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Por Álvaro Bustos González*
El pasado 20 de septiembre, viernes, nos reunimos una vez más, como todos los años por estas calendas, en el auditorio Elías Bechara Zainúm de la Universidad del Sinú para desarrollar un evento internacional sobre avances en pediatría. En esta ocasión el invitado foráneo fue el doctor Herminio Hernández Díaz, quien es pediatra, salubrista y epidemiólogo, profesor emérito de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, en Lima, a cuyo cargo estuvo el tema de la variabilidad en las presentaciones clínicas de las neumonías de la infancia, cuyo espectro, viral o bacteriano, tiende a ser diverso y no siempre nítido. En este campo, como en todos los casos en medicina, hay que individualizar el problema e interpretarlo a la luz de las realidades del paciente, de su edad, su contexto ambiental, su evolución y sus hallazgos físicos, sin olvidar que las imágenes radiológicas, en la infección pulmonar de los niños, suelen ir por detrás de la clínica, como a remolque.
El doctor Humberto González Calderín nos puso al día en relación con las vacunas en los prematuros, dejando claro que, en general, cuenta más la edad que el peso del bebé para comenzar, excepto con la BCG, el esquema formal de sus inmunizaciones.
La doctora Doris Tatiana Lopera Blandón, egresada de nuestro posgrado en pediatría, nos ilustró sobre algunos avances puntuales en la prevención de la bronquiolitis en el lactante, apelando a la vacunación de la embarazada entre las semanas 32 y 36, o a la aplicación en los niños de unos nuevos anticuerpos monoclonales (Nirsevimab), que protegen durante seis meses.
El doctor Jorge Luis Zapateiro Pérez, en su condición de experto en urgencias pediátricas, trató algunos aspectos del manejo de la cetoacidosis diabética, una forma usual de presentación en los niños de la llamada diabetes juvenil o tipo 1, entre los que sobresalió la importancia de la prudencia en el proceso de hidratación del enfermo y la corrección gradual de sus niveles de glicemia para evitar mayores males.
Por mi parte, me referí a la viruela del mono, cuyas características clínicas y morfológicas, y sus modos de transmisión, la hacen fácilmente sospechable, haciendo la salvedad de que por ahora no existe una experiencia confiable con antivirales específicos en dicha entidad, los cuales no están suficientemente difundidos, ni unas reglas establecidas para la vacunación, excepto en pacientes inmunosuprimidos y en mayores de 18 años.
*Decano, FCS, Unisinú -EBZ-.
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Fuente: El Meridiano