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De acuerdo a estadísticas de la Organización Panamericana de la Salud, (OPS), cada año más de 700.000 personas se quitan la vida en el mundo, y por cada suicidio consumado hay muchas tentativas de suicidio. Solamente en Colombia  los casos de suicidio aumentaron 9 % en lo que va corrido del 2021, representando la tercera causa externa de muerte, en el país. En promedio, 8 personas se suicidan al día, de acuerdo con datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE).

Este 10 de Septiembre se conmemora en el mundo el Día de la Prevención del Suicidio, y los especialistas alertan sobre el incremento paulatino en la tasa de suicidios, en lo que va del 2021. Especialmente en países de ingresos bajos y medianos, pues el 77% de los suicidios se produce en estos países.

El lema para este 2021 es “Crear esperanza a través de la acción”, refleja la necesidad de una acción colectiva para abordar este problema urgente de salud pública. Todos nosotros, familiares, amigos, compañeros de trabajo, miembros de la comunidad, educadores, líderes religiosos, profesionales de la salud, funcionarios políticos y gobiernos, podemos tomar medidas para prevenir el suicidio en la Región.

 

Grupos de riesgo

Si bien el vínculo entre el suicidio y los trastornos mentales (en particular, la depresión y el consumo de alcohol) está bien documentado en los países de altos ingresos, muchos casos se dan en personas que lo cometen impulsivamente en situaciones de crisis en las que su capacidad para afrontar las tensiones de la vida, como los problemas económicos, las rupturas de relaciones o los dolores y enfermedades crónicos, está mermada.

Además, se ha demostrado suficientemente que vivir conflictos, catástrofes, actos violentos, abusos, pérdida de seres queridos y sensación de aislamiento puede generar conductas suicidas. Las tasas de suicidio también son elevadas entre los grupos vulnerables y discriminados, como los refugiados y migrantes; los pueblos indígenas; las personas lesbianas, homosexuales, bisexuales, transexuales e intersexuales; y los reclusos. El principal factor de riesgo es, con diferencia, un intento previo de suicidio.

La OMS ha elaborado una guía para prevenir el suicidio denominada LIVE LIFE («Vive la vida») en el que se recomiendan las siguientes intervenciones de eficacia demostrada que se basan en la evidencia:

  • restringir el acceso a los medios utilizados para suicidarse (por ejemplo, los plaguicidas, las armas de fuego y ciertos medicamentos);
  • educar a los medios de comunicación para que informen con responsabilidad sobre el suicidio;
  • desarrollar en los adolescentes aptitudes socioemocionales para la vida;
  • detectar a tiempo, evaluar y tratar a las personas que muestren conductas suicidas y hacerles un seguimiento.

Estas medidas se deben acompañar de intervenciones básicas como un análisis de la situación, la colaboración multisectorial, la sensibilización, la creación de capacidad, la financiación, la vigilancia, y el seguimiento y la evaluación.

Y lo más importante quitar el velo de estigmatización, que hay alrededor de las enfermedades mentales, que disuade a muchas personas de buscar ayuda, porque no se habla abiertamente del tema. Falta sensibilización, no se le ha dado la importancia que debería tener como problema para la salud pública. Hasta hoy, solo unos pocos países han incluido la prevención del suicidio entre las prioridades de sus políticas de la esfera de la salud y solo 38 han notificado que cuentan con una estrategia nacional de prevención específica.

 

FUENTE: ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD (OMS)

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