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Académico Honorario Roberto Vergara Támara (1925-2016)
Nació en Sincelejo el 15 de enero de 1925, en las épocas que pertenecía al departamento de Bolívar, no al actual de Sucre. Desde muy joven se trasladó a Cartagena, graduándose de bachiller en el Colegio Universitario de San Pedro Claver, por lo que siempre se le consideró cartagenero. Pero luego se establecería en Bogotá, desde que cursó sus estudios de medicina en la Universidad Javeriana, graduándose en 1951 con una tesis declarada meritoria sobre hemorragias uterinas, lo que dio inicio a su vocación de ginecólogo, especialidad que completó con brillo en el Hospital de la Samaritana, afiliado a la Javeriana. Este importante centro educativo y su hospital universitario San Ignacio, ya que el primer servicio que prestó dicha institución –todavía en obra negra- fue una consulta externa de gineco-obstetricia en combinación con la clínica de maternidad de La Providencia, y allí estuvo de primero el doctor Vergara como especialista. Había sido jefe de clínica ginecológica en La Samaritana, y ocupó el mismo cargo en el departamento de Obstetricia y Ginecología de la Facultad de Medicina de la Universidad Javeriana, en la cual fue profesor por varios años, hasta 1967. En 1974 ingresó a la Academia Nacional de Medicina como correspondiente, con un trabajo que era una continuación de su tesis de grado, pero esta vez con el análisis de 1484 biopsias endometriales en hemorragias uterinas. Se dedicó por completo a su ejercicio en la Clínica de Marly, donde fue directivo y destacado especialista por el resto de su vida. También fue director científico de la Clínica David Restrepo. Pasó a miembro de número en 1980, con un análisis sobre la cirugía ginecológica en los hospitales de la capital colombiana. Hace pocos años fue designado académico honorario, disertando en esa oportunidad sobre temas de fecundación y fertilización in vitro. Se refirió a un tema estudiado por biólogos, bioeticistas y teólogos, que es objeto de discusión: el momento en que el producto de la concepción se puede considerar un ser humano. Opinó que “así como se dice que la muerte del tallo cerebral es el criterio para la determinación de la vida, el inicio de la vida es cuando este se forma (entre las 6 y las 10 semanas)”. Su comentarista, el académico Zoilo Cuéllar, consideró por el contrario que era un ser humano con todos sus derechos, a partir del mismo momento de la fertilización del óvulo. Aunque el profesor Vergara atendía partos como todos los demás, se distinguió como hábil cirujano ginecológico, practicando difíciles técnicas para el tratamiento del cáncer uterino; también trabajó en fertilidad. Vergara Támara fue fundador y presidente de la Sociedad Colombiana de Obstetricia y Ginecología, y primer presidente de la Federación de Sociedades (FECOLSOG), además de miembro de sociedades internacionales de la especialidad como FLASOG y FIGO. En la junta directiva de la Academia de Medicina, ocupó los cargos de Secretario y de Vice Presidente. En sus mejores épocas de docente y especialista, escribió numerosos trabajos de su especialidad, que aportaron en su momento al conocimiento de la ginecología. Hasta aquí el profesional. Transcribimos una referencia a su afición por la poesía, escrita por Efraim Otero en sus “Versos Melánicos”, donde además se refiere a su esposa Clemencia Restrepo de Vergara: Conociendo yo por muchos años la desmedida afición de Roberto (por ese entonces Vice-Presidente de la Academia) por su paisano el “Tuerto” López, y recordando amables tenidas poéticas que habíamos celebrado en su casa o en su finca de Gachancipá, me atreví a soltar, a modo de comentario, el siguiente soneto: Este varón, que se llamó Roberto -funcionario formal de la Academia- “carta cachaco” puro, sin anemia, Y en ginecobstetricias un experto, Por fin le ha dado por hablar del Tuerto Sin halagos, sin ira, sin blasfemia, Activando la lírica hiperemia Que en nosotros evoca el vate muerto. Cuando olvida un poema, muy contrito -como rogó Jerusalén a Tito- Este galeno audaz pide clemencia… Y Clemencia le trae el libro, al punto, Mientras se ríe a solas el difunto ¡Con su luciferil maledicencia!
Académico de Número Hernando Forero Caballero (1925-2016)
Nació en Pasca (Cundinamarca) el 5 de mayo de 1925. En 1953 se graduó de médico en la Universidad Nacional con una tesis sobre “Persistencia del conducto arterioso”. Se especializó en pediatría en el Hospital de la Misericordia y en cirugía pediátrica en el Touro Infirmary de New Orleans, afiliado con la escuela de medicina de Louisiana State University. Organizó el servicio de cirugía pediátrica del Hospital de la Misericordia, como Jefe de Clínica Quirúrgica y fue fundador del servicio de cirugía neonatal en el Instituto Materno Infantil de Bogotá. Ocupó cargos directivos en los hospitales de San Juan de Dios y de San José, en la capital de la república. Entre 1960 y 1990 fue profesor titular de su especialidad en la Universidad Nacional, donde luego fue designado profesor emérito y maestro universitario. Cofundado de la Asociación Panamericana de Cirugía Pediátrica, fue presidente de la sociedad colombiana correspondiente, en 3 oportunidades. En 1977 ingresó como miembro correspondiente a la Academia con un trabajo sobre tumores abdominales en el niño, y en 1980 ascendió a miembro de número con su investigación sobre obstrucción del tracto digestivo neonatal. En la Academia, fue secretario durante el bienio presidencial de Efraim Otero. Fue presidente de la Academia de Historia de Cundinamarca, y también perteneció a la Academia Colombiana de Historia y a la Sociedad Colombiana de Historia de la Medicina. Fue miembro emérito de la American Academy of Pediatrics, Sociedad Colombiana de Pediatría, Colegio Colombiano de Cirujanos, Academia Patriótica Antonio Nariño, Sociedad Bolivariana de Colombia y de la Academia de Historia de Bogotá. Fue autor de numerosos artículos científicos y de los libros: “Obstrucción del tracto digestivo neonatal”, “Evolución histórica de la medicina en Santa Fe de Bogotá”, “Indígenas de la Nueva Granada”, “Patología Quirúrgica Neonatal de alto riesgo”, “Fundamentos sociológicos de la medicina primitiva”, “Urgencias en cirugía”, “Programa de entrenamiento de cirugía pediátrica “, “Desarrollo histórico y cultural de Cundinamarca”, “Dinámica sociológica e independencia de la gran Colombia”, “ Momentos Históricos de la Medicina Colombiana”. Anecdóticamente, fue compañero de bachillerato del Nóbel Gabriel García Márquez en el Colegio de Zipaquirá, a quien luego visitó en Barranquilla en una oportunidad, siendo Gabo periodista de “El Heraldo” de esa ciudad. Era una persona sencilla, bondadosa, culta, especialista egregio y servidor de los pobres, ya que su vida la pasó entre universidades, academias y hospitales públicos.
Académico Honorario Alfonso Ocampo Londoño (1923-2016)
Nació en Manizales el 22 de septiembre de 1923 y a sus 93 años falleció en Cali, siendo uno de los pilares de la educación en el Valle del Cauca. Por más de 70 años, este médico de profesión volcó su vida al sector de la educación en el Departamento del Valle. Ocampo Londoño era egresado del Colegio Berchmans de Cali y médico de la Universidad de Antioquia, en 1947; especialista en cirugía general y educación médica de la Universidad de Cornell en la ciudad de Nueva York; tenía un PhD en ciencias del Columbia College, SC; además de un MSc en administración de la Universidad del Valle. En esta última institución se destacó por promover una educación universitaria integral y la transmisión de conocimientos especializados, para abarcar un panorama cultural amplio y actualizado. Fue fundador de la Facultad de Medicina de la Universidad del Valle y rector de este centro universitario. Además, fue el gestor de la construcción de su sede Meléndez, obra que contó con el respaldo del entonces presidente de la República Carlos Lleras Restrepo. El doctor Ocampo Londoño también fue el primer director del Hospital Universitario Evaristo García. Estuvo al frente de la creación de la Universidad Icesi, donde además se desempeñó como rector y fue fundamental para su posicionamiento. Fue agregado educativo de Colombia en la OEA y fundador de la FES. Exministro de Salud y de Educación en la administración de Alberto Lleras Camargo, aportó su conocimiento y experiencia en estas carteras. Por sus méritos personales, y como exministro de salud, fue nombrado Miembro Honorario de la Academia Nacional de Medicina en 1980, Escribió como columnista en El País de Cali desde el año 1978 y durante 35 años expuso su opinión sobre diferentes temas de interés local y nacional. Fue Presidente de la empresa papelera Propal y director del Icetex. También impulsó la creación de la Corporación Universitaria para el Desarrollo Empresarial y Social, Cudes, la cual nació como una alternativa educativa para los empleados de compañías ubicadas en el centro, el oriente y el norte de Cali que no tuvieran la posibilidad de trasladarse hasta el sur, donde se concentran la mayoría de las instituciones de educación superior de la ciudad.
Académico correspondiente Fernando Gómez Rivas (1931-2016)
El académico Fernando Gómez-Rivas, un cirujano cardiotorácico nacido en Bogotá, en 1931, murió el viernes, 12 de agosto en su casa en Aventura, Florida, a la edad de 85. Obtuvo su título de médico en la Universidad Nacional de Colombia en 1956. Después de especializarse en cirugía general, se desempeñó como profesor asistente en la misma universidad, como docente en el Hospital San Juan de Dios de Bogotá. Ingresó a la Academia como Miembro Correspondiente en 1966. En la década de 1960, hizo una serie de operaciones innovadoras, incluyendo los primeros reimplantes de una pierna (1962) y de una mano (1963); hizo el primer trasplante de riñón en Colombia, con el académico y nefrólogo Enrique Carvajal Arjona. El 19 de febrero de 1965, Alberto Troncoso, de 32 años (estudiante de Economía de la Universidad La Gran Colombia), fue sometido al procedimiento que salvó su vida y acabó con una insuficiencia renal crónica. Poco después de estos éxitos pioneros, el Dr. Gómez se trasladó a los Estados Unidos con su esposa -la médica Consuelo Gómez-Núñez-, y en ese país hizo entrenamiento adicional en los hospitales Cook County en Chicago y Henry Ford en Detroit, así como en las universidades de Temple y en la de Hahnemann en Filadelfia. El Dr. Gómez obtuvo la certificación americana en las especialidades de cirugía general, cirugía vascular y cirugía cardiotorácica y finalmente se instaló en Narberth, PA, donde realizó la enseñanza y la práctica de la cirugía en hospitales universitarios (Temple, Hahnemann, Robert Wood Johnson y Cooper), con una larga y notable permanencia en el Centro Deborah para Corazón y Pulmón. Cuando se retiró, se trasladó a Aventura, FL, y fue autor de dos libros: Raíces Boyacenses: Genealogías (con Rafael Roa Medina, 2003) y Federico Rivas Frade (1999), una antología de la poesía de su abuelo materno. Al morir dejó varios hijos y nietos, quienes residen en los Estados Unidos.