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El 20 de agosto de 2020 la Academia de Medicina y el Colegio Máximo de las Academias de Colombia, invitaron a una conferencia del Sr. Luis Almagro, Secretario General de la Organización de los Estados Americanos (OEA), para recibir sus conceptos y orientaciones en los momentos de pospandemia. Se esperaba oír hablar a un líder de todas las américas sobre las bases que deberíamos tomar los países latinoamericanos para enfrentar nuestro resurgimiento. Desde Washington y por medios virtuales, se presentó con una sencillez que impresionó, creo, a todo el auditorio de las academias de Colombia. Con un acento sureño, muy típico de Uruguay, su país natal, comenzó la conferencia con una elocuente prudencia, valorando y sopesando cada palabra, cada frase, dada la táctica en el lenguaje que un personaje como él debe tener al hablar de frente ante tan convulsionado continente. Advirtió que su deseo era que le hicieran preguntas y así establecer diálogo; por tanto, fue parco en su introducción.
Cuando ya entró en materia, fue la oportunidad que dio para recibir las primeras preguntas de los académicos. La última le dio la oportunidad, pensamos, para hablar con franqueza sobre nuestra situación social, dando a entender que si esto no se arregla, posiblemente tendremos muy serias dificultades para salir de este terrible momento. Fue una elocuencia de conceptos de justicia social. Rápidamente llegó a la profundidad del tema y abordó la situación de inequidad y desigualdad que hay en nuestros países. Hizo la comparación de Uruguay, que demuestra las mejores tasas de igualdad social y, aun así, no puede compararse siquiera con cualquier país europeo. Se esperaba que hablara sobre teorías económicas y experiencia de investigación sobre la hacienda y el crecimiento de nuestros países, el comercio, el sistema bancario, etc. pero dijo, en cambio, en forma simple y muy emocionada, que cada país deberá ir “casa por casa y persona por persona para dar los servicios sociales requeridos” y repitió: “Ir a buscarlos a la casa”. Prosiguió: “Al que más tiene, que genere riqueza con función social”. Además, exigió la “máxima responsabilidad del que más sabe” y quiso terminar dejando un lacónico mensaje: “es una responsabilidad clave”. A esto no hubo preguntas pareciendo que todos los asistentes comprendieron que un buen resurgimiento para los países americanos es, definitivamente, la equidad e igualdad en los derechos civiles y humanos.
¿Por qué un personaje de esa alcurnia y autoridad se centró en estos conocidos aspectos? Pensamos que es su principal angustia, que América acabe con esa terrible, atávica y secular situación social que nos divide a todos y nos impide ver un horizonte despejado. Al final, dejó también el mensaje que los pobres sean menos pobres y los que tienen más ayuden a los primeros. Dejó el mensaje subliminal que América está por debajo de países asiáticos y aun africanos en este sentido. Gracias Sr. Almagro.
Academia Nacional de Medicina.