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Ingreso a la Sociedad Colombiana de Historia de la Medicina de la profesora Marta Cecilia Bustamante de la Ossa, licenciada en Física. Astrofísica, PhD y POSTDOC en Epistemología e Historia de las Ciencias de la Universidad de París. Investigadora e historiadora.
Una ilustre científica es el miembro más reciente de la Sociedad Colombiana de Historia de la Medicina. La Dra. Bustamante fue galardonada en 2021 por la Academia Francesa de Ciencias por sus aportes a la investigación de la física cuántica, consignados en su libro “A L´AUDE DE LA THÉORIE DES QUANTA”, o “En los albores de la teoría cuántica” donde rescató manuscritos inéditos, previamente desechados, en los cuales se identificaba cómo llegó a Francia la revolucionaria teoría de la física cuántica en el siglo XX; y en el que invirtió 17 años de trabajo. La Dra. Bustamante se encuentra actualmente escribiendo un libro sobre Jacques Salomon, físico francés emparentado con la familia de Marie Curie y fue justamente en una visita a la Academia en 2023 que surgió el tema de su charla.
Marie Curie es una figura emblemática en la historia de la ciencia, pero su vida y obra a menudo son presentadas de manera estática. El análisis de la Dra. Bustamante busca contextualizar su legado y actualizar la comprensión de su trabajo en el ámbito de la física teórica y experimental, especialmente en Europa a principios del siglo XX. Curie fue una inmensa experimentadora, continuando la tradición experimental que caracterizaba la física y la química en Francia.
A pesar de la resistencia de la extrema derecha en Francia, Curie recibió su segundo Premio Nobel, está vez en Química en 1911, el primero le fue otorgado en Física junto a su esposo Pierre. Ese mismo año, participó en el primer congreso internacional dedicado a la teoría cuántica, donde fue la única mujer presente entre figuras como Einstein, Planck, Rutherford y Henri Poincaré, el más grande matemático del siglo XX. Este congreso fue crucial para la aceptación del concepto de “quantum”, proveniente de la física cuántica, marcando un hito en la historia de la ciencia.
Su trabajo se enmarca en una época en la que la ciencia estaba en plena revolución cuántica y revolución relativista, con el surgimiento de nuevas teorías en física que Curie llevó al terreno de la práctica. Su carrera se sitúa en un contexto de guerras y cambios sociales, especialmente durante la Primera Guerra Mundial, que marcó un punto de inflexión en la ciencia europea y mundial, donde la austeridad y las dificultades eran moneda corriente.
Maria Salomea Skłodowska o Madame Curie, nació en Varsovia en 1867, en un ambiente intelectual que la preparó para el éxito. Su padre, profesor de matemáticas, y su madre, educadora, fomentaron un ambiente de aprendizaje que le permitió afrontar las adversidades de su condición femenina en una sociedad que limitaba el acceso de las mujeres a la educación superior.
A pesar de que la universidad estaba restringida a las mujeres en Polonia, Maria Salomea buscó alternativas a finales del siglo XIX, asistiendo a un grupo clandestino que promovía la educación de las masas. En 1891, se trasladó a Francia, donde comenzó a estudiar en un sistema universitario que lentamente empezaba a abrirse a las mujeres. Aunque enfrentó muchos obstáculos, su elección de la física, las matemáticas y la química la llevó a destacarse en un campo en el que otras mujeres no se aventuraban.
Tradicionalmente, los estudiantes provenían de grandes liceos nacionales y continuaban su formación en renombradas escuelas de educación superior. Ella se formó en la Facultad de Ciencias de París, con maestros provenientes de estas grandes escuelas. Sus estudios se centraron en la física y química experimental, con un trabajo sobre el magnetismo y las propiedades magnéticas de diferentes aceros con el profesor Gabriel Lippmann, futuro Premio Nobel de Física.
Su encuentro con Pierre Curie, un especialista en magnetismo fue decisivo tanto en su vida personal como profesional. El matrimonio con Pierre Curie, en 1895, marcó el inicio de una colaboración científica y dio origen a una dinastía de investigadores que aún hoy en día permanece. Marie, además de su rol como madre y esposa, decidió continuar su carrera investigadora, preparando una tesis de doctorado en física que la llevaría a dedicarse completamente a la investigación científica. Su enfoque en los rayos invisibles y radiaciones la situó en la vanguardia de la microfísica.
Durante su carrera, la investigación sobre el átomo y sus componentes, como los electrones y los rayos X, estaba en auge. Curie se convirtió en una pionera en este campo, haciendo descubrimientos que no solo impactaron la ciencia de su tiempo, también establecieron las bases para futuras generaciones de científicos.
En 1896, cuando el concepto de átomo era aún teórico, el físico francés Henri Becquerel comenzaba investigaciones sobre la fluorescencia de las sales de uranio. Se preguntaba si este fenómeno tenía relación con los rayos X, descubiertos recientemente mediante el tubo de rayos catódicos. Su trabajo llevó a la identificación de un nuevo tipo de radiación, que llamó “rayos de Becquerel”, emitidos por el uranio, los cuales podrían afectar placas fotográficas incluso en la oscuridad.
Marie Curie se unió a esta línea de investigación para su tesis doctoral, buscando confirmar si los rayos eran específicos de las sales de uranio. Ampliando sus estudios, encontró que la pechblenda (uraninita), un mineral compuesto de dióxido de uranio emitía radiaciones más intensas. Pierre Curie se une a ella desarrollando instrumentos para cuantificar las capacidades ionizantes de las sales de uranio en un laboratorio rudimentario en la Escuela Superior de Física y Química en París donde realizaron sus experimentos.
Marie Curie se propuso aislar el principio activo de la pechblenda, lo que implicaba procesos de purificación. En 1898, logró descubrir dos nuevos elementos: el polonio y el radio, siendo el primero nombrado en honor a Polonia, la tierra natal de Marie. Además, identificó la radioactividad del torio y estableció que el radio emitía luz sin necesidad de energía externa, sentando las bases para el concepto de radioactividad.
Este descubrimiento cuestionó la noción de que el átomo era indivisible, ya que demostraba que podía emitir partículas. Con ello, el concepto de radioactividad natural se consolidó. Aunque la idea del átomo estaba en discusión en la comunidad científica, el trabajo de Curie sugería que el átomo era más complejo de lo que se pensaba.
Los avances de Marie Curie marcaron el inicio de la era atómica. Su hija, Irène, más tarde demostraría que la radioactividad podía ser producida artificialmente, lo que tendría implicaciones importantes para la ciencia y la tecnología. Los cuadernos de investigación de Curie, conservados en la Biblioteca Nacional de Francia, reflejan su meticuloso trabajo y la evolución de sus hipótesis.
Con la llegada de la Primera Guerra Mundial, el mundo científico se puso a disposición de los intereses de la nación. Marie Curie aplicó sus conocimientos en radiología, el gobierno la ubica en la Cruz Roja y trabaja para establecer servicios radiológicos en hospitales militares, contribuyendo significativamente al cuidado de los heridos. Su esposo había fallecido en 1906 y ella se había convertido además de una científica reputada, en el símbolo del feminismo francés.
Curie promovió el desarrollo de unidades fijas y móviles de rayos X, conocidas como “carros radiológicos”, que permitían realizar radiografías en el campo de batalla. En su libro “La Radiologie” publicado en 1920, detalló su funcionamiento y la importancia de la radiología en la medicina militar, permitiendo a los cirujanos localizar proyectiles y mejorar los tratamientos quirúrgicos. Durante la guerra, la radiología aún era una disciplina emergente. Curie enfatizó la necesidad de formación especializada y la importancia de la tecnología para el bienestar de los soldados heridos. Su trabajo ayudó a establecer la radiología como una práctica médica esencial.
Promovió el uso de la radiología no solo como una herramienta médica, sino también como una responsabilidad social del Estado hacia los ciudadanos afectados por la guerra. Consideró que la ciencia debía servir al bien público y a las necesidades emergentes de la sociedad.
Hubo un antes y un después tras la guerra, también en la historia de la ciencia y la medicina y Marie Curie fue parte de ello. Su legado sigue presente.
El comentario de orden estuvo a cargo de Helena Groot de Restrepo, microbióloga y genetista. Presidenta de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas Físicas y Naturales, directora del Laboratorio de Genética Humana de la Universidad de los Andes y Académica Honoraria de la Academia Nacional de Medicina. La Dra. Groot en su perfil sobre Marie Curie destacó su profunda dedicación al conocimiento y a la humanidad. Su compromiso con el perfeccionamiento personal y el progreso social como un hilo conductor en su vida, reflejando los valores que aprendió desde su infancia en Polonia.
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La intervención completa de las Dras. Bustamante y Groot en
MARIE CURIE O LA CONSTRUCCIÓN DE UN MITO
Nota. Victoria Rodríguez G. Comunicaciones Academia Nacional de Medicina