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Intervención del Dr. José María Maya Mejía, en la sesión sobre Competencias del médico general de la Academia. El Dr. Maya es médico, Magíster en Salud Pública, Magíster en Dirección Universitaria, con estudios de pregrado en filosofía y sociología. Director médico y profesor universitario.
Para el Dr. Maya, el proceso formativo de los médicos no culmina en el momento de su graduación, sino que se evalúa cuando ingresan al sistema de salud y comienzan a prestar servicios. En este punto, se observa si los médicos han alcanzado las competencias necesarias y si el aprendizaje ha sido significativo. Es crucial identificar en qué áreas han tenido éxito y en cuáles han fallado. El enfoque en competencias debe incluir conocimientos, habilidades, actitudes y valores, comenzando por competencias básicas que son similares a las de otros profesionales y luego abordando competencias específicas para el ámbito de la salud.
Es esencial que los estudiantes de medicina, al igual que los de otras disciplinas, desarrollen competencias en “conocer, ser y hacer”, con un énfasis en el aprendizaje significativo. Esto incluye aplicar el conocimiento a situaciones reales y también aprender a servir, es decir, compartir solidariamente lo aprendido con la sociedad. Este enfoque ha sido respaldado por documentos como el Consejo de Lisboa en el año 2000, que subraya la importancia de desarrollar primero competencias generales y luego específicas para el ámbito médico.
Muchos estudiantes ingresan a las facultades de medicina muy jóvenes, a veces con solo 15 o 16 años, y llegan con una formación básica previa. La escuela de medicina debe encargarse de completar esta formación, no solo académica sino también en términos de valores y habilidades. La formación debe preparar a los futuros médicos no solo para un desempeño profesional adecuado, sino también para una vida satisfactoria, evitando que la medicina se convierta en una carga o tortura.
En la formación de los médicos generales, se ha identificado una falta en el desarrollo de habilidades críticas como el análisis y la síntesis. Muchos estudiantes no llegan con la capacidad adecuada para analizar y leer críticamente la literatura médica. La introducción de la medicina basada en evidencia ha mejorado esta situación, permitiendo a los estudiantes evaluar críticamente la información médica y aplicar un enfoque más riguroso en su formación.
Para el Dr. Maya, otra área importante de mejora es la capacidad de trabajar en equipo, respetando la igualdad entre los miembros de los diferentes profesionales de la salud y aprendan a colaborar efectivamente con ellos. La jerarquía tradicional en las instituciones de salud a menudo obstaculiza este trabajo en equipo y no valora adecuadamente las contribuciones de otros profesionales.
La identificación, formulación y resolución de problemas es otra competencia fundamental que debe desarrollarse en los médicos. Cada paciente presenta un nuevo desafío, y los estudiantes deben aprender a evaluar la información, formular hipótesis y confirmar diagnósticos sin recurrir a exámenes rutinarios innecesarios. Esta habilidad es clave para evitar la subutilización o sobreutilización de pruebas y mejorar la calidad de la atención médica.
La comunicación es una competencia esencial que a menudo se ve afectada por la dificultad de los estudiantes de medicina para establecer diálogos efectivos con colegas, pacientes y familiares. Los problemas de salud mental en estudiantes de medicina han aumentado, y una de las causas puede ser la falta de habilidades comunicativas. Mejorar estas competencias puede ayudar a resolver problemas emocionales y facilitar una formación más saludable y efectiva. Además, la resiliencia es una competencia importante que debe ser desarrollada en los estudiantes de medicina para enfrentar adversidades durante su formación. La capacidad de superar dificultades y mantener el bienestar emocional es crucial en una profesión que puede ser demandante y estresante.
Aunque la medicina siempre ha sido considerada una profesión humana, la conciencia sobre la necesidad de humanización en la formación es ahora más importante que nunca. Esta humanización debe comenzar desde la etapa educativa, fomentando un enfoque más empático y comprensivo en la formación de los futuros médicos. La calidad del trato y la exigencia académica deben equilibrarse para evitar que los estudiantes perciban la formación como maltrato.
Uno de los desafíos que enfrentan los estudiantes en su formación clínica es la resolución de dilemas éticos. Durante su práctica en campos clínicos, a menudo se enfrentan a situaciones de sufrimiento humano que requieren decisiones difíciles. Un ejemplo significativo es la dificultad que experimentan los estudiantes con respecto a la eutanasia, un tema complejo que a veces no se aborda adecuadamente en la formación académica. Es esencial que los estudiantes aprendan a manejar estos dilemas desde el inicio de su formación mediante el análisis de casos y el acompañamiento de docentes capacitados.
Los estudiantes deben aprender a enfrentar problemas prácticos y éticos, así como a comprender el contexto social y comunitario de sus pacientes. En particular, se debe enfatizar la necesidad de los médicos generales de comprender el ecosistema del paciente, incluyendo su entorno social y laboral, para mejorar la atención integral.
La colaboración entre las escuelas de medicina y las instituciones de salud es fundamental para una formación efectiva. Muchas veces, las instituciones de salud no se comprometen plenamente con la formación de los estudiantes, lo que resulta en una preparación deficiente. Es necesario establecer alianzas más estrechas y responsables entre hospitales y universidades para mejorar la calidad de la formación médica, compartiendo la responsabilidad de educar a los futuros médicos. Los estudiantes observan y aprenden no solo de lo que se les enseña formalmente, sino también de las prácticas y actitudes que encuentran en los hospitales. Por ello, es vital que los profesionales de la salud en los entornos clínicos actúen como modelos positivos, promoviendo buenas prácticas y comportamientos éticos.
El Dr. Maya señala que la integración de la tecnología en la formación médica es crucial. Los estudiantes deben aprender a utilizar tecnologías básicas, para mejorar sus habilidades diagnósticas y resolutivas. La tecnología no debe reemplazar al médico, sino complementar sus capacidades, y los estudiantes deben entender su papel en la resolución de problemas de salud.
Se debe promover una mayor capacidad de autorregulación en los médicos para mantener la autonomía en su práctica profesional. El sistema de salud también debe hacer un esfuerzo para reconocer y apoyar a los médicos generales, ofreciendo una remuneración adecuada y estímulos para que permanezcan en las comunidades donde trabajan. Es esencial que los médicos generales se sientan valorados y vean el impacto positivo de su trabajo en las comunidades a las que sirven.
La educación médica debe enfocarse en preparar a los futuros médicos para manejar pacientes con varias patologías y crónicos, y no solo para tratar casos agudos.
El compromiso con la formación médica debe ser compartido entre las escuelas, hospitales y el sistema de salud en general. La academia, junto con las organizaciones de salud, debe trabajar para garantizar que los estudiantes reciban una formación integral que les permita enfrentar los desafíos de la práctica médica con competencia y empatía.
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Participación en: COMPETENCIAS DEL MÉDICO GENERAL EN COLOMBIA
Nota. Victoria Rodríguez G. Comunicaciones Academia Nacional de Medicina