dirección de Investigación Criminal, Dijin, de la Policía Nacional, desde el año 2004 al 31 de diciembre del 2014 se registraron 22.072 heridos de la Fuerza Pública en actos del servicio.
Por otra parte, el médico cirujano Ricardo Uribe Moreno, Coordinador General de las Unidades de Cuidado Crítico del Hospital Militar Central, explicó que los casos más dramáticos son los relacionados con los hombres que caen en los campos minados, pues los daños que sufren son graves.
Afirmó que en la universidad nunca le enseñaron a operar a una persona con una granada incrustada en una pierna ni mucho menos con una granada para mortero en el tórax. Tampoco con proyectiles que no detonaron en diferentes partes del cuerpo de los uniformados heridos en cumplimiento de su deber.
“En estos casos se hizo de todo para salvar la vida de los militares, aun arriesgando la vida no solo de los uniformados sino la de los médicos. Claro que también hay que destacar el trabajo que cumplieron las tropas para trasladar en camillas hasta las aeronaves a los heridos para conducirlos a la mayor brevedad hasta el helipuerto del Hospital Militar Central. Y, en último caso, extraer el artefacto sin que explotara”, precisó el doctor Uribe Moreno.
Recordó que en el caso del “muchacho que llegó con una granada incrustada en una de sus extremidades, fue necesario crear e innovar e incluso llamar a Israel para solicitar orientación y por ello fue necesario montar a toda marcha una sala de cirugía en pleno helipuerto para salvarle la vida. Aquí nos la jugamos, arriesgamos nuestras vidas para salvar otra, pero nuestro trabajo es así”. Ya son ocho los casos similares registrados en el hospital castrense.

De otro lado, explicó que la cirugía de trauma en este centro asistencial militar es diferente a otros, pues la mayoría de los uniformados presenta heridas con fusiles y otras armas de largo alcance de alta velocidad.
Acotó que también se registran casos dramáticos, por cuanto los uniformados blanco de las minas antipersona o de los “campos minados” sufren graves heridas y muchas de ellas se infectan, porque los responsables de instalar esos artefactos los contaminan con materia fecal de humanos y de animales. Se tienen que practicar numerosas cirugías para restablecer al soldado, al suboficial o al oficial”.
De otro lado señaló que se trabaja en el alargamiento de huesos fracturados por el accionar de las minas antipersona o las llamadas quiebrapatas o caza-bobos y en el tratamiento del estrés postraumático que afrontan los hombres que cumplen con su deber para el mantenimiento de la paz y la concordia de los colombianos.

Funcionamiento

Por otra parte, el director del Hospital Militar Central, general de la reserva activa, Luis Eduardo Pérez, explicó que se viene trabajando muy fuerte en la modernización de los equipos de tecnología de punta e infraestructura para mejorar la atención de los usuarios del Ejército, la Armada Nacional, la Fuerza Aérea Colombiana, FAC, sus familiares y particulares que acuden a nuestros servicios.
Las obras más representativas que se han ejecutado se realizaron con una inversión superior a los $70.900 millones, que incluyen unidades de cuidados intensivos, electrofisiología y hemodinámica, un laboratorio especializado de hematología, microbiología e inmunología, adecuación de los pisos segundo, tercero sur y central, cuarto piso sur y central, séptimo, octavo piso norte y sur, noveno piso y la repotenciación de los ascensores para el uso público y de los funcionarios y en el de imágenes diagnósticas.
“El Hospital Militar Central es líder en educación y participan en prácticas médicas 1.865 estudiantes y además cuenta con una serie de convenios con universidades acreditadas para su vinculación en docencia y servicio”, dijo.
Precisó que “estamos en el primer lugar de centros asistenciales en Colombia clasificados por Colciencias en materia de investigación científica. Actualmente contamos en el hospital Militar Central con 11 grupos de investigación y desarrollamos investigaciones tropicales y tecnológicas. También desarrollamos investigaciones en el materno-infantil y en enfermedades crónicas y terminales”.
El general Pérez indicó que la visión es consolidar al grupo de investigación de Medicina Física y Rehabilitación del Hospital Militar Central y además se trabaja en estas líneas de investigación: Medicina electrodiagnóstica, Rehabilitación neurológica, rehabilitación cardio-pulmonar, rehabilitación músculo-esquelética y Rehabilitación infantil.
Afirmó que “el Hospital Militar venía en una curva decreciente y a partir del año 2011 registra una curva creciente que ha permitido obtener utilidades que a su vez son invertidas para mejorar las instalaciones y la atención a nuestros usuarios”.
“Las utilidades en el 2011 superaron los $13.963 millones; en el 2012 las utilidades tuvieron un ligero descenso llegando a $9.432 millones; en el 2.013 registramos una significativa recuperación llegando a $16.751 millones y en el 2014 registramos un promedio de $14 mil millones”, señaló.
Por ahora, dijo, “podemos decir que ya está al servicio el séptimo piso de oncología que fue completamente dotado y modernizado, así como las unidades de cuidados intensivos, salas de cirugía y unidades cardiovasculares. Además, ya iniciamos las obras para modernizar el servicio de urgencias, la consulta externa, la central de autorizaciones y la central de citas”.
Reveló que “en compra de equipos hemos invertido más de $24 mil millones y en el presente año vamos a invertir otros $4 mil setenta millones, y en informática en el 2014 invertimos más de $15 mil millones y en el presente año haremos otra inversión por el orden de $3 mil millones”.

Fuente: El Nuevo Siglo, Bogotá

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