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El estar en estados de ingravidez, permite y somete al cuerpo a crear mecanismos mecánicos y neuro endocrinos que busquen la adaptación; teniendo como efecto ante el paciente la situación de primero sufrir un “descondicionamiento”, el cual conduce a una pérdida significativa de masa ósea y muscular, cambios hormonales, así como modificaciones de parámetros cardiovasculares importantes; en datos significativos, no se puede clasificar una posible hipertensión arterial con el octavo comité de las guías Americanas a un astronauta, pero permite ser una guía. La razón válida es que las fuerzas de presión cambian en la estación espacial.

Si hablamos de la población general, que esté menor de 60 años, el comité de la medicina general y guías americanas, recomienda tratamiento farmacológico para reducir la presión arterial diastólica por debajo de 90 mmHg. A pesar de que la evidencia es menor, también recomiendan iniciar tratamiento para disminuir la presión arterial sistólica por debajo de 140 mmHg.

En un astronauta la frecuencia cardíaca aumenta después del vuelo y se observó que la presión arterial era más baja al estar en la tierra, teniendo como criterio que un paciente fuera del espacio se le debe atender su presión arterial sistólica si esta en 130 mmHg.

La ingravidez en el espacio induce inicialmente un aumento en el volumen sistólico y el gasto cardíaco, acompañado de presión arterial sin cambios o levemente reducida. No está claro si estos cambios persisten durante meses de vuelo.

Ver artículo completo Riesgos Hipertensión arterial en microgravedad

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