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Por: Remberto Burgos de la Espriella.

Recibo con inmensa alegría la decisión de gratuidad en educación superior. Beneficia al 99% de los estudiantes de la Universidad de Córdoba. Que mejor estas palabras de presentación al libro de su Rector.

Recuerdo esa mañana calurosa en el Concejo de Montería. Los que recibíamos la Medalla Elías Bechara Zainum, reconocimiento especial que la duma entregaba a un grupo de cordobeses por la labor educativa desempeñada durante la vida. Escuchaba atento las palabras de la presidente del Concejo. Hablaba sobre la importancia y la trascendencia que la educación significaba para la ciudad y para la región. Dos Universidades serán condecoradas: La Universidad del Sinú y la Universidad de Córdoba. Tenían un vaso comunicante muy fuerte: Elías Bechara Zainum, el inolvidable y romántico soñador monteriano quien dejó las primeras lágrimas en las dos instituciones educativas.

Ese día conocí a Jairo Torres Oviedo quien como Rector del Alma Mater de los cordobeses recibiría la Medalla. Cuando colocaron la mía y sin pensarlo, pedí autorización para intervenir. Sin libretos, espontaneo, – no quería dejar pasar la oportunidad- de hablarles con respeto a los concejales. Mirándolos de frente les hablé del Rio Pactolo e hice la analogía con el Rio Sinu. Les decía recorriéndolos con la mirada que el Rey Midas, cuando la hija se convirtió en estatua de oro y se dio cuenta de la desmedida ambición que lo había condenado, se arrepintió. Los dioses para perdonarlo le ordenaron que debía bañarse en el Rio Pactolo. Así, el encanto desaparecería y todo lo que tocara dejaría de ser oro. Hoy en ese recinto, imploraba arrodillado a los Dioses de la transparencia y de la pulcritud que fuese obligatorio para nuestros funcionarios en Córdoba, antes de posesionarse, bañarse en el Rio Sinú. Este desde el Paramillo, con propiedades heredadas del Rio Pactolo y con remolinos de decencia recibiría la ambición por el dinero y el oro que hipnotizaba tantos principios de los funcionarios públicos. Se comprometerían trabajar y responder a la confianza que los electores en ellos habían depositado.

Esa mañana asoleada me despedí del Rector Torres Oviedo y en su mirada asertiva sabía que había encontrado un aliado para luchar contra la corrupción que nos ha estigmatizado como ciudad, como región, y avergonzado como conglomerado.

A Jairo Torres Oviedo nada se lo han regalado. Es un símbolo de la meritocracia. Nació en uno de los barrios populares de Montería. De aguda inteligencia y motivación social, entendió, desde pequeño que las mejores protestas son las que se consiguen con el ingreso a la sociedad del conocimiento. Estudiante de colegios públicos y su pregrado en la Universidad de Córdoba. Licenciado en Sociales y luego la espiral ascendente en su formación: Maestría y Doctorado en Filosofía.

Dicen que los establecimientos educativos son como la preñez en las mujeres. El alumbramiento de la madurez emocional se da cuando uno de sus hijos ocupa la dirección. El paso por el estrecho canal del parto son las dificultades y obstáculos que hay que superar para llegar al final del túnel. Jairo Torres Oviedo fue el primer egresado elegido como rector. Tuve reservas en el 2015 por esa elección: cambios en la fecha, retiros de integrantes del consejo superior, no era el preferido de los estudiantes. Pero los temores se fueron disipando con hechos y quizá la mejor de todas gestiones en la Universidad de Córdoba se logró durante el periodo de Torres Oviedo. Llega a la presidencia de SUE Caribe y desde allí su visión de liderazgo se consolida y proyecta a escala nacional.

Llevábamos dos meses de pandemia por el COVID-19 y veía con preocupación los semestres académicos del 2019.El espiral de la tragedia del SARS-Cov-2 apenas empezaba a soplar. Atolondrados todos los ciudadanos estábamos confinados. Le envié al Rector Torres esta pregunta: ¿cómo ayudo? Su profunda respuesta me conmovió: “mercados y conectividad” ¡Los nutrientes del cuerpo y del alma! De los 18.000 estudiantes de la Universidad de Cordoba,12 mil pertenecen a los estratos 1,2 y 3. Hacen parte de esas familias de los 23 millones de colombianos pobres que no saben que hay tres comidas al día y que muchas veces el sueño de hambre les alivia el apetito. Esos cerebros que crecieron enflaquecidos en la infancia y que su mejor reconstituyente, tardío, es la educación.

Cada vez que veo un árbol de Ñipi-ñipi recuerdo a los estudiantes de la Universidad de Córdoba. La alumna quien vive cerca de Puerto Escondido, vereda Tierradentro, donde la brisa sabe a pescado virgen del Canalete y adherente a la virtualidad improvisada. Su padre campesino le acondicionó un estudio entre las resistentes ramas del árbol de ñipi, sitio donde por la altura lograba entrar la mejor señal del celular, y no faltar a la clase de la no presencialidad. Los bríos de esta muchacha por entrar a la sociedad del conocimiento. Ojalá ella, siga el ejemplo de Jairo y algún día sea Rector de la Universidad. Que orgullo me daría Daniela, su carácter, sus ganas. Cuanta falta nos hace el acceso universal a internet gratuito o por lo menos en los sitios públicos de las cabeceras municipales para que nuestros muchachos entren a la globalización.

Hace unas semanas recibí una llamada reclamándome porque apoyaba la candidatura de Jairo Torres para un segundo periodo como rector. “No sabes lo que estás haciendo” decía mi interlocutor. “Este hombre es de izquierda”. Dejé que hablara y solamente le respondí:” apoyo a las personas que se comportan bien y no me interesan en que orilla ven pasar el mundo”. La esencia de la democracia: pluralidad y respeto. El dialogo y las palabras, como los hechos, no tienen color. El deshonesto o el ladrón no se mimetiza por el traje político. Son corruptos sea de derecha, centro o de izquierda y el estado debe sancionarlos con rigor. Conocí de cerca el Proyecto Torres para este segundo periodo y sé que llevará a nuestra Alma Mater a ser la primera universidad de cuarta generación del país. El ágora del centro de pensamiento regional que modula y enriquece los proyectos del ente territorial.

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Remberto Burgos de la Espriella ha sido Presidente de la Asociación Colombiana de Neurocirugía, Presidente Honorario de la Federación Latinoamericana de Neurocirugía y Miembro de Número de la Academia Nacional de Medicina de Colombia.

FUENTE: KIENYKE

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