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De 1.010 estudiantes evaluados, 584 evidenciaron trastorno de atención, hiperactividad o ambos, con otras comorbilidades que complican el panorama. La cifra es muy alta si se compara con la literatura que existía hasta este momento. Esta serie de características podría ser una realidad cada vez más común en las familias bogotanas, según lo evidenció un estudio de la Universidad del Rosario liderado por el académico correspondiente y miembro del Comité Científico de la revista MEDICINA, Alberto Vélez Van Merbeeke, director de la investigación, y del grupo de Neurociencias de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud en el que se encuestaron a 1.010 niños de la ciudad. Esta información fue recogida del diario El Tiempo de la capital colombiana. Todos los casos son únicos y sus manifestaciones son distintas. Unos son impulsivos, otros bruscos, otros demasiado afectivos, pero lo importante es diagnosticarlos a tiempo, dicen los expertos.

La muestra fue significativa. Bogotá puede llegar a tener un índice muy alto de casos de trastornos por déficit de atención e hiperactividad. Las entrevistas fueron hechas a estudiantes de entre 5 y 12 años de colegios públicos y privados de Bogotá. Según el experto Vélez Van Meerbeke, el déficit de atención e hiperactividad se presenta desde muy corta edad y puede ir acompañado de otras dificultades como trastornos de aprendizaje, de oposición desafiante, de conducta, ansiedad, depresión, desorden afectivo bipolar y el síndrome de Gilles de la Tourette que se caracteriza por la presencia de tics físicos y vocales. En la muestra analizada, el 25,1 por ciento de los estudiantes presentó el trastorno asociado a la dificultad para poner atención (inatención) y el 8,5 por ciento resultó hiperactivo. El trastorno mixto (inatento e hiperactivo) se evidenció en el 24,2 por ciento de los escolares. Como es habitual, estos dos síndromes fueron identificados más en niños que en niñas, según Vélez, esto es congruente con lo que hasta ahora se ha reportado, que es alrededor de tres niños por una niña.

Uno de los aportes de la investigación se relaciona con el estudio del déficit de atención desde el punto de vista epidemiológico y genético, es decir, que además de lo clínico, tuvo en cuenta la historia, los antecedentes, las condiciones generales del paciente y los factores sociales, ambientales y biológicos que pueden interferir en el diagnóstico. El estudio encontró que dentro de la muestra existe una relación familiar entre padres e hijos con trastorno de atención. Esta investigación, según sus participantes, es importante en el contexto de la búsqueda de un aprendizaje de calidad porque un niño que padezca algunos de estos comportamientos va a tener consecuencias negativas en su desempeño académico pero también en sus relaciones interpersonales. Según los investigadores, si todo se detecta a tiempo se podrán hacer correctivos pedagógicos y médicos que contribuyan a mejorar esta condición en los niños. Otro estudio colombiano de hace más de una década (1), con un grupo más pequeño de niños antioqueños mostró una prevalencia mucho menor al estudio de la Universidad del Rosario Por esto es necesario realizar estudios más amplios de muestren mejor esta preocupante realidad.

1.Cornejo JW, Osío O, Sánchez Y, Carrizosa J, Sánchez G, Grisales H, et al. Prevalencia del trastorno por déficit de atención-hiperactividad en niños y adolescentes colombianos. Rev Neurol 2005; 40: 716-22.

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