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La académica Martha Lucía Tamayo tiene una pregunta para el académico Carlos Álvarez.
Por todas las redes sociales y noticias están diciendo que el ministro de salud afirmó que la vacuna Sinovac, China, que le están aplicando a los adultos mayores, tiene mejor efectividad si la segunda dosis se aplica 56 días después, y no 98 como se había planeado inicialmente. En su concepto ¿qué tan cierto es esto? ¿qué tan acertado? ¿Sí muestra la evidencia una mejor respuesta de anticuerpos esperando 56 días para la segunda dosis? ¿Hay una diferencia significativa?
Contestación. ¿Por qué no espaciar más la segunda dosis de vacuna de virus inactivado Sinovac para SARSCoV2 & Covid19 en adultos mayores?
1) No se pueden comparar los estudios de vacunación hechos en personas entre 18 y 65 años que tienen un sistema inmune competente con los adultos mayores.
2) El sistema inmune también envejece. El fenómeno de inmuno-senecencia hace que los adultos mayores respondan menos a las infecciones y a las vacunas, además de a la generación de memoria inmune de largo plazo.
3)Las células específicas del virus inducidas por la primera inmunización son de poca frecuencia y de baja afinidad, por lo tanto, una segunda inmunización cercana rescata estas células y ayuda a generar memoria inmune.
4) El principio de la vacuna, virus muerto, y el vehículo acompañante, hacen que esta vacuna no tenga una entrega del producto de forma larga y sostenida.
Comenta el académico Juan Manuel Anaya.
Argentina creó su propia ELISA y todos los estudios se llevan a cabo con el mismo método. Aquí todavía discutimos si es teórico o si sirve para política pública. O peor, esperamos a ver qué hacen “allá” que podamos adaptar acá. Otra discusion que hay que poner en el tapete es el uso de vacunas adenovirales y sus implicaciones. No obstante, independientemente de la vacuna, el mensaje que quisiera transmitir es: pensemos por y para nosotros y hagámoslo. Las capacidades existen. Las otras fichas del rompecabezas también. ¿Cómo juntarlas?
Académico Luis Eduardo Fandiño.
Muy interesante este diálogo entre científicos experimentados de nuestra Academia de Medicina, los cuales ya han probado grandes capacidades para realizar en la práctica y con buenos resultados muchos dilemas complicados de salud. Debe ser empeño nuestro apoyarlos de diversas maneras.
Ahora les contamos una bonita historia e ironía del destino:
Hace más de 80 años, en Grecia, 60 mil judíos vivían pacíficamente en Salónica. Era una comunidad vibrante y valiosa. La mayoría de estos judíos trabajaban en el puerto. Tanto es así que el puerto de Tesalónica incluso estuvo cerrado el sábado, por ser el Shabat. Allí también vivieron y estudiaron grandes rabinos eméritos. Todos pasaban el rato y se llevaban bien. Pero el 2 de septiembre de 1939, en vísperas del estallido de la 2da Guerra Mundial, fue en esta gloriosa comunidad donde el terror nazi surgiría de repente. El 6 de abril de 1941, Hitler invadió Grecia para asegurar su frente sur antes de lanzar la famosa Operación Barbarroja y su gran ofensiva contra Rusia. De los 60 mil judíos en Salónica, alrededor de 50 mil serán exterminados en el campo de concentración de Birkenau en un triste tiempo récord. La masacre de los judíos de Grecia fue breve pero intensa. Muy pocos tendrían la oportunidad de sobrevivir. Pero entre los supervivientes había una familia conocida como Bourla. Y después de la guerra, en 1961, nació un hijo en esta familia milagrosa en los campos.
Sus padres lo llamaron Israel, Abraham. Creció y estudió veterinaria en Grecia. Un estudiante brillante, Abraham obtendrá su doctorado en biotecnología reproductiva en la escuela de veterinaria de la Universidad Aristóteles en Salónica. A los 34 años decidió mudarse a Estados Unidos. Cambia su primer nombre Abraham a Albert y conoce a una mujer judía llamada Myriam, quien luego sería su esposa. Juntos tendrán 2 hijos. En Estados Unidos, Albert se integró a la industria médica. Progresó muy rápidamente y se incorporó a una empresa farmacéutica donde se convirtió en “Director General”. El pequeño Abraham (Albert) ascendió de rango y consiguió su nombramiento como director ejecutivo (CEO) de esta empresa en 2019. A lo largo del año Albert decide dirigir todos los esfuerzos de la empresa para intentar encontrar una vacuna contra un nuevo virus que acaba de atacar al mundo. Realiza grandes esfuerzos financieros y tecnológicos para lograr su objetivo. Un año después su trabajo fue bien pagado. La OMS (Organización Mundial de la Salud) valida la autorización de su empresa para producir la tan esperada vacuna. Su vacuna se distribuirá en varios países entre ellos Alemania, que cuenta miles de muertos por la pandemia. Irónicamente, esta vacuna que salvará la vida de millones de personas en todo el mundo, incluidos muchos alemanes, fue dirigida e impulsada por un pequeño judío de Salónica, hijo de sobrevivientes del Holocausto de quienes la mayoría de su gente fue exterminada por la Alemania nazi. Por eso Israel se convirtió en el primer país en recibir la vacuna. En memoria de sus abuelos y de sus padres que dieron a luz a Israel-Abraham Bourla, conocido hoy como Albert Bourla: CEO de Pfizer.
Si. Merecido. Hay que reconocerle que la vacuna se haya distribuido también a Alemania, sin rencores. Porque la barbarie nazi contra los judíos no debe trascender por generaciones. Esas cosas no deben heredarse. Bella historia.