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En su columna del diario El Tiempo, el Académico Fernando Sánchez Torres, hace una reflexión sobre el conflicto moral que representa el aborto, y sostiene que el criterio biológico es imposible de compaginar con el ético, así el conflicto moral seguirá vigente. La primera parte de esta columna puede leerse en La legalización del aborto
En relación con el aborto deliberado, y con ánimo de tranquilizar la conciencia de tirios y troyanos, se ha tratado de conciliar lo biológico con lo ético. Por ejemplo, el eticista norteamericano Michael D. Bayles, en su obra Reproductive Ethics, considera que el estatus moral del producto de la gestación puede considerarse con tres criterios distintos:
1) Criterio conservador. A partir del momento de la concepción, el ser que se inicia adquiere el derecho a vivir. Por eso provocar el aborto es éticamente ilícito.
2) Criterio liberal. Ni el embrión ni el feto tienen derechos, es decir, carecen de estatus moral. Por lo tanto, interrumpir el embarazo deliberadamente en cualquier momento no tiene ninguna implicación ética.
3) Criterio moderado. El nuevo ser tiene un estatus moral progresivo, de acuerdo con el desarrollo biológico. Puesto que solo a partir de las 28 semanas de gestación el feto adquiere viabilidad (equivalente a que puede vivir desconectado de la placenta), el aborto antes de este tiempo es éticamente válido si existen razones específicas. Después de este tiempo no es correcto interrumpir el embarazo ni hablar de aborto, sino de parto prematuro o pretérmino, confusión o imprecisión que acompañó a la sentencia C-355 de 2006 de la Corte Constitucional, y que se ha prestado para sumir a los médicos en situaciones de perplejidad ética y de conflictos técnicos.
El biólogo Clifford Grobstein (Science & Unborn, 1988), profesor emérito de la Universidad de California, siguiendo la misma línea conciliatoria de Bayles, propuso 5 periodos biológicos para poder adjudicar un estatus moral al producto de la concepción:
1) Periodo preembrionario, que va desde el momento de la fecundación hasta el final de la segunda semana, cuando aún no hay simbiosis, o contacto íntimo con la madre.
2) Periodo embrionario, comprendido entre las semanas tercera y octava, cuando, según el autor, “el embrión como persona es aún inactivo, siendo una carne viviente con muy poca muestra de espíritu”.
3) Periodo fetal temprano, de la novena a la vigésima semana.
4) Periodo fetal intermedio, de la vigésima a la trigésima semana.
5) Periodo fetal tardío, de la trigésima primera semana hasta el término, que ocurre cuando se completan 40 semanas de gestación.
Según este criterio biológico, Grobstein acepta que solo cuando se llega a los periodos 4 y 5 el feto adquiere sus plenos derechos. Cuando se alcanza la viabilidad, es decir, la capacidad de sobrevivir fuera del claustro materno, adquiere estatus respetable o valor social (a partir del periodo 4).
Como puede verse, tal enfoque se presta para alimentar el pluralismo moral que existe en torno del aborto. A este respecto, los norteamericanos C. Wood y A. Westmore (Cl. Obstet. Gynaecol., 12:911, 1985) manifiestan que el estatus ético del producto de la concepción en sus primeras etapas está determinado por la conciencia y el estado intelectual y emocional de cada persona. Por su parte, el filósofo Daniel Callahan, reconocida autoridad en asuntos de bioética, asume una posición moderada al aceptar que el feto no califica como una persona y por lo tanto carece de un estatus moral pleno. El feto, para él, es una forma valiosa e importante de vida humana, y acepta que tiene un estado moral parcial (Biomedical Ethics, 445, 1991).
Los moralistas a ultranza han rechazado estos conceptos, aduciendo que la moral no puede fragmentarse. Para el derecho canónico, el aborto es en esencia moralmente malo y es castigado con la excomunión latae sententiae, es decir, ipso facto (Canon 1398). Viéndolo bien, el criterio biológico es imposible de compaginar con el criterio ético y, por lo tanto, el conflicto moral seguirá vigente, haciendo irreconciliables las posturas. Igual ocurre con el criterio legal si se acepta, como debe aceptarse, que no todo lo legal es moral, ni todo lo moral es legal. Ante esta realidad, la discusión que suscita el tema del aborto provocado difícilmente desembocará en un acuerdo entre las partes en conflicto. Es uno de aquellos asuntos que al debatirse emiten mucho calor pero irradian muy poca luz.
El Dr. Fernando Sánchez Torres es Médico cirujano, académico, escritor y artista plástico renombrado por sus virtuosos trabajos enfocados en medicina y arte.