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Charla a cargo de Camilo Noguera Pardo. Abogado, director del Instituto de Ciencias Morales y Artes Liberales de la Universidad Sergio Arboleda, doctor en Humanidades y Bioética.
La conferencia hace parte de un capítulo breve que ha formado parte de una investigación en curso que lleva seis años, enfocada en cómo el hiperconsumo digital afecta la salud cognitiva y, por ende, el desarrollo humano. La premisa central es que la salud cognitiva es esencial para el desarrollo humano, y que la intensificación global del uso de tecnologías como smartphones, internet, videojuegos, redes sociales y realidad virtual ha causado daños en esta área.
La investigación sugiere que diversas teorías presuponen que los ciudadanos son cognitivamente sanos, una suposición que de acuerdo con Noguera Pardo, resulta falsa dada la evidencia de deterioro cognitivo. Este problema es evidente en los menores de edad, quienes están particularmente vulnerables al hiperconsumo digital, lo que lleva a la necesidad urgente de regular esta situación.
La falta de regulación efectiva del hiperconsumo digital se debe a la ausencia de normas bioéticas, bioderechos o neuro-derechos vinculantes que puedan abordar y limitar este problema. La exposición digital excesiva no cuenta con restricciones que se basen en principios éticos establecidos, lo que agrava el daño cognitivo.
El capítulo se divide en dos partes: la primera explora los daños neuronales del hiperconsumo digital y la segunda propone un camino para su regulación. Esta regulación se basaría en la integración y especificación de principios bioéticos dentro del marco del bioderecho y el neuroderecho, disciplinas que podrían aportar soluciones vinculantes para proteger la salud cognitiva.
La investigación comenzó en 2018 con un estudio posdoctoral en la Universidad del Bosque, enfocándose en la protección de la salud cognitiva en menores a través de la limitación del consumo digital. Este estudio se basó en las críticas de Byung-Chul Han sobre el hiperconsumo digital y en investigaciones médicas, y culminó en una propuesta de resignificación de los principios bio jurídicos de integridad y vulnerabilidad.
Posteriormente, realizó una segunda investigación posdoctoral bajo la dirección de Darryl Macer y Eric Valdés, publicada en 2019. Esta investigación amplió el enfoque inicial, incorporando las teorías de Günter Anders y sus ideas sobre la obsolescencia del hombre. La tercera investigación, dirigida por Alejandro Castaño y publicada en 2023, continuó desarrollando y especificando los principios para limitar el hiperconsumo digital. Este estudio se centró en propuestas concretas para regular el impacto de la tecnología en la salud cognitiva de los menores.
La teoría de la pandemia neuronal de Byung-Chul Han sostiene que la sobreexposición digital provoca un desgaste mental generalizado, que se manifiesta en trastornos como la depresión, el trastorno por déficit de atención, trastorno límite de personalidad. Han argumenta que esta nueva “pandemia neuronal” resulta de la sobreabundancia de estímulos positivos.
Günter Anders, por su parte, introduce el concepto de obsolescencia del hombre, sugiriendo que la interacción con la tecnología ha llevado a una devastación de la capacidad humana. También introduce la idea de “pluralismo interiorizado”, que refleja cómo la exposición a múltiples mundos ha desorientado al ser humano, dejándolo sin un referente claro.
Otro libro referenciado por el conferencista es “Demencia Digital” de Manfred Spitzer, que aborda como la exposición digital reduce la capacidad cognitiva y dificulta la formación del cerebro en los jóvenes.
En cuanto a la regulación, se propone crear un “neuroderecho” para la protección de la salud cognitiva. Este nuevo derecho, basado en principios de integridad y vulnerabilidad, buscaría fortalecer la protección de menores y exigiría advertencias sobre los riesgos de la exposición digital, promoviendo una mayor responsabilidad en el uso de tecnologías digitales.
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Intervención en: ICEB – INTELIGENCIA ARTIFICIAL, SALUD Y BIOÉTICA. UNA REALIDAD INMINENTE
Nota. Victoria Rodríguez G. Comunicaciones Academia Nacional de Medicina