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Resumen de la intervención del Académico Dr. Franklin Escobar Córdoba en la sesión sobre Salud Mental en los Médicos. Especialista en psiquiatría de la Universidad Nacional, experto del Comité Colombiano de Acreditación en Medicina del Sueño, coordinador investigador de la Fundación Sueño Vigilia Colombiana.
Los médicos, por lo general, duermen mal. Esa es la respuesta corta y honesta a la pregunta planteada. Las extensas jornadas laborales, las guardias nocturnas y el estrés constante afectan profundamente sus ritmos circadianos y deterioran la calidad del sueño. El descanso deficiente compromete tanto la salud física como la mental, y reduce considerablemente su desempeño profesional.
El sueño de calidad debe ser satisfactorio, reparador y cumplir con las necesidades fisiológicas y psicológicas del individuo. Cumple funciones esenciales: consolida la memoria, repara el cuerpo, regula hormonas y fortalece el sistema inmune. Pero para los profesionales de la salud que viven en un horario opuesto al ciclo natural de luz y oscuridad, lograr un sueño verdaderamente reparador es casi imposible. Trabajar por turnos o hacer guardias altera todo: genera insomnio, somnolencia diurna y trastornos específicos del sueño asociados al trabajo nocturno. Y estas alteraciones los hacen más propensos a cometer errores, tomar malas decisiones y enfermarse más.
Hay estudios muy ilustrativos, como el que hicieron en Harvard en los 80: pusieron a residentes de cardiología a leer electrocardiogramas a las 3 de la mañana. Fallaban. Días después, con descanso adecuado, los mismos médicos leían correctamente los mismos exámenes. La privación de sueño afecta hasta lo más básico: la concentración. A nivel fisiológico, el estrés sostenido afecta los relojes biológicos, altera la curva del cortisol y debilita el cuerpo desde las células.
Las consecuencias del mal dormir son múltiples. Aumentan la fatiga crónica y los riesgos cardiovasculares, se producen alteraciones hormonales y disminuye la función cognitiva. Hacer un turno de 24 horas equivale, desde el punto de vista neurológico, a conducir con embriaguez. Médicos han sufrido accidentes de tránsito saliendo de un turno. La alteración del sueño produce irritabilidad, trastornos emocionales y afecta incluso el trato con los pacientes. Todo esto se agudiza con el síndrome de burnout, que, según un estudio efectuado entre los estudiantes de la Universidad Nacional, afecta a cerca del 70% de los residentes de medicina.
Durante la pandemia, se profundizó esta crisis. Estudiantes de medicina de noveno semestre con turnos de cirugía analizados manifestaron en un 60% somnolencia diurna excesiva. El 80% dormía mal y no tenía conocimiento sobre higiene del sueño. También se encontró que las preocupaciones y el uso de la cama como lugar de estudio eran factores que dificultaban aún más el descanso adecuado.
En médicos de primera línea durante el COVID, se encontró ansiedad generalizada por el contagio, miedo a morir o a enfermar a sus familiares, e incluso discriminación por parte de la sociedad. Todo esto, sumado a las jornadas sin descanso, hizo que aumentaran los casos de insomnio, depresión y uso de psicofármacos. Las mujeres médicas mostraron mayores niveles de ansiedad y depresión, pero en general, el sueño fue una de las víctimas silenciosas de la pandemia para todo el personal de salud.
A pesar del panorama sombrío, existen estrategias. La higiene del sueño es fundamental: tener horarios regulares, evitar pantallas antes de dormir, limitar la cafeína y practicar técnicas de relajación como la meditación o el mindfulness. También ayuda exponerse a la luz natural, especialmente en profesiones que requieren permanecer en ambientes cerrados, como los radiólogos. Dormir aunque sea una hora antes del turno mejora el desempeño; limitar la cantidad de turnos mensuales puede reducir riesgos físicos y mentales.
Es urgente que las instituciones garanticen espacios adecuados para el descanso de los médicos: habitaciones silenciosas, oscuras, con temperatura adecuada. Dormir mejor no es un lujo: es una necesidad para garantizar un sistema de salud más humano, más seguro y más sostenible.
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Intervención completa en: SALUD MENTAL EN LOS MÉDICOS
Nota. Victoria Rodríguez G. Comunicaciones Academia Nacional de Medicina
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