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En la Sesión Solemne realizada en julio 13 de 2017 en el auditorio de la Academia, el académico José Félix Patiño pronunció las siguientes palabras: Ciertamente, Hernando Groot Liévano es el modelo por excelencia del médico científico. Pero también, para los que lo conocimos de cerca, Hernando Groot era un hombre bueno, un hombre noble, un hombre probo, un hombre sabio. Como tal, hombre sabio, ciertamente fue el maestro de maestros, siempre generoso y ajeno a toda clase de mezquindades.
Repasando su vida de trabajo en el campo, metido en selvas y montañas y de lleno en el laboratorio como un investigador puro para identificar la causa y los mecanismos de transmisión de las enfermedades endémicas y epidémicas que afectan a los colombianos, recuerdo las palabras de Nelson Mandela: “Después de escalar una montaña muy alta, descubrimos que hay muchas otras montañas por escalar.” Por ello Fernando Sánchez Torres en un emotivo discurso pronunciado en esta Academia al cumplirse 50 años del ingreso de Hernando Groot, lo comparó con Fred L. Soper,* a quien se describe como “un misionero médico seglar” y reclama para Hernando Groot el calificativo de “Caballero andante de la Salud”, comparándolo con esos héroes medievales que recorrían los campos para socorrer a los menesterosos y restablecer el orden. Hernando Groot recorrió los campos y, en el decir de Mandela, escaló montaña tras montaña para salvaguardar la salud de sus compatriotas. En estas andanzas científicas y misionales logró descubrimientos que le dieron reconocimiento mundial. De inteligencia brillante, fue el alma y el guardián de la excelencia en el ejercicio de la medicina, en el rigor de la investigación científica, y también el guardián de la ética desde suposición como magistrado y presidente del Tribunal Nacional de Ética Médica.
Jorge Boshell Samper, quien fue tan cercano a Hernando Groot, escribió recientemente: “Desde entonces, sus estudios fueron una conquista científica para resolver problemas de salud pública importantes en su momento, siempre con una disciplina intelectual llena de imaginación e inteligencia, en el inicio de su carrera, sobre enfermedades bacterianas como la bartonelosis, las diarreas bacterianas o el tifo exantemático, luego, sobre enfermedades parasitarias como la tripanosomiasis y, finalmente, con sus originales trabajos sobre los virus transmitidos por artrópodos de importancia en Colombia y en América, publicaciones que son clásicos en la literatura científica. Todo esto se refleja en más de 150 publicaciones en revistas científicas del mundo, en libros de texto de Medicina Tropical, y en documentos técnicos de referencia universal (…) Entre sus trabajos, se destaca el descubrimiento del ciclo de Trypanosoma rangeli en el insecto transmisor, su forma de transmisión por picadura y su inocuidad para el hombre. Estos estudios los llevó a cabo en el río Ariari, por lo cual propuso nombrarlo Trypanosoma ariarii, aunque él mismo encontró, posteriormente, que se trataba del mismo parásito descrito como T. rangeli por De León, Pifano y Hernández de Paredes. En 1947, describió la enterobacteria responsable de la diarrea infantil en Bogotá, hoy conocida como Salmonella enterica serovar arizonae, que había sido descrita hasta entonces solo entre pavos, pollos y serpientes de cascabel. En la década de los cincuenta, tal vez en 1953, hizo con (mi tío) el doctor Jorge Boshell Manrique un estudio muy interesante sobre las epidemias de fiebre amarilla de Centroamérica. Demostraron cómo la enfermedad había viajado por las selvas americanas a partir de una epizootia de monos que se inició en Colombia, y pasando el canal de Panamá pudieron seguirla hasta Guatemala (…) En cuanto a otros arbovirus, en 1955, el doctor Groot describió, en el Magdalena medio colombiano, el primer caso humano conocido de infección silvestre por el virus de la encefalitis equina venezolana, una modalidad epidemiológica nueva para la salud pública y la medicina. Por otra parte, estudió con detalle las tres primeras grandes epidemias de dengue que tuvo el país a partir de la desafortunada reinfestación del mosquito transmisor, Aedes aegypti, en 1971, las cuales afectaron a más de tres millones de personas en todo el territorio nacional en menos de tres años. En relación con el virus de la fiebre amarilla, además, pudo demostrarle al país que la vacuna contra esta enfermedad protegía por 17 años, lo cual permitió que hoy la Organización Mundial de la Salud haya extendido la vigencia internacional de la vacunación a toda la vida. Por último, debo mencionar su estudio clásico con sueros humanos recolectados en todo el país, desde la Guajira hasta el Amazonas, mostrando la circulación de otros arbovirus americanos, como Ilheus, Bussuquara y Mayaro, además de la circulación endémica de los virus del dengue antes de 1952, lo cual complementó con el descubrimiento del virus Guaroa, que causaba infecciones inaparentes en la población de San Carlos de Guaroa, en los llanos del Meta, en medio de una epidemia de dengue.”[1]
El académico Zoilo Cuéllar Montoya ha escrito una muy completa biografía de Hernando Groot para la Asociación Colombiana para el Avance de la Ciencia (ACAC), trabajo aún inédito pero que puede consultarse en su versión electrónica. En el Capítulo 10 – Distinciones, el académico Cuéllar hace un detallado recuento de las distinciones, condecoraciones y premios que Hernando Groot recibió en justo reconocimiento a su fecunda obra científica por parte de academias, universidades, sociedades científicas e institutos de investigación del mundo. La biografía por el académico Cuéllar se hizo con motivo de habérsele concedido a Hernando Groot el “Premio Nacional al Mérito Científico 2001” en la modalidad “Vida y Obra de un Científico”. En el año anterior, en agosto de 2000, la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales le había otorgado el Premio “A la Obra Integral de un Científico”. Estos son los máximos galardones que se otorgan en Colombia a un científico. También relata Zoilo Cuéllar como en la Reunión Anual de la Sociedad Americana de Medicina Tropical e Higiene, que tuvo lugar en la ciudad de Tucson, Arizona, el 16 de noviembre de 1979, el Profesor Groot tuvo a su cargo la “Conferencia Fred L. Soper” que tituló “La reinvasión de Colombia por el Aedes Aegyti. Aspectos para recordaer” (The Reinvasion of Colombia by Aedes Aegypti. Aspects to Remember). Cuando la Organización Panamericana de la Salud le concedió la más alta distinción, el Premio Abraham Horwitz, el Profeor Groot pronunció la conferencia titulada “El Aedes aegyti: una espada de Damocles se cierne sobre América tropical” (Aedes Aegypti: a sword of Damocles over tropical America) el 30 de septiembre de 1980.Desde mis épocas de estudiante oía al profesor Luis Patiño Camargo referirse a ese joven tan brillante que lo había acompañado por las montañas de Nariño, a lomo de mula, a fin de identificar la grave enfermedad, desconocida para los médicos locales, que estaba diezmando la población rural. Groot, lo llamaba, y a él se refería con singular afecto.
Allá en Nariño identificaron la bartonelosis, la fiebre verrucuosa del Guáitara o Enfermedad de Carrión, una patología hasta entonces desconocida en nuestro país. Era la enfermedad cuyo curso clínico escribió a diario luego de inocularse con sangre de un enfermo el estudiante de medicina Daniel Alcides Carrión (1857-1885), natural de Cerro de Pasco, Perú, lo cual lo llevó a la muerte. Relataba el profesor Patiño Camargo que en los montes de Nariño, tomando muestras para colorear y examinarlas con el microscopio, una mañana se acercó al joven Groot, quien miraba una de tales láminas. ¿Qué ve Groot? Y Hernado respondió que el extendido de sangre le había quedado mal hecho porque se había precipitado y se veían unas manchas negras en los glóbulos rojos. El profesor se acercó y mirando por el microscopio exclamó: ¡Nooo, Groot, esta es la Bartonella! Hace unos años pregunté a Hernando si así había ocurrido, y él me lo confirmó. Brillante la vida de Hernando Groot. Médico de la Universidad Nacional de Colombia e interno del benemérito Hospital San Juan de Dios, cuando publicó sus dos primeros trabajos científicos “Frecuencia de los parásitos intestinales en los enfermos del Hospital San Juan de Dios” y “Frecuencia con que se encuentran los huevos infecundados de Ascaris lumbricoides”, como lo relata el profesor Moisés Wassserman en un sentido artículo que tituló Un héroe de la salud, recordando que así lo llamó la Organización Panamericana de la Salud.
Investigador reconocido internacionalmente, consultor de la Organización Mundial de la Salud y de la Organización Panamericana de la Salud, creador del Programa Premédico y creador y decano de la Facultad de Artes y Ciencias, Vicerrector y miembro del Consejo Superior de la Universidad de los Andes, profesor distinguido de la Universidad Javeriana, miembro de la Academia Colombiana de la Lengua, de la Real Academia Española de la Lengua, miembro y Presidente de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas Físicas y Naturales, Presidente y Secretario Perpetuo de esta Academia, Hernando Groot era la figura médica más destacada de Colombia. Respetadao y admirado por su enorme bagaje científico y académico, como lingüista depurado y exigente, presidió las Comisiones de Vocabulario Técnico de la Academia Colombiana de la Lengua y de la Academia Nacional de Medicina. Compartimos estos espacios, y allí pude ver su profunda sabiduría lingüística. Este espacio de su vida le era particularmente grato. Moisés Wasserman, el distinguido exrector de la Universidad Nacional y expresidente de la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, ha hecho un admirable resumen su obra científica: “Empezó estudiando enfermedades generadas por bacterias, como fueron tifus exantemático, afecciones por Shigella y Salmonella, además de bartonelosis y sífilis. Hizo avances extraordinarios con enfermedades virales. Se le debe mucho de lo que sabemos sobre la epidemiología de la fiebre amarilla y la distribución de sus insectos vectores, tanto urbanos como rurales. Aportó a su control al caracterizar la vacuna y la permanencia en el tiempo de anticuerpos en los vacunados. Estudió brotes y recomendó normas y buenas prácticas para su manejo. Aisló, por primera vez en Colombia, el virus del dengue y estudió la primera epidemia descrita en el mundo de encefalitis equina en humanos. Identificó un nuevo virus, el Guaroa, y mostró como las infecciones que causaba eran asintomáticas. En parasitología sus aportes fueron muy importantes. Publicó trabajos sobre Leishmania y Plasmodium, pero seguramente sus investigaciones más significativas fueron con los tripanosomas.” El académico Sánchez Torres también se refiere, como lo hace Boshell Samper, a la descripción del “agente que llamó Trypanosoma ariarii, el que más tarde fuera reconocido como el mismo (o variante cercana) del Trypanosoma rangeli, identificado previamente en Venezuela. Describió su ciclo biológico y el vector que lo transmitía y logró cultivarlo en el laboratorio. En ese campo un suceso excepcional, casi de novela, muestra otro aspecto de su altruismo apasionado. Él y sus colegas plantearon una hipótesis, a saber, que el Trypanosoma ariarii infectaba al humano, pero no causaba enfermedad. Este hecho era de gran importancia médica y podría tener implicaciones para una eventual vacuna para combatir al muy virulento Trypanosoma cruzi agente de la enfermedad de Chagas.”[2] De fino, y en ocasiones sarcástico humor, hay numerosas historias sobre su quehacer como profesor universitario. Mi entrañable y sentido amigo Efraím Otero Ruiz relata un episodio ocurrido cuando Efraím era estudiante de medicina que describe bien esta faceta muy particular de Hernando Groot: “Pues bien, en ese ambiente oscuro y sacramental (era un salón con pocas ventanas cubiertas de pesadas cortinas oscuras en el segundo piso de la parte norte del antiguo claustro, bordeando la calle10a.) estábamos una mañana revisando nuestras láminas cuando uno de mis compañeros, un vallenato no por cierto brillante, excepto para imitar los bongoes y las guacharacas con las tapas de los pupitres cuando cantaba sones de su tierra natal, le grita de golpe con voz aguda al profesor Groot: -Doctooor …no veo! Hernando se acerca pacientemente a la mesa de trabajo y al microscopio del “invidente”, revisa las cosas y de golpe, con su voz estentórea pero calmada le replica, como para que todos pudiéramos oír: -“La trilogía de su fracaso estriba en que el microscopio no tiene luz, la placa está al revés y está mirando con el lente de inmersión!”
Figura gigante de la medicina colombiana, Hernando Groot fue un verdadero científico, a la vez que un educador y un humanista a la manera del Renacimiento. Un científico, es decir un hombre de ciencia en la más pura expresión, porque si entendemos ciencia, vocablo derivado del latín scientia que significa conocimiento, como un sistema ordenado de conocimiento derivado de la observación de los fenómenos naturales, y al científico como el que utiliza el método científico, Hernando Groot es el paradigma. Cuán difícil calificar a un gran hombre. Cabe citar una frase de Bertolt Brecht, el gran dramaturgo alemán quien, y esto pocos lo saben, hizo hasta media carrera de medicina en la Universidad de Münich: “Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles”. Yo ví a Hernando Groot luchando hasta el último día en que le fue posible acudir a esta Academia, de la cual pasa a la historia como un miembro insigne, y es imprescindible puesto que su obra lo hace inmortal. Porque la grandeza de un hombre reside en la integridad de su actuar, en la observación de valores que son ejemplo para los demás, en esa capacidad que lo lleva siempre a encontrar lo bueno, a lograr la excelencia y con su personalidad inspirar y promover el hacer individual y colectivo y aplicar una filosofía de vida orientada a la búsqueda del bienestar y la salud de los demás. Tal fue Hernado Groot.Hernando Groot deja una honda huella imborrable en la medicina colombiana y latinoamericana. Los que tuvimos la fortuna de estar a su lado seremos los guardianes de su memoria y su figura se acrecentará con el paso de los años para iluminar, con brillo singular, a las nuevas generaciones médicas.
* Fred L. Soper es una figura legendaria de la medicina preventiva y la salud pública en las Américas. Nació en 1893 en Hutchinson en el estado de Kansas, Médico de la Universidad de Chicago y Doctor en Salud Pública de Johns Hopkins, trabajó siempre con la Fundación Rockefeller, especialmente en Brasil. En Colombia estuvo vinculado a la campaña de erradicación de la fiebre amarilla, la cual dirigió el profesor Luis Patiño Camargo. Fue el primer director de la recientemente reorganizada Organización Panamericana de la Salud. Murió en 1977 en su tierra natal, Kansas.
[1] Boshell Samper J. Hernando Groot Liévano (1917-2016). Biomédica 2016;36:650-2.
[2]Wasserman M. Un ‘Héroe de la Salud’: Hernando Groot Liévano 1917 – 2016 Rev. Acad. Colomb. Cienc. Ex. Fis. Nat. 2017; 41(158):137-140