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La Academia Nacional de Medicina y la Sociedad Colombiana de Historia de la Medicina organizaron una sesión conjunta para hablar del pasado, el presente y el futuro del Hospital San Juan de Dios con expertos en su historia y su presente. 

El Hospital San Juan de Dios siempre ha estado ligado a la historia de la medicina en Colombia. Todos en la medicina en Colombia son hijos del San Juan de Dios, de forma directa o indirecta, como señaló el presidente de la Sociedad Colombiana de Historia de la Medicina, Dr. Zoilo Cuéllar Montoya. 

El Dr. Raúl Esteban Sastre Cifuentes, médico especialista en cirugía plástica  y director del Departamento de Cirugía de la Universidad Nacional, hizo un recorrido pormenorizado de la historia del San Juan de Dios desde su fundación.  Desde el Concilio de Nicea, el emperador Constantino dispuso que toda catedral que se construyese en el mundo cristiano debería albergar enfermos para que se pudieran cumplir los Principios de la Caridad de San Pablo. Para la iglesia, el ciudadano pobre era visto como una especie de intermediario ante Dios y aquellos con más recursos podían ganar indulgencias antes de morir donando sus bienes para llegar al cielo, lo que explicaba porque contaban con tantos recursos para construir iglesias y hospitales. 

El arzobispo Fray Juan de los Barrios en 1538 fundó el primer hospital en Santa Fé, el Hospital de San Pedro. Su manejo se encomendó posteriormente a la orden de San Juan de Dios por mandato de Felipe III, disposición que se mantuvo por 200 años entre 1635 y 1835. En 1723 el rey Felipe V, por iniciativa del fraile Pedro Pablo de Villamor, aprueba la construcción de una nueva sede que debería albergar más pacientes y ser independiente. El convento hospital que empezó a funcionar en 1739 fue llamado de Jesús María y José pero los enfermos lo llamaban “de San Juan de Dios” como la orden religiosa.  Inició así su expansión llegando a ocupar 200 camas y un área especial para la atención de mujeres. 

Durante la Revolución de los Comuneros en 1781 el virreinato empezó a alojar soldados y tropas dentro del hospital, convirtiéndose en una especie de hospital militar, lo que alteró el propósito inicial por el que fue creado ocasionando protestas de la orden religiosa. El Rey Carlos IV dispuso entonces que se creara un hospital militar paralelo y apoyó el surgimiento de una escuela de medicina en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, proyecto que duró poco pues en 1810 se dió el Grito de Independencia. Establecida la República, el General Francisco de Paula Santander funda la Universidad Central en 1826 y en 1835 decreta el fin de la exclusividad de los hermanos hospitalarios dentro del hospital. 

Los años posteriores la población empieza a ser distribuida de acuerdo a su condición. Los enfermos agudos y heridos a los hospitales, los leprosos a los leprosarios, los ancianos  “achacosos” a casas de refugio, los ociosos son reclutados o llevados a presidios, y los locos encerrados. La compasión se había hecho a un lado. A mediados del siglo XIX surge la figura del médico José Félix Merizalde que impulsa el uso de las vacunas, propone la construcción de lazaretos y da forma a las Juntas de Sanidad para manejar las epidemias con condiciones más apropiadas de higiene.

En 1842, el general José Hilario López y los liberales radicales, cierran la Universidad Central pues consideran que las universidades y los títulos restringen el libre ejercicio de las profesiones, además se emite la ley de desamortización de bienes de manos muertas que consistió en la venta de tierras, inmuebles y censos que estaban controlados por el clero. Esto afectó severamente la economía del hospital que apenas iniciaba un largo recorrido de épocas difíciles a nivel económico. 

En 1867 se fundó la Universidad Nacional de los Estados Unidos de Colombia. La escuela de medicina y el Hospital de Caridad pasan a la Universidad Nacional que traía los preceptos de la medicina francesa. En 1869, durante el gobierno de Manuel Murillo Toro, se crea la Beneficencia de Cundinamarca y el hospital pasa a ser administrado por la Beneficencia bajo el cuidado de las hermanas de la Caridad de la Orden de Tours, Francia. Con el apoyo de la Universidad Nacional el hospital entra en una era científica a comienzos del siglo XX. Era una época en la que ya se hablaba de virus, bacilos  e infecciones y buena parte de los profesores se habían educado en el exterior. El hospital estaba a la vanguardia con procedimientos revolucionarios que ya se practicaban en Europa y con tecnología que había hecho su aparición poco antes como la radioscopia y la radioterapia.

Un terremoto que ocurrió en 1917 ocasionó que una obra paralela que se conocía como “Proyecto de La Hortúa” fuera impulsada por la Beneficencia para la creación del nuevo hospital. Esta nueva sede se construyó entre el año 1920 a 1926, en el lugar que ocupa hasta el día de hoy. El hospital albergó nuevas especialidades médicas segmentadas por clínicas; la clínica quirúrgica, la clínica obstétrica, la clínica de órganos de los sentidos, la clínica de vías urinarias, la clínica dermatológica, la clínica de enfermedades tropicales, entre otras, que fueron agregándose con los años. También, un sanatorio para enfermedades mentales y un pabellón dedicado a laboratorios. 

En la década del 40, cambia el modelo académico predominantemente francés a un modelo norteamericano impulsado por la Misión Médica de George Humphreys. Modelo que se traslada también a la arquitectura de las nuevas construcciones, los procedimientos médicos y la tecnología adquirida. El hospital permaneció a la vanguardia con innovaciones reconocidas a nivel internacional en las siguientes décadas. En el San Juan de Dios, surgió el programa conocido mundialmente como “madre canguro” en 1978, premiado por la Organización Mundial de la Salud, la bolsa de laparotomía conocida como “Bolsa de Bogotá” y el Laboratorio de Inmunología con la producción de vacunas sintéticas. 

Historias del San Juan

El Académico y profesor Fernando Sánchez Torres, con más de 90 años de vida y un extenso recorrido profesional, tuvo la oportunidad de conocer de primera mano la historia de este hospital, referente en salud en Colombia. Inicialmente como estudiante de medicina de la Universidad Nacional en la década del 50 y años después como director del hospital y del Instituto Materno Infantil.  Sus remembranzas, hacen parte de un folleto publicado por la Universidad Nacional en 1979 llamado “Itinerario de una drama” que recoge las columnas publicadas por el Dr. Sánchez en el períodico El Tiempo relacionadas con el hospital. 

El hospital fue durante varias décadas un centro médico, una escuela científica y un hospital que entrenaba a especialistas y estudiantes de medicina, convirtiéndose en uno de los mejores centros hospitalarios de América. Con la llegada de la tecnificación, la salud se hizo más costosa y empezaron a surgir los primeros problemas financieros. 

Para 1972, la política y la medicina se mezclaron en una época de agitación social  causando confrontaciones entre aquellos trabajadores del hospital que mostraban su inconformidad por el retraso en el pago de un aumento de sueldo decretado meses antes, -apoyados por algunos estudiantes de medicina-, y aquellos que promovían el funcionamiento normal del hospital que había sido interrumpido por las protestas. El profesor Sánchez Torres, en ese momento representante del profesorado ante el Consejo Universitario y director del Instituto Materno Infantil denunció los hechos ante el consejo. La crisis se agudizó y para 1975, el hospital a cargo de la Beneficencia de Cundinamarca no tenía cómo responder a trabajadores, médicos y pacientes. Por ser un hospital público que acogía a los más humildes no contaba con los recursos suficientes para su sostenimiento, unido a la falta de previsión con que históricamente se ha manejado la salud pública en Colombia. Ante el pedido de auxilio a la Beneficencia por parte del Dr. Sánchez, la respuesta fue su destitución. 

Señala el Dr. Sánchez, que aunque la constitución indica que la salud es un derecho y que el estado debe velar y responder por ella, la ausencia de un adecuado plan integrado de atención hospitalaria dentro del complicado engranaje de la salud pública  ha hecho que los hospitales siempre hayan funcionado como ruedas sueltas. En los años posteriores hubo intentos por mantener el hospital a flote. La Universidad Nacional y la Beneficencia de Cundinamarca firmaron un convenio que no alcanzó a solventar el déficit económico cada vez más grave, posteriormente la Universidad se hizo cargo pero también la aquejaban problemas económicos. Fue entonces que el Ministerio de Salud impulsó la creación de una fundación pero el hospital ya era un enfermo en estado terminal y las soluciones solo eran cuidados paliativos. Sucesivos períodos de cierres temporales culminaron con el cierre definitivo el 29 de septiembre de 2001. 

Después de varios años de estancamiento, procesos legales y olvido, ahora empieza una nueva etapa que busca su reapertura. 

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Intervenciones completas en: 

FORO: PASADO, PRESENTE Y FUTURO DEL HOSPITAL SAN JUAN DE DIOS DE BOGOTÁ

Nota. Victoria Rodríguez G. Comunicaciones Academia Nacional de Medicina

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