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Imagen: Ilustración Luisa Rivera “Cien años de soledad” 50 aniversario.
Intervención de la Académica Marta Lucía Tamayo, médica genetista en el marco del “Foro Gabriel García Márquez a 10 años de su partida” que se llevó a cabo en la Academia Nacional de Medicina.
Gabriel García Márquez siempre reconoció la influencia fundamental de las mujeres en su vida y obra. En la literatura mencionó a Virginia Woolf y Sherezade, la relatora icónica de Las mil y una noches, y en la vida real muchas, partiendo desde su madre, Luisa Santiaga Márquez Iguarán, quien era una narradora nata y figura inspiradora en su hogar, hasta su esposa Mercedes Barcha Pardo. García Márquez encontró en ellas no solo apoyo emocional sino también fuente de inspiración literaria. La relación con su madre fue crucial, marcada por la transmisión de historias y valores, a pesar de las dificultades económicas que enfrentaron como familia. Este vínculo materno se refleja en sus obras, con personajes femeninos fuertes y sabios como Úrsula Iguarán de “Cien años de soledad”.
Mercedes Barcha, su compañera de toda la vida, fue descrita siempre como su musa y apoyo constante. Gabo supo desde temprana edad que ella sería su esposa, se casaron en 1958, resistiendo distancias y desafíos económicos. García Márquez afirmó en varias ocasiones que sin el apoyo de Mercedes, sus obras más icónicas como “Cien años de soledad” no hubieran sido posibles.
Otras mujeres influyeron en la vida y literatura de García Márquez. María Luisa Elío y su esposo fueron importantes en la decisión de publicar “Cien años de soledad”, proporcionando apoyo moral y literario crucial en los primeros años de su carrera.
En cuanto a su obra literaria, García Márquez exploró a fondo temas como la explotación y la resistencia a través de personajes femeninos como la Eréndira de “La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y su abuela desalmada”. Esta novela retrata la transformación de una víctima vulnerable en una figura de resistencia, criticando la explotación y la hipocresía de la sociedad. La relación disfuncional entre Eréndira y su abuela es un microcosmos de las dinámicas sociales y de poder que García Márquez explora a lo largo de su obra.
En “Cien años de Soledad”, Úrsula Iguarán se presenta como el eje matriarcal no solo de su familia, sino también de toda la comunidad de Macondo. Su longevidad simboliza resistencia y estabilidad económica, siendo un pilar fundamental frente a las adversidades. Úrsula encarna sabiduría y resiliencia, destacando su tenacidad y su influencia determinante en el destino de los Buendía.
Remedios, conocida como la Bella, representa un contrapunto de pureza y belleza que atrae tanto amor como tragedia. Su presencia impacta a todos y es un símbolo de inocencia en un mundo de corrupción y sufrimiento, creando una conexión casi divina que trasciende lo terrenal.
Rebeca es introducida como una figura enigmática que perturba las dinámicas familiares al llegar a Macondo con costumbres peculiares, como comer tierra. Su historia con José Arcadio Buendía hijo es intensa y apasionada, marcada por la tragedia y la soledad, temas recurrentes en la obra de García Márquez.
Pilar Ternera, conocida por su libre espíritu y habilidades como vidente, juega un papel crucial en la vida de los Buendía. Su figura maternal y su capacidad para prever el futuro la convierten en una figura mítica que influye en las generaciones venideras de Macondo.
En “El amor en los tiempos del cólera”, Fermina Daza encarna el amor paciente y la fidelidad, contrastando amor apasionado con estabilidad matrimonial. Su relación con Florentino Ariza explora la evolución del amor a lo largo del tiempo, mostrando cómo el sentimiento puede sobrevivir a las pruebas más difíciles.
En “Crónica de una muerte anunciada”, Ángela Vicario se enfrenta a las expectativas sociales y al honor familiar, destacando la presión cultural sobre la virginidad y el papel de la mujer en la comunidad. Su historia continúa después del trágico evento que define la narrativa, mostrando su vida más allá de ese momento crucial.
En “Del amor y otros demonios”, Sierva María de Todos los Ángeles es una figura enigmática atrapada entre la religión y las supersticiones, marcada por la locura y el amor prohibido con el sacerdote Cayetano Delaura. Su historia desafía las normas sociales y religiosas, explorando temas de inocencia y pureza frente a la crueldad de la sociedad.
En “Los funerales de la mama grande”, representa la tradición e historia familiar en el universo de Gabo. La matriarca poderosa y autoritaria en la sociedad.
En “La hojarasca”, Isabel representa la voz narrativa -junto a su hijo- que inicia la saga de Macondo, mostrando el pensamiento y los recuerdos dentro de un entorno dominado por la soledad y el amor. La abuela, madre de Isabel representa nuevamente la sabiduría y experiencia. Personajes que ayudan a establecer el tono y la temática que García Márquez desarrollaría en obras posteriores.
Los personajes femeninos en las obras de García Márquez, principales y secundarios no solo reflejan la complejidad humana, sino que también sostienen las narrativas con su fuerza, sabiduría y determinación frente a las circunstancias adversas. Cada uno aporta una dimensión única que enriquece la comprensión del mundo mágico y realista que el autor creó en sus novelas.
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La presentación completa en:
FORO: GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ A 10 AÑOS DE SU PARTIDA: UNA VISIÓN GLOBAL
Nota. Victoria Rodríguez G. Comunicaciones Academia Nacional de Medicina.